Tegucigalpa– Matar a un paciente dentro de una ambulancia, pasar factura por impuesto de guerra en una escuela , asesinar a un pastor evangélico, saquear un templo católico, herir a un sacerdote, amenazar a los bomberos que intentan cumplir su responsabilidad, son fronteras que los criminales ya cruzaron en Honduras.
En este país centroamericano los tentáculos de la violencia se extienden a entes impensables. Las iglesias, los cuerpos de socorro como bomberos, comités de emergencias, Cruz Roja, escuelas y colegios se han vuelto apetecidos por operaciones criminales.
Una veintena de pastores han sido asesinados en los últimos tres años.
Acciones que en otros tiempos eran inimaginables sacuden a estas instituciones que de alguna forma eran respetados por la delincuencia. Sin embargo, de un tiempo acá, se ha comprobado cómo han comenzado a ser presa de la delincuencia.
La zozobra que extiende su manto a esas entidades de servicio social e iglesias también se ensancha en las casas de los hondureños que ya no pueden soportar las extorsiones y que han comenzado a vender o alquilar sus casas bajo el argumento que tiene un denominador común, la inseguridad.
Otro fenómeno que está ocurriendo, principalmente en la capital hondureña, es la modalidad que han adoptado los criminales de botar los cadáveresde sus víctimas envueltos en sábanas o en bolsas, en zonas residenciales, donde antes eso no ocurría.
Bomberos
Instituciones beneméritas como el Cuerpo de Bomberos, ha tenido que enfrentarse a las limitaciones que imponen los delincuentes y prueba de ello, es que no pudo atender un incendio debido las amenazas de personas que se encontraban en la colonia Suyapa de Tegucigalpa, zona donde se desató el siniestro.
El portavoz de los Bomberos, Óscar Triminio, relató que suscitó un incendio en el sector de Suyapa, al oriente de la capital, donde una casa pequeña de madera, se quemó totalmente. Los apagafuegos no pudieron llegar al lugar debido a las amenazas de parte de personas que estaban en el sector afectado.
Y es que a nivel nacional se reportan varios lugares en donde el personal de rescate y socorro no puede ingresar debido a la inseguridad poniendo en riesgo la vida de las personas que se intentan socorrer.
Cruz Roja
La Cruz Roja Hondureña, tampoco está exenta de esa situación tal como lo afirma su portavoz, Alejandro López, quien se refirió al ataque que sufrió una ambulancia de ese organismo durante una balacera cuando resultaron heridos varios seguidores del equipo Motaguaque se manifestaban en apoyo al cesado futbolista Amado Guevara en la colonia Humuya de Tegucigalpa.
López describió que desplazaron las unidades al lugar y cuando llegó la primera, fue atacada a pedradas por los manifestantes que le quebraron los vidrios y destruyeron parte de la estructura por lo que tuvieron que retirarse de ese sitio.
Pero este caso no es el único donde una ambulancia ha sido atacada, en hechos violentos en el occidente de Honduras, pacientes que han sufrido atentados han sido rematados por sicarios dentro de las propias unidades de auxilio.
En marzo de este año, cuatro hombres con el rostro cubierto y usando pasamontañas acribillaron a un hombre dentro de una ambulancia de la Cruz Roja en un hecho ocurrido en la carretera que conduce de Santa Bárbara a San Pedro Sula. La víctima, José Alberto Paredes López de 26 años, era trasladado al hospital Mario Catarino Rivas.
Reportes oficiales indicaron en ese momento que José Alberto Paredes López fue atacado a balazos por hombres desconocidos, luego se le ingresó al hospital local y luego se le trasladaba al hospital Mario Catarino Rivas debido a la gravedad. Los socorristas de la Cruz Roja, dijeron que cuando se conducían a l centro asistencial desde un automóvil que se les puso enfrente se bajaron cuatro hombres armados para rematar al paciente.
“No nos quedó más que tirarnos al suelo y no mirar a nadie para resguardar nuestra seguridad. Estos son los riesgos que corre uno”, dijo una de los voluntarios de la Cruz Roja.
Comité Municipal de Emergencias
Tegucigalpa, una de las zonas más vulnerables de Honduras ante fenómenos de la naturaleza mantiene activo su cuerpo municipal de emergencias, pero sus miembros también son objeto de ataques por parte del crimen.
