Por: Luis Cosenza Jiménez
Recientemente el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, publicó el Informe sobre Desarrollo Humano 2019, el cual se centra en la desigualdad que afecta a nuestros países y al mundo.
El informe hace propio el trabajo de Amartya Sen, quien obtuvo el premio Nóbel en Economía, y quien en 1999 publicó su libro Development as Freedom, en el cual definía el desarrollo como libertad. En otras palabras, Sen sostiene que el desarrollo consiste en proveer a las personas la libertad necesaria para que por su propia iniciativa puedan alcanzar su plenitud. La función del Estado entonces consiste en garantizar los derechos de las personas, incluyendo su libertad, y proveer las oportunidades para que puedan crecer y lograr su plenitud. La desigualdad entonces es el resultado del fracaso de los Estados para proveer la libertad necesaria, y las oportunidades de calidad, para el desarrollo de las personas. El informe del PNUD es muy oportuno en estos momentos en los cuales hemos visto violentas protestas en nuestra América que, a mi juicio, solo pueden entenderse con una reacción a, y un rechazo de, la desigualdad que campea en nuestro continente. Pero veamos en más detalle el importante y oportuno informe del PNUD.
El informe se centra en la desigualdad, la cual no se limita a la desigualdad en ingresos y en patrimonio. Trasciende lo meramente económico, y toca la desigualdad de oportunidades en educación y servicios de salud de calidad. Pero además de estos conceptos clásicos y harto conocidos que tradicionalmente han definido nuestra definición de desigualdad, el informe del PNUD también se refiere a nuevas formas de desigualdad, tales como la desigualdad en el acceso a la tecnología que afecta nuestras vidas, entre ellas la telefonía móvil y el uso de la banda ancha (internet). Si bien el informe reconoce el avance global en la reducción de la pobreza extrema, y aún de la pobreza, lamenta que la desigualdad se ha incrementado, particularmente en lo referente al acceso de las nuevas tecnologías. Esto dificultará que las personas, particularmente a los ciudadanos de los países con bajo desarrollo humano, cuenten con las oportunidades necesarias para que alcancen su pleno desarrollo humano.
El informe contiene cinco mensajes clave. En primer lugar, nos dice que”pese a que muchas personas están consiguiendo superar los logros mínimos en materia de desarrollo humano, las desigualdades continúan siendo amplias”. Como señalábamos antes, si bien se ha reducido la pobreza, particularmente la extrema, la desigualdad continúa siendo considerable. Luego también agrega que en “segundo lugar, está surgiendo una nueva generación de desigualdades severas en el terreno del desarrollo humano, pese a que se están reduciendo muchas de las desigualdades no resueltas en el siglo XX.” Esas nuevas desigualdades tienen su origen principalmente en el cambio climático que afecta a unos países más que a otros, y en el acceso a la tecnología. En seguida el informe menciona que “en tercer lugar, las desigualdades del desarrollo humano se pueden acumular a lo largo de toda la vida y con frecuencia se agravan debido a profundos desequilibrios de poder.” Las desigualdades se heredan por la condición de vida de los progenitores y luego se acumulan por la ausencia de oportunidades de calidad disponibles para estas personas. Por otro lado, los grupos privilegiados acumulan poder económico y político y lo usan para proteger sus ventajas, con lo cual impiden o dificultan la generación de oportunidades de calidad para los menos favorecidos. El cuarto mensaje nos dice que “la evaluación de las desigualdades del desarrollo humano requiere una revolución en lo que atañe a su medición”. Puesto de otra forma, no contamos actualmente con mecanismos adecuados para medir las desigualdades, lo cual dificulta la toma de decisiones para combatirlas. Simplemente es muy difícil, sino imposible, controlar o reducir lo que no podemos medir correctamente. Finalmente, el informe sostiene que “corregir las desigualdades del desarrollo humano en el siglo XXI es posible. Pero para ello debemos actuar ahora, antes de que los desequilibrios de poder económico se traduzcan en un profundo dominio político.” Si no actuamos ahora, los grupos que controlan la economía y la política se fortalecerán y harán mucho más difícil tomar las medidas para reducir la desigualdad. El documento también nos dice que “en lo que concierne a muchas de las desigualdades más perniciosas del desarrollo humano, no hay nada inevitable. Este es el mensaje más importante que pretende transmitir el Informe.” Es decir que podemos y debemos actuar para reducir las desigualdades y que debemos hacerlo cuanto antes.
El PNUD ha hecho un importante aporte al análisis de la desigualdad y ha llamado a que actuemos con decisión y urgencia. Lo único que a mi juicio no se destacó adecuadamente es la necesidad de un programa de nutrición infantil para los niños de seis meses a tres años. Los expertos nos dicen que en ese tiempo se forma el cerebro y la desnutrición o la mala alimentación impide el desarrollo normal del mismo. Los expertos agregan que este daño es irreversible. Si se afecta o limita el desarrollo del cerebro, esas personas, por definición, no lograrán alcanzar la plenitud del desarrollo que de otra forma pudieron haber logrado, así que en adición a las recomendaciones que emanan del informe del PNUD habría que agregar la urgente necesidad de establecer un programa nacional de nutrición infantil. Paralelo a esto habría que establecer sistemas de calidad en educación y salud, combatir el cambio climático, la discriminación que se origina en la diferencia entre los sexos, y ampliar el acceso a las nuevas tecnologías. Para todo esto las personas debemos contar con libertad y con igualdad de oportunidades de calidad. Se trata de alcanzar la plenitud de nuestro potencial con base en libertad, en nuestra propia iniciativa y en igualdad de oportunidades de calidad. Por supuesto que igualdad de oportunidades no garantiza igualdad de resultados. Somos todos diferentes y aprovechamos las oportunidades de manera diferente. Sin embargo, es menester recordar que la búsqueda de la igualdad de resultados se basa en la negación de la libertad y que siempre ha llevado a que todas las personas sean igualmente pobres. Claramente que no es eso lo que deseamos, pero en la búsqueda del desarrollo humano haríamos bien en recordar las enseñanzas de Amartya Sen y las recomendaciones del informe del PNUD.