Tegucigalpa – El último informe de Transparencia Internacional (TI) revela que el flagelo de la corrupción se ha instalado con fuerza en Centroamérica, donde a excepción de Costa Rica, el resto de países sigue en el vagón de naciones opacas y en el caso de Honduras, hubo dos años en los que el país mostró una mejoría para volver a estancarse.
En una medición de 0 a 10, donde cero significa estar más cerca del vagón de la corrupción y 10 los esfuerzos por mayor transparencia, la región centroamericana se mantiene en su mayoría en un rango de 2.5 y 3.7, a excepción de Costa Rica que obtiene un puntaje de 5.6, es decir se acerca más a los niveles de transparencia deseados.
El ranking de Transparencia Internacional nos indica que, en el 2018, Nicaragua, para el caso, ocupó el lugar de nación más corrupta con 2.5, seguido de Guatemala con 2.7; Honduras 2.9; El Salvador 3.5, y Panamá 3.7.
De esta forma, los países que llegan o rondan el 3 evidencian esfuerzos por intentar salir del túnel de la opacidad, pero todo apunta que la corrupción se ha instalado en el istmo, donde los países han entrado en procesos propios o acompañados para atacar y desmantelar redes de corrupción.
Los esfuerzos regionales
Los esfuerzos acompañados en la lucha contra la corrupción se vislumbran por ahora en dos de los tres países que conforman el Triángulo Norte: Guatemala, Honduras y El Salvador. En los primeros dos se encuentran instaladas misiones internacionales que ayudan al fortalecimiento de las instituciones y a desestructurar redes de impunidad, pero la batalla no está siendo fácil.
Se trata de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), última que ha dado una serie de golpes que hoy la tiene sin su comisionado y personal especializado trabajando en el país de la eterna primavera, luego que el gobierno del presidente Jimmy Morales, prohibiera el ingreso de sus funcionarios y anunciara el cese del convenio con las Naciones Unidas.
Esa acción tiene a Guatemala en una especie de desacato al Estado de Derecho pues una Corte de Constitucionalidad ha fallado contra las decisiones del gobierno por inconstitucionales, la apuesta en ese país es a las elecciones de junio próximo donde se elegirá un nuevo gobernante.
Pero también se está a la espera de la difusión de una lista de corruptos que dará Estados Unidos a petición de los congresistas y rubricada por el presidente Donald Trump. Esa lista abarca a los tres países del Triángulo Norte.
El otro país con misiones de acompañamiento es Honduras con la instalación de la MACCIH, que por ahora ha entablado las primeras acciones de lucha anticorrupción e impunidad, pero se está enfrentando a una enredadera de leyes que buscan blindar a los imputados en los distintos procesos incoados por el Ministerio Público, a través de la UFECIC y apoyados por la propia Misión.
En El Salvador, el recién electo presidente, Nayib Bukele, ha prometido que solicitará la instalación de una Comisión Internacional contra la Corrupción en El Salvador, similar a la de Guatemala y Honduras. El Salvador en su lucha anticorrupción, tiene a un ex presidente condenado, otro anda huyendo y uno más muriócuando se encontraba en proceso en los tribunales. Otros altos empresarios y políticos están siendo ligados también a procesos de corrupción y de narcotráfico.
Corrupción mina las democracias
La corrupción, según el Latinobarómetro, está minando las democracias en la región latinoamericana, así como la credibilidad en las instituciones y la clase política. El 51 por ciento de los latinoamericanos cree que “todos o casi todos” los diputados están metidos en hechos de corrupción y que los presidentes también están involucrados.
En el caso de Honduras, la percepción de corrupción la ubica según el informe de Transparencia Internacional en el cuarto lugar con 2.9. Ese mismo cuarto lugar también lo ocupa en cuanto a la percepción ciudadana que según el Latinobarómetro responde que su país “no es una democracia” con un 22 por ciento.
En el tema de percepción de la corrupción de Transparencia Internacional, Honduras se mantiene desde el 2012 en el umbral del 2.0 a 2.9 y en los años de 2015 y 2016, entró al puntaje de 3.0 a 3.9.
A nivel de América, según Transparencia Internacional, cuyo capítulo en Honduras lo tiene la Asociación por una Sociedad más Justa (ASJ), solo 11 de los 32 países encuestados lograron pasar los 50 puntos, evidenciando así que el problema de la corrupción es estructural, globalizante y sistémico.
En el caso de la región centroamericana los esfuerzos por desarticular redes de corrupción están ligados a la capacidad de minar también las formas de impunidad en que han operado las redes, con complicidades no solo en el sector público, sino también en el ámbito de lo privado.
Para ello es preciso tener instituciones sólidas y fuertes, y en ese sentido, siguen siendo las iglesias— Católica y Evangélica—las que encabezan los mayores niveles de confianza fuera de las estructuras del Estado.