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Jóvenes, profesionales y desempleados, el común de hondureños muertos en Texas

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Tegucigalpa (Proceso Digital) – Cinco de los hondureños muertos en el vagón de un tráiler en San Antonio Texas, Estados Unidos, tenían muchas cosas en común. Eran jóvenes, emprendedores, preparados en la academia o con formación técnica y ninguno encontró en su país oportunidades laborales.

– Universitarios, trabajadores calificados, jóvenes, desempleados son algunas de las características en común de las víctimas identificadas hasta ahora.

Cuatro días han pasado desde que se conoció la trágica noticia que deja 53 migrantes fallecidos en condiciones de hacinamiento en el interior de un pesado camión en suelo estadounidense y en Honduras, el principal expulsor de su población hacia los Estados Unidos, México y España, entre otros destinos, la zozobra corroe a familias que tienen parientes cruzando la peligrosa ruta migratoria.

Las historias de los primeros hondureños reconocidos como muertos en el llamado “tráiler de la muerte” tienen enormes coincidencias porque todas las víctimas huyeron de Honduras ante la imposibilidad de conseguir un empleo, una de las causas más fuertes del éxodo que se origina en este país seguido de la violencia.

Los hermanos Caballero y Margie posaron antes de salir rumbo a EEUU.

Los hermanos de Las Vegas

Tres de las víctimas son los dos hermanos originarios de Las Vegas, Santa Bárbara, y la compañera de vida de uno de éstos.

Se trata de Fernando José Redondo Caballero (18), Alejandro Miguel Andino Caballero (23) y Margie Tamara Paz Grajera (25).

Fernando y Alejandro eran originarios de Las Vegas, Santa Bárbara, en tanto Margie era la pareja de Alejandro desde hace nueve años. Los tres viajaron a EEUU con la esperanza de tener mejores condiciones de vida.

Alejandro Miguel estaba a punto de egresar de la universidad donde estudiaba una licenciatura en publicidad y le faltaban pocas clases para recibir su título de educación superior.

Otra de las últimas fotografías que se tomaron en la ruta migratoria.

Mientras, el menor de los hermanos, Fernando José, relata su madre, era un soñador, emprendedor, ducho en manejo de redes sociales y apasionado por viajar. Además, administraba páginas en redes sociales de aficionados del Club Deportivo Olimpia.

De su lado, Margie Paz era una universitaria, licenciada en finanzas.

Los tres jóvenes partieron juntos, con los mismos sueños: sacar adelante a sus familias en Honduras. Todos se cansaron de buscar empleos, no tuvieron éxito y abandonaron la patria.

Karen Caballero, madre de los malogrados jóvenes, ha insistido que sus hijos nunca encontraron trabajo en Honduras.

La joven Margie decidió emprender la ruta migratoria para costear una cirugía de cáncer de su madre Gloria Paz, de oficio comunicadora.

“Yo me quiero morir, no puede ser. ¿Por qué no hay trabajo para los jóvenes en el país? no se vale, por favor creen fuentes de empleo para que los jóvenes no se vayan. Con mucho sacrificio saqué adelante a mi hija, todo mundo la quería a mi niña linda”, expresó la madre en medio del llanto.

Reencuentro familiar que no pudo ser

La joven Adela Betulia Ramírez Quezada murió en Texas.

En tanto otra víctima hondureña es Adela Betulia Ramírez Quezada (28), era residente en el barrio 26 de Febrero de Cuyamel, Cortés, quien salió de Honduras hace 26 días.

Ramírez Quezada iba al reencuentro con su mamá y dos hermanas que residen en Los Ángeles desde hace varios años.

La joven no tenía planificado viajar irregularmente a EEUU, pero la necesidad de reunificación familiar prácticamente la empujó a tomar la difícil determinación que le costó la vida.

Adela era soltera, no tenía hijos y solía conducirse en motocicleta. Rentaba una pieza de habitación y vivía sola, pese a tener otros familiares en Honduras. También tenía pensado reunirse con un novio que tuvo para intentar formar una relación.

La malograda hondureña se comunicó el pasado lunes con su familia y les dijo que “estaba adentro (de EEUU)” y que no se preocuparan.

Gilberto Melgar, padrastro de Adela, narró que “su negra” -como le decía- no le informó que viajaría a EEUU. “Cuando hablé con ella le dije que se cuidara, me contestó algunos mensajes, pero después no volví a saber de ella. Se fue sin decirnos nada, esto es doloroso”, compartió.

La historia de la progreseña Jazmín

Mientras en la colonia La Primavera en El Progreso, Yoro, el ambiente se tornó devastador desde que se conoció la desventura por la pérdida física de Jazmín Nayarith Bueso Núñez (37), la quinta hondureña reconocida oficialmente como parte de los 53 migrantes muertos en San Antonio Texas.

Jazmín Nayarith Bueso Núñez padecía de lupus y fue despedida de una maquila en Honduras.

