Es un hecho interesante de nuestra historia lo ocurrido entre el 20 y 26 de enero de 1835. El volcán de Cosigüina (en la República de Nicaragua, que queda en una saliente hacia la entrada del Golfo de Fonseca) hizo erupción de forma continua durante varios días. Las autoridades regionales en Nacaome brindaron un informe de la misma al gobierno del Estado de Honduras (parte de la federación centroamericana), el cual se reprodujo en varios periódicos del exterior y los cuales sirven de fuente. En este caso, lo tomamos del Rutland Weekly Herald del 11 de mayo de 1835:
Ciudadano Ministro General del Gobierno Supremo del Estado: El día 20 del presente mes, a las 6 con treinta minutos de la mañana, se pudo observar una nube sobre la cima llamada Cosigüina que se elevó en forma piramidal, con tantos matices y de tal densidad, que inmediatamente dedujimos que se trataba de una erupción volcánica. A cierta altura se separaba en dos partes iguales, una extendiéndose sobre la cima de Conchagua, y la otra hacia la cima de Pespire.
Los efectos del fenómeno fueron siendo más notorios los próximos días. El cielo se oscureció por la ceniza y comenzó a caer la misma. Es importante ver que trataban de lidiar con un fenómeno aterrador calmando a la población y tomando medidas comunitarias de mitigación y protección:
…pensaron necesario el reunir a los habitantes con el propósito de tomar medidas apropiadas para la emergencia. Las únicas que se habían tomado hasta ahora eran el tratar de mojar el polvo, ya que creemos que este es el más perjudicial para la salud, y proveerles suministros a las personas. En ambos proyectos los habitantes han apoyado con prontitud, así como con sus servicios personales y pecuniarios, mientras se considera qué otras medidas de normas y salubridad se pueden establecer.
Este fenómeno duró varios días. En todo momento se mantuvo el orden entre la población, a pesar he haber una capa de ceniza de más de 20 centímetros de espesor sobre todo el territorio. El efecto en la vida silvestre se fue volviendo más manifiesto conforme avanzaba el tiempo sin mejoras de condición:
…El día 24, al amanecer, aunque un poco claro, se vio oscurecido considerablemente por los vapores que abundaban en la atmósfera y por los remolinos de polvo que se elevaban con el más ligero viento. Los días 25 y 26 siguieron de manera similar. Nuestros suelos y edificios estaban cubiertos por 7 u 8 pulgadas de la materia pulverizada ya mencionada, entre la que se encuentran todo tipo de aves sofocadas. Algunos cuadrúpedos de los bosques han buscado refugio en este pueblo, y los ríos llenos de la misma sustancia han dejado en las orillas una enorme cantidad de peces en estado aletargado y algunos muertos.
Esta erupción fue parte de un movimiento geológico de la falla del Pacífico (placas marítimas de Cocos y Nazca con las de tierra firme). Charles Darwin (a bordo del HMS Beagle) observó la erupción del volcán Osorno (ubicado en el sur de Chile) el 19 de enero de 1835, llegando a la siguiente conclusión:
Me asombré más aún al llegar a mí noticias de que la gran erupción del Cosigüina, 2700 millas al norte del Aconcagua, erupción acompañada de un terremoto que se hizo sentir en un radio de 1000 millas, había tenido lugar seis horas después. Es difícil aventurarse incluso a conjeturar si esa coincidencia es accidental o si hay que ver en ello la prueba de alguna comunicación subterránea.
En efecto, la ciencia de la Geofísica ha validado la teoría de Darwin. La falla del Pacífico o anillo de fuego (que recorre la línea general del litoral Pacífico de Sudamérica, Norteamérica, Asia y Oceanía) tiene fuerte concentración de episodios de movimientos de placas tectónicas. Aunque esta no se adentra en el territorio nacional (pasando por el Golfo de Fonseca), y sin necesidad de alarmas (más de dos mil millones de personas residen en esta zona, y la ciencia y medidas de prevención avanzan más cada día), es válido reconocer la existencia de la misma y recordar a esa valiente población (en el actual departamento de Valle) que con madurez y decencia le hizo frente a esa amenaza volcánica en los albores de nuestra independencia.
