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Ingobernabilidad en escuelas y colegios profundiza la brecha educativa

Tegucigalpa (Proceso Digital / Por Joel Perdomo) – La educación en Honduras se ha visto golpeada fuertemente por la llegada de la pandemia ocasionada por el COVID-19, juntamente con el impacto de fenómenos naturales que aportaron a su detrimento debido a su paso destructor, a lo que se agrega la ingobernabilidad ligada a la violencia que involucra a jóvenes y adolescentes en diversos centros educativos.

– El fin de semana fue asesinado un dirigente magisterial en Yoro. Las autoridades ordenaron intervención de la departamental.

Una prueba palpable es el caso de Choluteca, donde varios centros de enseñanza cerraron la semana pasada por circunstancias relacionadas a la inseguridad. Igualmente un dirigente magisterial fue asesinado en Yoro durante el fin de semana, lo que generó la intervención de la departamental del ramo.

Los testimonios de los maestros en diferentes ciudades hondureñas reflejan el miedo en que ejercen sus funciones. Prefieren hablar bajo condiciones de anonimato, no son pocos los que han sufrido consecuencias violentas, otros han tenido que dejar su labor y no son pocos los que han emigrado.

A lo anterior debe sumarse los problemas estructurales que ya existían antes de la pandemia y las tormentas, como la corrupción, inseguridad en los centros, infraestructura, la situación presupuestaria que se aprueba cada año

Y es que mientras este cóctel de problemas se mantiene en el tiempo, como los verdugos de la educación, otros males se van añadiendo a las demandas de un sistema casi colapsado y que teóricamente conforman parte de las prioridades para atender de los gobiernos, sin embargo, la realidad que afrontan más de 24 mil centros escolares solo confirma que las promesas siguen siendo una agenda sin cumplirse en un país con más de 700 mil educandos desertores.

La ingobernabilidad en las escuelas está representando una situación hostil para los docentes.

Un reciente informe presentado por organismos de sociedad civil y cooperantes internacionales que asisten a Honduras en temas educativos, alertan que la ingobernabilidad en las escuelas está representando una situación hostil para los docentes y podría estar incidiendo incalculablemente en el desarrollo de la educación de los menores. Ante ello dice el rector de la UPNFM, Hermes Alduvín Díaz: “Urge prestar atención porque podrían desencadenarse escenarios lamentables”. 

Pero, además, la pérdida de gobernanza en escuelas y colegios es un problema arraigado en el sistema, ya que el Estado ha ido perdiendo el control de los centros educativos, en el sentido que falta de voluntad política en atender integralmente la educación, es por ello por lo que se afianzó un desentendimiento entre gobierno y docentes, entonces hay consecuencias dañinas para la nación, analiza Dennis Cáceres investigador de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ).

Es así como autoridades y docentes están en ese dilema, o esa disputa que solo viene a afectar al desempeño de ambos en las funciones correspondientes, entonces ni gobierno y mucho menos maestros están cumpliendo a cabalidad con los objetivos, tanto que Honduras, fue uno de los últimos países en regresar a la presencialidad, esto pasó porque los gremios magisteriales se opusieron y esto está teniendo serias consecuencias en el aprendizaje de los escolares.

472 mil 675 jóvenes entre 14 y 17 años ni estudian, ni trabajan (Ninis), otro dato revelador es que, a junio del 2021, de 24 mil 406 centros educativos, el 30 % estaban cerrados, además 491 niños abandonan sus estudios diariamente y el 96 % del presupuesto destinado a educación se gasta en sueldos, igualmente apenas se invierte el 4.9 % del Producto Interno Bruto (PIB) en el sector educativo, cuando en 2011 se invertía el 6.50 %.

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Docentes y alumnos son constantemente amenazados por grupos criminales.

La amenaza existe, pero no hay denuncias…

Proceso Digital conversó con cuatro docentes que imparten clases en escuelas y colegios en los departamentos de Francisco Morazán, Santa Bárbara, El Paraíso y Cortés. Todos en condición de anonimato relataron el drama que representa ser maestro en Honduras, además del temor que existe por las represalias que pueden generar hablar el tema, todos han sido amenazados y nadie de ellos se atrevió a denunciar ante los órganos competentes.

Y es que, pese a que se tiene un mecanismo adecuado para recibir denuncias de esta y otra naturaleza, la División de Planificación Estratégica y Gestión de Calidad -adscrita al Ministerio Público- no recibió una tan sola denuncia en los últimos dos años, confirmó un fiscal de alto rango público a Proceso Digital, sin embargo, reveló que, en ese mismo periodo, tres maestros fueron asesinados, pero no confirmó que los crímenes hayan sido una represalia a su profesión.