La mujer salió de Honduras el pasado 3 de junio, es decir hace 27 días, y ya había cruzado a territorio estadounidense, donde el lunes de esta semana fue encontrada sin vida junto a 52 personas más.

Familiares de la joven progreseña, revelaron que el lunes de esta semana sostuvieron comunicación con ella y dijo que perdería contacto porque los iban a mover de lugar en la frontera.

La familia respetó la decisión de migrar de la joven, aunque en algún momento se le advirtió de los peligros en la ruta migratoria.

La ahora fallecida trabajó mucho tiempo en el sector maquilador (zonas de procesamiento industrial), era una empleada calificada, pero se enfermó porque padecía de lupus y fue despedida por algunas inasistencias al centro de trabajo.

“Ella estaba peleando las prestaciones laborales, pero le dijeron que era un proceso largo. También emprendió en un negocio durante la pandemia con resultados negativos, lo que finalmente la orilló a migrar del país”, relató el hermano de la joven.

Era la única mujer de cuatro hijos. La llamaban “la luz del hogar” y era una mujer de convicciones, entregada a Dios y a la iglesia.

Jazmín Nayarith deja un hijo de 15 años, quien no pudo contener su pesar y llanto por la pérdida de su madre. “Era mi tesoro más preciado, me trataba bien y siempre quiso lo mejor para mí”, recordó el muchachito con dificultad para articular las palabras.

Contó que a las 11:11 de la mañana del lunes fue la última comunicación que tuvo vía WhatApps con su madre. “No encuentro palabras para describir lo que pasó, pero estamos seguros de que en el nombre de Dios ella está en el cielo, de aquí para adelante todas mis hazañas serán para ella”, declaró.

El menor pidió a las autoridades hondureñas que agilicen los trámites en la repatriación de su cuerpo para poder darle cristiana sepultura en Honduras.

A la memoria de los hondureños muertos en Texas.

El contexto

Cuatro días han pasado desde que se conoció la trágica noticia que deja 53 migrantes fallecidos en condiciones de hacinamiento en el interior de un camión  en suelo estadounidense.

El Gobierno mexicano afirmó este jueves que el tráiler que provocó la muerte de 53 migrantes en San Antonio, Texas, salió de ese estado y nunca cruzó la frontera de México a Estados Unidos.

“El Instituto Nacional de Migración (INM), informó que el tráiler donde desafortunadamente murieron 53 migrantes (27 mexicanos) salió de una casa en Valle de Río Grande, Texas”, aseguró el vocero de la Presidencia de México, Jesús Ramírez Cuevas.

Hasta ahora, han muerto 53 migrantes, incluyendo 27 mexicanos, 7 guatemaltecos y 14 hondureños. De ellos, 40 son hombres y 13 mujeres. Las cifras respecto a los catrachos fallecidos aún no son refrendadas por autoridades del exterior de Honduras que esperan contar con la prueba científica antes de asegurar las defunciones.

El Canciller Enrique Reina dijo que oficialmente son cinco los connacionales reconocidos en el infausto suceso, por lo que habrá que esperar que siga fluyendo la información para confirmar a otros eventuales nacionales.

Se prevé que las repatriaciones de los cuerpos demorarán una semana más e incluso podrían extenderse a dos más, por lo diversos trámites migratorios que deben hacerse en México y EEUU.

Más de 500 hondureños salen de forma irregular todos los días en busca del sueño americano.

Las horas más aciagas

Mientras el tiempo discurre y los expertos en temas migratorios desmenuzan y analizan las historias de estos jóvenes hondureños y sus elementos en común, otras familias viven horas de ansiedad frente a la posibilidad de que sus parientes pueden estar en los funestos números del “tráiler de la muerte”.

Organizaciones proinmigrantes del país indican que al menos 500 hondureños salen sin documentos desde distintas regiones cada día y recorren la ruta tras el mal llamado “sueño americano”, casi todos son víctimas de traficantes conocidos como “coyotes” o “polleros”, muchos integrados en redes transnacionales.

Para Honduras las remesas enviadas por la diáspora se han convertido en el pilar principal de la recepción de divisas y por ende de sustento de la economía que para este año siguen en ascenso y se reportan entre enero y mayo de 2022 un total de 3.440,8 millones de dólares, lo que supone un 20,1 % más respecto al mismo período de 2021, de acuerdo con datos del estatal Banco Central de Honduras BCH, (emisor).

Este fenómeno ha hecho que los entendidos en el tema califiquen al país no solo como expulsor de su gente sino de hacer de esta práctica social, un jugoso producto de exportación.

En el sitio de la tragedia en San Antonio Texas, yacen prendas, ropas, zapatos y otros objetos que portaban las víctimas que perecieron en el suceso. Una bandera de Honduras rodeada de candelas, botellas de agua, flores, imágenes de santos y crucifijos tan solo retrata que de nuevo nuestros compatriotas son actores principales en este tipo de dramas humanos. PD

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