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“La Costumbre del Poder” volvió a cobrar vida en Honduras

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Tegucigalpa – “La Costumbre del Poder” que tan bien hilvanó en el México del siglo pasado Luis Spota (1925-1985), llega a su último tomo en la administración del presidente Porfirio Lobo, un mandatario que este martes debió ubicar a algunos de sus funcionarios que aún se resisten a abandonar el entorno al que se han acostumbrado durante el último cuatrienio.
 

Con aplomo, el presidente no tuvo ambages para llamarles la atención en el acostumbrado Consejo de ministros de cada martes. Allí les pidió que entiendan que ya tuvieron su tiempo, la confianza y el espacio para hacer o no algo por Honduras. “Lo que podían hacerlo se hizo y si no, le corresponde a los que vienen” les enfatizó el gobernante mientras presentaba al embajador Jorge Ramón Hernández Alcerro, como delegado del nuevo gobierno para encabezar la transición.

Lobo dirigía el antepenúltimo consejo de ministros. “No se hagan los difíciles y presten toda la colaboración con las comisiones de transición del gobierno entrante” repetía a la vez que revelaba que la falta de colaboración de algunos, le ha obligado a “tomar medidas que no me gusta tomar”.

La casa de gobierno, una magnifica edificación en la que el presidente despacha desde el denominado altar Q, inspirado en la cultura maya, luce descongestionado. Atrás quedaron los días de los multitudinarios desfiles de correligionarios, líderes empresariales, obreros, campesinos, garífunas, diputados, defensores humanitarios, académicos y un sinfín de visitantes asiduos. El escenario es ideal para la serie de novelas La costumbre del Poder del bestsellerista mexicano y sociólogo, Luis Spota.

La procesión de visitantes por ahora se ha trasladado a otro sector de Tegucigalpa, la capital hondureña, una ciudad donde la política se respira eternamente. Los mismo líderes desfilan hasta atropelladamente por la casa del presidente electo, Juan Hernández, donde parece que la obra%26nbsp; de Spota retrata desde ya otra escena del poder, allí su narrativa encontraría su teje perfecto.

En la residencia del dignatario entrante las cámaras y las luces de la prensa no faltan. Las visitas son tantas que la agenda no da abasto. Evidentemente quienes manejan el diario presidencial deberán seleccionar, no es materialmente posible cubrir tanta demanda.

La cúpula empresarial, los líderes religiosos, los obreros, opositores de todos los bandos, cúpula militar y policial, banqueros, campesinos, industriales renegados, son entre otros los visitantes que se encuentran en cada metro de la residencia con periodistas y con miembros del primer anillo del nuevo poder y hasta con algunos activistas anticipados.

Al par, allá en el palacio José Cecilio del Valle, en la Casa presidencial, en el Consejo de Ministros, el coordinador de la comisión de transición del gobierno electo Jorge Ramón Hernández Alcerro, establecía, con la anuencia del presidente Lobo, algunas de las reglas que de parte de la administración entrante, considera importante que los actuales funcionarios conozcan.

“Les reitero de nuevo la petición de que el 24 de noviembre, el gobierno prácticamente terminó y del 24 de noviembre para acá que tenemos un presidente electo, pues ya viene la transición donde se coordina, entre unos y otros, a manera que el nuevo gobierno no tenga que empezar de cero en conocer y podemos ir adelantando en algunas medidas”, explicaba Lobo.

Advertía a los funcionarios que si toman alguna medida lo hagan de acuerdo con la transición porque no tiene por qué haber la dificultad de no poder ir compartiendo experiencias y que el gobierno entrante vaya tomando algunas medidas porque eso permite que Honduras avance y que no haya un quiebre.

Insistía que debe haber una coordinación entre la comisión de transición que encabeza Hernández Alcerro y la designada presidencial María Antonieta Guillén por el saliente.

“De nuevo reitero mi petición de que no se pongan difíciles, algunos ahí se ponen difíciles, que no quieren dar información, no se me pongan difíciles, tuvimos que tomar una medida que no me gusta tomar, pero hubo que tomarla porque hay gente que se revela a entender; ya estuvo, nosotros tuvimos la oportunidad, algunos estuvimos cuatro años, otros no estuvieron los cuatro años, pero todos tuvimos la oportunidad”, señalaba el presidente saliente sin ahondar en detalles.

Recalcaba que el presidente electo, Juan Hernández, va a tomar su decisión de cómo va a integrar su gabinete. “Ustedes ya cumplieron con Honduras, ya cumplieron con la confianza que les deposité y lo que hicimos se hizo y lo que no, no se hizo, ahí lo importante es que el próximo pueda conocer las experiencias vividas y de esa manera poder enriquecer lo que son las decisiones”.

“Hay que aterrizar, esto c’est fini” repetía el dignatario saliente.

Luego insistía en que comienza una nueva etapa para Honduras al tiempo que rememoraba que el consejo de ministros que celebraba es el número 193, dos apenas del final que será el próximo 18 de este diciembre.

De tal suerte que las escenas del poder se repetían una vez más. Efectivamente, las cosas en la cúpula no varían. De nuevo las cinco novelas, (Retrato hablado, Palabras mayores, Sobre la marcha, El primer día y La víspera del trueno) que narran desde el ascenso hasta el primer día en que amanece y ya no es presidente. La Costumbre del Poder se vuelve literatura urgente para presidentes y nuevamente cobra vida en otro país de América Latina.

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