Uno de los homicidios ocurrió en 2020 y los restantes en 2021. La Fiscalía, indicó que, sí existe un plan de seguridad orientado a prestar servicios a las escuelas, el mismo funciona como parte de las políticas públicas implementadas por la Secretaría de Seguridad en apoyo a la Secretaría de Educación, en tanto dejó entrever que habría algunas denuncias en la FESCCO por concepto de extorsión a maestros, pero que la información no puede ser ofrecida por temas de seguridad.

Esta semana se anunció el cierre de ocho centros educativos en la ciudad de Choluteca por situaciones relacionadas a extorsión y atracos a docentes y alumnos. La misma denuncia arguye que una docente estuvo a punto de ser violada si no es por oportuna intervención de otro maestro. Es importante decir que ese sureño departamento se decretó emergencia por el aumento de homicidios este año.

Proceso Digital consultó a varios docentes que son víctimas de amenaza. (foto/ilustrativa)

Más cuidado conmigo profesor…

La realidad es que las amenazas existen, pero las denuncias no. Edgar, profesor de educación media en Francisco Morazán fue consultado ¿Por qué no acuden a denunciar? Y dijo que para él no tiene sentido, porque si supiera que el problema termina ahí, entonces fácil sería denunciar, pero no “al menos yo no quiero correr ese riesgo, recuerdo que puse la queja al director y decidimos llamar a los padres de un menor de 14 años que me amenazó.

El joven muy determinante se paró cuando impartía clases y frente a todos sus compañeros me dijo que lo dejará en paz y que yo debería tener más cuidado cuando me refiriera a él. Sus padres ni siquiera se tomaron la molestia de atender el llamado del colegio, sino que llamaron al celular del director para decirle que estaban al tanto de lo que estaba pasando y que disculparan a su hijo, pero que no podría ser que por no llevar una tarea de español lo molestaran.

Me atacó un grupo de seis estudiantes…

“A la salida lo esperamos”, le mandó a decir un alumno a Jorge -docente en El Paraíso-, quien relata que el educando se molestó porque intentamos revisar su mochila previo a ingresar al instituto, yo hice mi trabajo soy orientador, la verdad no pensé que fuera para tanto, yo lo consideré un alumno normal como todos, muchos como él nos dicen cosas para intimidarnos y uno decide si ceder o no; ese día no pasó nada porque me fui acompañado para la casa.

Tres días después fui atacado por estudiantes con piedras, no logré identificarlos pero uno me recordó que ya me habían advertido, gracias a Dios, logré cubrirme con mi maletín el rostro, recibí golpes en las piernas y espalda, llegué muy golpeado a casa, él y cinco más (de los atacantes), no llegaron a clases después, deducimos que eran ellos y así fue, los llevamos a la dirección, les advertimos de su error, citamos a su padres de lo contrario iban a ser expulsados, uno de ellos dijo que eso solo empeoraría las cosas.

Muchos docentes prefieren dejar sus trabajos por la inseguridad que los rodea.

Tuve que pedir un traslado…

Yo trabajaba en el departamento de Cortés, una joven de unos 16 años de noveno grado, se inquietó conmigo porque le llamé la atención por una conducta inadecuada e inmoral dentro del Colegio, me confrontó para decirme que yo no era nadie para decirle lo que ella tenía que hacer, además me amenazó con poncharme las llantas del carro y meterle fuego si era posible, la verdad que sentí miedo y me propuse irme de ese centro escolar y lo pude lograr.

Lo analicé con mi familia -recuerda Liliam y agrega-, yo sabía muy poco de la joven, pero las referencias que me daban de ella los compañeros docentes me preocuparon aún más, pretendí hablar con ella para tratar de incidir en su forma de actuar, pero nunca atendió el llamado, yo tuve que sacrificarme e irme porque la verdad es que el trabajo docente se está volviendo muy peligroso, otro tema es que, sobre esto, nadie quiere hablar, tampoco denunciar.

No conocemos a sus padres…

¿Cómo lo amenazaron Alberto? A mí me llamaron al celular, se notaba que era una voz fingida, ellos tienen nuestros números, la pandemia nos obligó a eso por el tema de las clases virtuales, nos tomamos la tarea de averiguar y efectivamente se trataba de un alumno, le decomisamos su móvil, pero al siguiente día una persona que nunca habíamos visto llegó se identificó como su responsable y dijo que lo habían enviado los papas del joven, era un tipo muy extraño.

La persona tenía unos 30 años, no parecían tener algo en común. Aquí en este pueblo -del departamento Santa Bárbara- todos suelen conocerse, a ella nunca la vimos antes, era su primer año aquí sus padres nunca se presentaron para escucharnos, yo intenté denunciar, pero en realidad pretendía declarar contra una desconocida, entonces terminamos cada uno, por su lado, nunca más le volví a llamar la atención y ella va a clases sin importar si las aprueba o no.

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El ministro de Educación, Daniel Sponda.

