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La ALBA ante el reto de ampliarse y cumplir nuevos objetivos económicos

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Caracas – La Alianza Bolivariana para los pueblos de América (ALBA) ha quedado, tras su cumbre de Caracas, este fin de semana, ante un ambicioso panorama en el que busca una ampliación de su número de miembros y una profundización de sus objetivos en el apartado económico.
 

Surinam y Santa Lucía presentaron en Caracas sus aspiraciones para formar parte del bloque de integración que inventaron Cuba y Venezuela, y al que se fueron acoplando sucesivamente Bolivia, Nicaragua, Dominica, Ecuador, San Vicente y las Granadinas, y Antigua y Barbuda.

Tanto Surinam como Santa Lucía han pasado ya a tener estatus de invitados especiales observadores, condición que también tiene Haití, que en Caracas ratificó sus lazos con el organismo y ha logrado convertirse en uno de los puntos de acción conjunta exterior del mecanismo.

De esta forma, seis de los quince miembros de la Comunidad del Caribe (Caricom) ya están relacionados como miembros o como asociados al bloque impulsado por Venezuela, que ha visto al norte de su litoral una mayor calidez no sólo en sus aguas sino en la acogida de los países, a diferencia que en el continente.

Además, el ingreso de los países caribeños, una vez se cumplan con los diferentes trámites de negociación y constitucionalidad interna, implicará la primera ampliación del grupo desde 2009 y la primera modificación de sus integrantes desde que en 2010 Honduras salió del mecanismo tras la crisis que sacudió ese país con el golpe de junio de 2009.

La ALBA se vio ampliada cuando Ecuador y los también caribeños San Vicente y las Granadinas y Antigua y Barbuda sellaron el ingreso en el bloque.

Más allá de la ampliación física del mecanismo que abarca una superficie de más de dos millones y medio de kilómetros cuadrados, para una población de algo más de 75 millones de habitantes, Caracas sirvió para dejar sentado que la ALBA tiene que empezar a dotarse de mecanismos serios para manejar un zona económica común.

Se trata de «satisfacer las necesidades básicas» de los habitantes de esas naciones mediante sus principios de solidaridad y complementariedad, remarcó a Efe el economista Víctor Álvarez, ex ministro de Industrias del jefe de Estado anfitrión de la cita de la ALBA, el venezolano Hugo Chávez.

«La integración es la base material para la construcción de una sociedad que tenga sus necesidades satisfechas» y para ello se deben tener identificadas «las capacidades productivas y las capacidades de recursos» y luego actuar en consecuencia, añadió Álvarez.

Sobre la advertencia del presidente de Cuba, Raúl Castro, de que el éxito de la ALBA depende de «la cuestión económica», Álvarez destacó que provino de «la enorme experiencia» acumulada en medio siglo de revolución en la isla.

Más ahora que en la isla, añadió, «han entendido la importancia de promover las capacidades emprendedoras del pueblo, la necesidad de estimular el espíritu emprendedor, innovador de los trabajadores, de las familias, de las comunidades organizadas en sus cooperativas, en sus unidades productivas».

El también ex ministro de Chávez Rodrigo Cabezas coincidió en que «el ALBA productivo dio un salto importante» en esta Cumbre con la decisión de avanzar hacia una zona económica común liderada por «la complementación y la coordinación de las políticas macroeconómicas».

Pero en el camino aún hay muchas puntos que conciliar. Entre los aspectos que deben verse impulsados para esa convergencia económica están la utilización del Sistema Único de Compensación Regional (Sucre, una moneda contable para las transacciones internacionales) y la potenciación del Banco del ALBA.

Chávez propuso que los países miembros destinen un 1% de sus reservas a fortalecer esa entidad financiera, pero no todos lo ven tan claro.

El presidente del Banco Central de Nicaragua, Antenor Rosales, aseguró hoy que estudiarán a fondo la solidez del Banco del ALBA (BALBA) antes de invertir en esa institución esa porción de sus reservas.

Rosales dijo en una rueda de prensa que las leyes del país exigen «liquidez, seguridad y rendimiento» en las inversiones de las reservas internacionales, que en la actualidad suman 1.806,2 millones de dólares.

«Si el BALBA nos da los tres elementos fundamentales que la ley de Nicaragua manda para que nosotros invirtamos, que son liquidez, seguridad y rendimiento, lo vamos a hacer», indicó Rosales, quien aclaró que este país no invertirá «de gratis».

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