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Elevan la voz de los 14 mártires de Santa Clara y Los Horcones, silenciada hace 50 años

Tegucigalpa – Sacerdotes de varias diócesis de Honduras y de otras partes del mundo se reunieron en El Progreso, Yoro para honrar la memoria de las 14 personas que fueron asesinadas en la masacre de Santa Clara y Los Horcones, a través de una eucaristía.

La misa, concelebrada por los obispos de la diócesis de Juticalpa (Olancho), José Bonello y de la diócesis de Trujillo (Colón), Jenry Ruiz reunidos como un símbolo de esperanza y de lucha en memoria por los 14 mártires. También participó el sacerdote jesuita, Ismael Moreno Coto.  

La eucaristía en Juticalpa, Olancho.

Al recordar a los 14 mártires, el Padre Germán Rosa, director del Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación (ERIC-SJ), pidió recordar con ellos a tantos otros que han ofrendado su vida por la tierra, y por defender los bienes comunes de los pueblos ancestrales.

Para la iglesia, este es un hecho que en el transcurso de los años ha pasado inadvertidos y en ocasión de los 50 años de la masacre de Santa Clara y Los Horcones, el padre Rosa llevó la memoria agradecida proclamando: “Mártires de Santa Clara y Los Horcones, presentes; Juan López, presente; Bertha Cáceres, presente; campesinos y campesinas que han ofrecido su vida por la tierra, presente; organizaciones locales de derechos humanos, presentes; instituciones educativas, sociales y religiosas que también buscan este reino, presente”.

La primera lectura de la eucaristía no fue sacada de la biblia, sino de experiencias vividas entre el padre Iván Betancur y padre Felipe Pequeño, quien conoció al malogrado sacerdote cuando era seminarista en Canadá. “Iván fue un hombre sumamente sencillo, no muy complicado, con mucha esperanza”, describió el padre Felipe.

Memoria social del país

“Hoy conmemoramos el 50 aniversario de nuestros hermanos y hermanas mártires de Los Horcones. La masacre que ocurrió hace 50 años en la hacienda Los Horcones, en Olancho, es un acto brutal de represión militar contra campesinos, mujeres, líderes religiosos que lucharon por la reforma agraria, es un crimen de lesa humanidad”, dijo el padre Rosa.

“Atentar contra personas desarmadas que están siendo juzgadas y condenadas a muertes, ipso facto, sin ningún juicio y al mismo tiempo han sido asesinadas”, dijo tras recordar el contexto de la masacre, cuando exigían el acceso a tierras, justicia social y sus vidas fueron cegadas por las Fuerzas Armadas en contubernio con las élites terratenientes, bajo el gobierno militar de Juan Alberto Melgar Castro.

14 personas fueron asesinadas –recordó- incluidos los sacerdotes Iván Betancur y Fray Casmiro Cypher, fueron torturados y al mismo tiempo asesinados y los arrojaron a un pozo malacate y para que no quedara huella de aquel horrendo crimen, los dinamitaron dentro de aquel pozo malacate.

“Los responsables como siempre, fueron condenados y luego liberados con una amnistía que se declaró en 1980, este proceso desenmascara las estructuras opresivas del poder y de la gran contradicción que existe en nuestro país entre el proyecto de la nueva creación y el proyecto de la inhumanidad que destruye nuestra casa común”, expresó.

El padre Rosa destacó en su homilía que la masacre de Los Horcones simboliza la feroz oposición de las élites terratenientes ante las demandas justas de los campesinos y ha quedado como una memoria histórica y una profunda herida en la memoria social del país.

Las 14 mártires, destacó el sacerdote, encarnaron el testimonio de defensa de la justicia, incluso cuando esto implica la persecución o el asesinato por parte de los poderes del Estado o de los poderes opresivos, como lo proclamaba San Óscar Arnulfo Romero.

“Cuando hay crimen, cuando hay asesinato no es solo una estadística, es pecado estructural, que solo se libera con esa opción radical del Dios de la vida y el reino de Dios”, manifestó.

Reflexionó también que los mártires no pasan de moda, “los mártires nos espuelan para seguir luchando para acabar con las estructuras de pecado estructural de corrupción, de la criminalidad y de la impunidad, nos espuelan para ser símbolo de la esperanza en un mundo que está crucificado por la desesperanza, por la muerte y la violencia”, manifestó. VC

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