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Julissa Villanueva, la hondureña que dio dignidad a los muertos sin nombre

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Washington – Le sorprendió que los muertos sin nombre fueran enterrados en fosas comunes, como «cualquier despojo humano», y por eso la hondureña Julissa Villanueva decidió crear un «cementerio humanitario» en el que los cuerpos no identificados puedan esperar a que alguien los reclame.

Villanueva (Tegucigalpa, 1972) comenzó en 2013 a dirigir el Departamento de Medicina Forense del Fiscal General de Honduras y lo que más le llamó la atención era la indiferencia ante los cuerpos sin identificar, los que nadie reclamaba, que eran enterrados «sin pena ni gloria» en una fosa común.

«Si de repente usted venía, estaba buscando a su familiar y ya se enterró, entonces había que buscarlo en la fosa común y era un desorden. A nadie le importaba esa reunificación de las familias y ese trato humanitario de las personas», narró a Efe Villanueva en una entrevista en Washington.

Villanueva fue hoy una de las diez mujeres que recibió de manos de la primera dama de EEUU, Melania Trump, un premio del Departamento de Estado en reconocimiento a su valor.

Fue, sin embargo, otra visita a Estados Unidos la que le inspiró para crear el primer «cementerio humanitario» de Honduras. Visitó el simbólico camposanto militar de Arlington, en el estado de Virginia, y descubrió las tumbas blancas, perfectamente alienadas y donde descansan más de 400.000 soldados y sus familias.

«Miré cómo tenían el cementerio de Arlington, tan bien ordenado los cadáveres y pensé, ¿por qué yo no puedo hacer algo así con mis desconocidos?», explicó Villanueva.

«Y créeme -continúa- me fui sembrada en esa idea y, entonces creamos un cementerio con nichos. Ahora cada uno de esos desconocidos los colocamos en nichos, unitarios, y están identificados, con ADN y con todo para que si alguna familia viene y me pide el cadáver, yo pueda dárselo».

Recibió ayuda del Comité Internacional de la Cruz Roja y una familia «de buen corazón» le regaló un terreno en un cementerio privado, a unos 14 kilómetros de Tegucigalpa.

Comenzaron con 300 nichos, de cemento, blancos y uno encima de otro. Ahora, Villanueva está preparándose para abrir otro cementerio en San Pedro Sula, la segunda ciudad del país por población y que durante años estuvo considerada la urbe más violenta del mundo por sus altas tasas de homicidios.

julisaV1Melania Trump entrega galardón a forense hondureña Julissa Villanueva. La obra de Villanueva ha servido de inspiración a otros países de Centroamérica y, ahora, la ciudad de Esquipulas (Guatemala) ya tiene su propio cementerio para muertos olvidados.

«Estoy muy satisfecha de haber creado ese cementerio. De lo que estamos hablando es de la incorporación de las ciencias forenses al lado social y humanitario», destacó orgullosa.

Con esa idea en mente, estos meses Villanueva ha comenzado a trabajar en un proyecto piloto del Gobierno hondureño para identificar a entre 18.000 y 20.000 presos que llevan años en las cárceles sin que nadie sepa realmente quiénes son, pues suelen usar diferentes nombres para cometer crímenes.

julisaV2Villanueva, feliz por el reconocimiento
a su trabajo.
También se trata, dice, de ofrecer el «derecho humano» de la identidad tanto a los presos como a aquellos niños que, por ejemplo, fueron abandonados y sus padres nunca les inscribieron en el registro civil.

Otro de los proyectos en los que está trabajando es la identificación de los inmigrantes hondureños que fallecen en su camino hacia Estados Unidos en busca del «sueño americano».

Cuando alguien muere, por ejemplo, en el desierto de Sonora (Arizona, EEUU), los Gobiernos estadounidense y el hondureño se ponen en contacto para tratar de identificar el cadáver y comprobar que el ADN de los restos mortales se corresponde con el de la familia en Honduras.

«El proceso de identificación consiste en vincular una información previa a la muerte y posterior a la muerte. Entonces, nosotros tomamos el ADN de las familias y enviamos de inmediato sus perfiles genéticos hacia el lugar en cuestión en EEUU para ver si coinciden», explicó Villanueva.

