«Existen riesgos para la democracia», que son «producto de sus peores falencias (sic)», subrayó Insulza en su discurso ante el Consejo Permanente de la OEA.
El titular de la Organización de Estados Americanos (OEA) afirmó que aunque en general «la democracia progresa en las Américas», todavía queda mucho por hacer y muchos «retrocesos y dificultades» por enfrentar.
Afirmó que la incapacidad de muchos gobiernos de generar un crecimiento económico adecuado, de reducir la pobreza, de gobernar de manera eficiente o de crear y respetar instituciones estables, unida a mayores libertades ciudadanas, crea riesgos.
«Crea condiciones para fenómenos cesaristas en forma de gobierno unipersonal y de falta de separación y balance de poderes o bien permite que reviva el desafío de las oligarquías, paradójicamente fortalecidas por las desigualdades», apuntaló, sin mencionar a ningún país en concreto.
Insulza, criticado a menudo por no hacer suficiente cuando se denuncian atentados contra la democracia en países como Venezuela o Nicaragua, se dirigió a quienes le exigen que tome partido y a aquellos «sectores desplazados de los gobiernos» que le solicitan que aplique la Carta Democrática Interamericana.
La OEA «no está para excluir a nadie y no busca castigar, sino reparar y conciliar», subrayó.
Para Insulza, existe otro riesgo para la democracia que es el narcotráfico y del crimen organizado, como se observa actualmente en Jamaica, donde se han producido disturbios para impedir la extradición de un narcotraficante, afirmó.
Es en todo ese contexto en el que la OEA ha tenido que actuar en una decena de crisis en los últimos años.
«Nadie puede en buena fe afirmar que la OEA de estos años ha dejado de tener (…) una actitud conciliadora y unitaria», dijo, y refiriéndose a los críticos del organismo y de su propia persona, afirmó que «los que buscan mostrar una OEA inactiva deben enfrentar la realidad de que siempre está presente».
Tampoco eludió las iniciativas para formar un organismo alternativo o paralelo, sin EE.UU. y Canadá, y afirmó que la región «está buscando las mejores maneras de actuar en común».
Pero también recalcó que la OEA como espacio multilateral del continente americano no es sustituible.
«Un multilateralismo hemisférico es necesario», afirmó, en base a principios comunes como los valores fundamentales recogidas en la Carta Democrática Interamericana, el respeto a la no intervención y la convicción de que en la OEA deben caber todos sus miembros.
Refiriéndose a Honduras, aunque sin mencionar a ese país específicamente, dijo que la OEA «debe estar dispuesta siempre a ayudar a corregir los hechos que califica como antidemocráticos y a promover un pronto retorno del país infractor».
Insulza y los países centroamericanos impulsan el retorno de Honduras a la OEA, pero la mayoría de los Estados miembros se opone y exige que antes cumpla su trabajo la Comisión de la Verdad y vuelva al país Manuel Zelaya, al que un golpe de Estado expulsó de la presidencia hondureña en junio de 2009.
En declaraciones a los medios, Insulza dijo que «sería lo más conveniente» analizar estas cuestiones con Honduras ya reincorporado, pero subrayó no es la opinión «de la mayor parte de los países miembros».
Sostuvo que el retorno de Zelaya a su país destrabaría esta situación, al tiempo que se mostró confiado en que no se tratará de un proceso largo, pero que no cabe apresurarlo para que Honduras no sea un factor divisorio entre los países.
El secretario de Estado adjunto de EE.UU. para América Latina, Arturo Valenzuela, que asistió al acto en la OEA, calificó el discurso de Insulza de «positivo».
«Hay muchas cosas que se pueden hacer (…) siempre hay que profundizar, siempre hay que ver como asegurarse de que efectivamente se puede consolidar el estado de derecho», afirmó.