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Indocumentados se apoyan en la fe para superar dolor de la separación en EEUU

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Tucson (EEUU) – Las celebraciones del Domingo de Pascua se convierten en un momento amargo para muchas familias inmigrantes que sufren el calvario de la deportación y la separación familiar en Estados Unidos, y quienes encuentran en su fe un soporte para mantenerse con esperanza.
 

«Sabemos que hay muchas familias que están sufriendo. La familia es de suma importancia tanto para la iglesia como para la comunidad», dijo a Efe Gerald F. Kicanas, obispo de la ciudad de Tucson (EE.UU.), quien recalcó que la Conferencia Nacional de Obispos se encuentra buscando una solución para el problema migratorio en el país.

«El sistema está roto y necesitamos hacer cambios, especialmente por los inmigrantes que solo quieren participar en su comunidad», resaltó el obispo.

Kicanas ha debido afrontar en su jurisdicción el caso de la inmigrante mexicana Herminia Gallegos, quien desde hace 20 días se encuentra refugiada en la Catedral de Tucson y pide apoyo para que su hija Rosy Rojas, de 21 años, sea liberada del Centro de Detenciones de Inmigración de Eloy.

Gallegos, quien duerme en una banca de la iglesia y se alimenta con lo que cada día le llevan miembros de la comunidad compadecidos de su caso, aseguró que no comprende porque su hija no ha sido liberada aún, luego de que un juez determinara que no representa ningún peligro para la sociedad.

Con señales de desgasto tanto físico como emocional, Gallegos también enfrenta su propio proceso de deportación, por lo que confesó que solo su fe la mantiene con fuerzas.

El obispo Kicanas indicó a Efe que Gallegos puede quedarse el tiempo que necesite en la iglesia, aunque no ocultó su preocupación por el bienestar de la mujer, en especial, tras verse obligados el pasado jueves a llamar al servicio de emergencias para que le hiciesen una revisión médica ante los visibles signos de agotamiento que presentaba.

El obispo aseguró que están esperando la decisión del juez de inmigración respecto al caso de esta madre de familia, la cual espera que sea positiva, y enfatizó que por el momento no hay nada más que pueda hacer por Gallegos.

Otro que también recurre a su fe para enfrentar su proceso migratorio es David Ferreira Shubremman, inmigrante brasileño, quien pasó seis meses detenido en un centro de detenciones en Arizona (EE.UU.).

Ferreira se encuentra en medio de un pedido formal de asilo político en Estados Unidos, tras señalar que debido a su orientación sexual se ha convertido en un blanco de ataques en su país de origen.
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