Ciudad de Panamá – La grave crisis hídrica que vivió el canal de Panamá entre 2023 y 2024 llevó a una reingeniería operativa de la vía, que la hizo más eficiente y contrarrestó los efectos de operar con un 25 % menos de agua. No solo se logró aumentar en un 1 % los ingresos, también se redujeron a la mitad los tiempos de espera de los buques, así como las emanaciones.
«Dedicamos toda nuestra capacidad a ver cómo con 25 % menos agua llegábamos a las metas», afirma a EFE el administrador del canal, Ricaurte Vásquez, en una entrevista de cara al 25 aniversario de la transferencia de la vía a Panamá por parte de EE.UU., que se cumplirán este 31 de diciembre.
La presión de lograr las metas era mucha, con «las finanzas públicas comprometidas» debido a la caída de la economía panameña y el canal «representando 20 centavos de cada dólar que recibe el gobierno central», destaca.
La sequía estacional agravada por el fenómeno El Niño entre 2023 y 2024 obligó al canal de Panamá, el único del mundo que usa agua dulce, a reducir el calado – la parte sumergida del barco – y los tránsitos, medidas que se prolongaron durante un año.
Se llegó a generar un atasco sin precedentes, con hasta 160 buques, en espera en agosto de 2023, la gran mayoría sin reserva de tránsito.
Para noviembre de 2023 pasaban 22 naves al día, cuando lo normal son 36, aunque nunca se llegó al peor escenario previsto: 18 cruces diarios en febrero pasado. El calado llegó a 44 pies (13,4 metros).
Desde el pasado 15 de agosto las esclusas neopanamax, la ampliación operativa desde mediados de 2016, operan a su máximo calado, que es 50 pies o 15,24 metros, y desde el 1 de septiembre cruzan 36 buques diarios.
Desde sembrar nubes hasta
cambios en el sistema de reservas
Cuando octubre de 2023 fue «absolutamente seco» pese a ser históricamente uno de los de mayor precipitación en Panamá, el canal se aprestó a sembrar nubes, «y lo cierto es que en noviembre llovió más de lo esperado. Todavía estamos haciendo la analítica de datos para ver si ese experimento funcionó», explica Vásquez.
Y en diciembre de 2023 se tomó «una decisión muy fuerte: manejar diariamente 24 tránsitos, haciendo varias cosas simultáneamente, entre ellas llenados cruzados, lo que significaba que teníamos que programar muy exactamente los tránsitos».
El canal también pidió que el 100 % de los tránsitos fueran reservados «para reducir la especulación que había en materia de quién compra qué espacio» a través del sistema de subastas.
«En el primer trimestre del año fiscal, de octubre a diciembre (de 2023), las subastas, que era nuestro mecanismo de asignación de espacio y que era dictado por el mercado, llegó a condiciones en las que se pagó hasta 4 millones de dólares por un tránsito. Nosotros no estamos aquí para especular», aclara Vásquez.
Con la certeza de tener 24 tránsito diarios se incentivó entonces que «el buque , con más carga pasara, porque también la preocupación era el cliente final de la naviera, ante lo cual debíamos tratar de maximizar el volumen de carga que pasa por el canal» debido a la restricción del tránsito.
«Reacomodamos los ingresos que eran dictados por oferta y demanda. (…) logramos 450 millones de dólares de ingresos simplemente por todos estos mecanismos de reservas, subastas y todo lo demás», y hubo una reducción de gastos operativos «simplemente por reprogramar todas nuestras actividades con un cronograma de tránsitos mucho mejor definido porque los teníamos por reservaciones» afirma Vásquez.
Se logró así «reducir los tiempos de espera a la mitad, los tiempos de tránsito en 10 % y por tanto también las emanaciones de carbono. Así que la crisis nos enseñó», añade el administrador.
El canal de Panamá es una pieza fundamental de la economía del país. Obtuvo ingresos por unos 4.986 millones de dólares en el año fiscal 2024, un 1 % más que el ejercicio anterior, y entregó al fisco un aporte 2.470,7 millones de dólares. JS