“No podemos desconocer que las Fuerzas Armadas y la Policía, ponen a disposición personal para que nos pueda acompañar y ahora vamos a tener que hacerlo de una manera más seguida y más comprometida porque hemos tenido incidentes nosotros también”, apuntó el gerente del Comité de Emergencia Municipal (Codem) de la capital, Luis Urrutia.
Los socorristas han pedido a la población que le den paso a las ambulancias y a las unidades de rescate y de emergencia porque en un momento determinado ellos pueden necesitar de esos valiosos servicios.
Escuelas
La delincuencia tampoco da tregua a los centros educativos y en ellos también ha comenzado a entronizarse, principalmente en las escuelas y colegios públicos que ya no sólo tienen que lidiar con los robos, asaltos y presencia de vendedores de droga, pues ahora se ha sumado el delito de la extorsión o cobro del impuesto de guerra.
El director del Instituto Técnico Honduras, Nelson Cálix, localizado en la populosa colonia Kennedy del oriente de la capital, denunció que a los maestros los extorsionadores les dicen “pásenos tanto y eso significa que se da o se da”.
Esa situación que mantiene acorralados a los docentes y los estudiantes, se refleja aún más cuando los educadores son amenazados por miembros de pandillas matriculados en los colegios que utilizan la extorsión para lograr sus objetivos, dijeron líderes magisteriales.
“Algunos docentes nos tenemos que retirar, el año pasado, ante una docente se presentó un tipo y le dijo: o me pasa a todos los de sexto año, que ninguno se quede en matemáticas o la arreglamos”, relató el dirigente del Colegio de Profesores Unión Magisterial Hondureño (Coprumh), Pedro Canales.
En ese sentido, hizo un llamado al ministro de Educación, Marlon Escoto, al ministro de Seguridad, Arturo Corrales, al presidente Porfirio Lobo y a todas las autoridades gubernamentales que hagan algo para que los centros educativos tengan seguridad.
Según la dirigencia magisterial, en los centros educativos se perdió la gobernabilidad y ahora las reglas del juego las imponen personas desde afuera.
Al respecto, el ministro de Educación, Marlon Escoto, dijo que ha hecho gestiones ante la secretaría de Seguridad y aunque han obtenido respuesta, no ha sido en la dimensión que quisieran porque el tema de seguridad es de Estado, lo que incluye Tegucigalpa, San Pedro Sula y desgraciadamente absorbe al sector educativo.
“Uno se siente impotente realmente porque cuando salen nuestros hijos, no sabemos si van a regresar o no”, expresó la madre de familia, Bernarda Hernández.
Recién en Honduras se creó la Policía Escolar como un antídoto para frenar la seguridad en los centros educativos.
Según los docentes de los diferentes centros educativos afectados por la delincuencia en la capital de la República, este problema incrementa la deserción escolar.
Opiniones
Para el sociólogo Marco Tinoco, hay varios factores que indican porqué la violencia ha crecido, pero en general, es el resultado de la debilidad de las instituciones y del Estado y el aumento de la impunidad.
Por su parte, el presidente Porfirio Lobo, ha insistido que hay muchos días en Tegucigalpa, donde se han registrado cero homicidios, lo que se puede validar en la morgue del Ministerio Público.
“No les digo que son días seguidos sino que se han dado, esos días, incluida San Pedro Sula que es donde tenemos el problema mayor”, argumentó el mandatario.
“Estamos conscientes que vivimos en un país al se le fue de la mano la violencia; cuando él estuvo en su campaña política habló de un puño fuerte, pero ese puño se lo dobló la violencia y la delincuencia”, manifestó el ciudadano Juan Durón.
Por su parte, el joven estudiante David Aguilar, dijo que “siempre se presentan homicidios a diario, entonces no puede decir que no hubo muertes, si uno enciende el televisor y mira las noticias, sólo violencia y crímenes, gente metida en sacos, que matan a periodistas…”.
Mientras tanto, el representante regional del Comité para la Defensa de los Derechos Humanos en Honduras (Codeh), en San Pedro Sula, Hugo Maldonado, consideró “que lamentablemente el país está en un caos social donde la población ya no sabe ni que hacer y contempla impávida como a cada rato circula la “morguera” para recoger un cadáver más”.
El Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) registra hasta el 30 de mayo del presente año, tres mil 973 muertes violentas equivalentes a 20 homicidios diarios.