Tras recibir hoy su premio, Villanueva se reunirá con otros científicos y criminólogos en Austin (Texas) para profundizar en la identificación de inmigrantes y abarcar temas de feminicidios y muertes de miembros de la comunidad de lesbianas, gais, bisexuales y transexuales (LGBT).

Después viajará a Los Ángeles para despedirse de las otras mujeres premiadas y, finalmente, volverá a Honduras.

Dice que, antes de venir a EEUU, ya tenía 45 cuerpos sin identificar en los congeladores de su centro forense.

Melania Trump rinde homenaje a diez
mujeres «valientes» de todo el mundo

La primera dama de Estados Unidos, Melania Trump, reconoció hoy en una ceremonia en el Departamento de Estado el «valor» de diez mujeres de todo el mundo, entre las que destacan la activista guatemalteca Aura Elena Farfán y la hondureña Julissa Villanueva.

Melania Trump presidió hoy la décimo segunda edición de la gala anual «Mujeres Valientes» del Departamento de Estado, una iniciativa que comenzó en 2007, y que busca premiar la labor de mujeres de todo el mundo que han demostrado un liderazgo y un valor excepcional para lograr cambios sociales y políticos.

«Mientras rendimos homenaje a estas increíbles mujeres, pensemos por un momento qué es realmente el coraje. El coraje es la cualidad más necesaria en este mundo, sin embargo, a menudo es la más difícil de encontrar. El coraje es lo que diferencia a los que creen en algo mayor y actúan sobre ello», destacó Melania.

«Se necesita coraje -continuó- no solo para ver lo incorrecto, sino también para corregirlo. El coraje es lo que distingue a los héroes del resto. Es, a partes iguales, valentía y nobleza».

Entre las galardonadas figura la activista guatemalteca Aura Elena Farfán, reconocida por su lucha en favor de los desaparecidos durante el conflicto armado que durante 36 años ahogó a Guatemala (1960-1996).

«Me siento muy orgullosa de recibir el premio por la importancia que representa dar a conocer el trabajo que se ha realizado por los desaparecidos», dijo el jueves a Efe Farfán, que no viajó a EEUU y recibió el galardón en la sede de la misión diplomática estadounidense en este país centroamericano.

Farfán, directora de la Asociación de Familiares Detenidos-Desaparecidos de Guatemala, fue seleccionada por su «abogacía a favor de las familias de los desaparecidos durante el conflicto armado interno», según detalló en una nota el Departamento de Estado.

En 2017, apareció en «Finding Oscar», el documental premiado de Steven Spielberg sobre la masacre de Las Dos Erres.

También fue hoy premiada la hondureña Julissa Villanueva, directora desde 2013 del Departamento de Medicina Forense del Fiscal General de Honduras y que logró crear el primer «cementerio humanitario» de su país, donde los cuerpos no identificados pueden esperar a que alguien los reclame.

Antes de ese «cementerio humanitario», las personas sin nombre eran enterradas en fosas comunes y, por tanto, cuando alguien iba a reclamar un cuerpo, era muy difícil identificarlo.

«Me han dicho que soy una mujer de coraje. Pero, creo que el coraje, la persistencia, no lo represento solo yo, sino el equipo enorme de mujeres y hombres que está detrás de mí», dijo hoy en una entrevista con Efe Villanueva, que supervisa un equipo de 650 expertos forenses.

Otra de las premiadas es la iraquí Aliyah Khalaf Saleh, conocida como Umm Qusay, quien arriesgó su vida para salvar a un grupo de jóvenes militares iraquíes en junio de 2014 durante una emboscada en la ciudad iraquí de Tikrit del Estado Islámico (EI), en la que murieron más de 1.560 personas.

Qusay consiguió rescatar a 58 soldados, a los que escondió en pequeños grupos durante un periodo de cinco meses, les dio carnés de identidad falsos de una universidad local y les ayudó a salir de la zona dominada por el grupo terrorista.

Desde el inicio del premio en 2007, el Departamento de Estado ha reconocido a más de 120 mujeres de más de 65 países.

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