Urge un modelo acorde a la realidad de país

La gobernabilidad de los centros educativos es una función meramente de la Secretaría de Educación -explicó el ministro Daniel Sponda a Proceso Digital-, donde además aseguró que es un tema que ya ha sido debatido en el contexto de mutuos acuerdos con maestros y otros entes encargados de velar por el bienestar social del país, “firmamos un acuerdo para construir un sistema que permita revitalizar con nuevo diseño curricular”, externó.

El funcionario reconoció que existen algunas situaciones internas en el sector educativo que se necesitan renegociar en el marco de mejorar, entre ellos mencionó el Estatuto del Docente, ya que la refundación consiste en construir un nuevo modelo que encaje con la realidad nacional “vamos a atender los problemas históricos y el caos heredado, acabamos de recibir la institución y estamos enfocados en construir todo un andamiaje para fortalecer la educación media”, dijo.

Sponda sostuvo que en los últimos 25 años la educación fue mal conducida y en los recientes 12 años se fueron acumulando marcados fracasos a causa de decisiones erróneas en Honduras, por lo que considera que no es de la noche a la mañana en que se podrá solucionar la fuerte crisis educativa; consideró que desde el gobierno existe la suficiente voluntad política para atender las prioridades, entre ellas la alimentación estudiantil, así como la infraestructura.

El ministro señaló finalmente que, en los anteriores presupuestos de educación, apenas tenían destinado 640 mil lempiras para construir escuelas, eso se está corrigiendo en el sentido que no solo se invertirá en infraestructura, sino en compra de libros, tecnología y por primera vez en la historia la Secretaría invertirá en la contratación de profesionales de la psicología para atender desde otro ángulo los procesos aprendizaje y estamos avanzando en ese tema.

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Existe mucha precariedad en el sistema educativo público. La pandemia y las tormentas acentuaron esta realidad.

El sistema educativo ha sido abandonado

Pero otro escenario y fenómeno preocupante, es que la gobernabilidad de los centros educativos ahora también tiene que ver con la renuente actuación de los alumnos frente al maestro, ya que su autoridad, no se está viendo como tal en las escuelas -en un desmedido abandono en los últimos dos años- y para restaurar la educación urge el involucramiento de todos los sectores, según Michael Dieckmann, de la fundación Ferema, un Thint Tank (laboratorio de ideas o tanque de pensamiento) especializado en temas de investigación educativa.

El representante de Ferema, demanda un poco más el involucramiento de los padres de familia, en el sentido que deben conocer cada detalle sobre el proceder de sus hijos. Sobre la rectoría de los centros educativos es también ser más eficientes en el uso de los recursos asignados, ya que, en países pobres como el nuestro, se tiene un doble impacto y consecuencia en el sistema educativo que por cierto es limitado y afronta algunas precariedades no solo de infraestructura.

En conclusión, Dieckmann indicó a Proceso Digital que la tecnología fue un aliado importante frente a la amenaza de la pandemia, ya que su improvisada utilización permitió que el sistema educativo nacional no fracasara en su totalidad, pero también reconoce que el confinamiento obstruyó los procesos de aprendizaje, debido a que también reveló las deficiencias nacionales en cuanto a los sistemas para impartir clases en línea.

Además -añade- no hay que perder de vista la misión de hacer más eficiente el sistema; la tecnología debe utilizarse para monitorear los procesos de manera que el maestro sienta respaldo, con herramientas tecnológicas de una manera hibrida para quienes no puedan asistir a clases, el país pierde cuando un menor se ausenta dos semanas de clases, las clases no puede llevarse a cabo por medio de mensajitos, concluyó.

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Hay que pasar del diagnóstico a los hechos

La exministra de Educación, Rutilia Calderón.

Es una tragedia, antes de la pandemia se tenían indicadores que situaban la educación del país, con una amplia brecha en relación con otros países de Latinoamérica, tampoco se puede obviar que el COVID, los huracanes y corrupción aumentaron la problemática, se decía que con una inversión de 20 años políticas públicas se alcanzarían indicadores promedios regionales, pero seguramente se ocupan muchos más años, analizó la exministra de Educación, Rutilia Calderón.

La académica ve imperativo que el país, se pase de los diagnósticos a definir las estrategias y políticas públicas, pero saber cómo se financiarán, anteriormente se identificaron al menos tres canales de financiamiento en el corto plazo, que permitirán enfrentar la crisis educativa -que, por cierto-, costará muchos años superarla, pero urge comenzar, porque de lo contrario solo se seguirá postergando el problema y dejando sin respuesta a miles de niños desertores.

“Hemos propuesto programas de acogida, orientados no solo saber que tanto saben de español o matemáticas, sino el abordaje la problemática psicoemocional que impactó tanto en maestros como en alumnos, eso dará mejores procesos de aprendizaje, ya que lastimosamente nos hemos centrado en temas más técnicos y teóricos, obviando esta dimensión que tiene suficiente evidencia científica que sin atenderlos seguiremos arrastrando esos déficits de aprendizajes”, subrayó. JP

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