Investigadores de la Facultad de Biología de la Universidad de Barcelona (UB) han comprobado que se puede alargar la vida de las flores cortadas si se retrasa el proceso de apertura floral, según recoge un estudio publicado en la revista especializada “Plant Science”.
Hasta el momento, las investigaciones sobre la longevidad de las plantas se habían centrado en el proceso de senescencia o muerte celular de las flores, sin embargo, este trabajo analiza por primera vez el proceso de apertura floral como factor determinante de la vida de la flor cortada.
Y es que si se retrasa esta apertura, las flores llegarán más tarde a la fase de senescencia y su vida se alargaría más, detalla la autora principal del estudio, Paula Muñoz.
De hecho, en el momento en el que la flor empieza a abrir se produce un aumento del estrés fotooxidativo en la planta; este es un proceso que provoca la síntesis de especies químicas reactivas de oxígeno, la inhibición de la fotosíntesis y, en algunos casos, la senescencia o muerte celular, según una nota de prensa de la UB.
Además, el estrés fotooxidativo, que condiciona todo el proceso de crecimiento de la planta, puede estar causado por condiciones ambientales extremas.
Regular la apertura de la flor
Por eso, los científicos se han volcado en este proceso y consideran que controlar las síntesis de ciertas moléculas podría ayudar a regular la apertura de la flor sin afectar a su desarrollo.
Para llegar a sus conclusiones, los investigadores han estudiado las plantas del género Lilium, que reúne a un centenar de especies originarias de Japón y de “gran valor” comercial en el sector de las plantas decorativas.
Este trabajo “abre nuevos horizontes” al diseño de productos para alargar la vida de las flores con interés económico en agricultura.
“Este descubrimiento podría abrir la vía al diseño de nuevos tratamientos en fases iniciales del desarrollo floral -antes de la cosecha- para alargar la vida de la flor, en sustitución de los tratamientos más tradicionales (con productos con azúcares, antimicrobianos o fitohormonas) aplicados antes o después de la venta a los clientes”, concluye el investigador Sergi Munné-Bosch. EFE