Iglesia Católica condena el maltrato, la utilización y la marginación de la mujer

Tegucigalpa – La Iglesia Católica condenó este quinto domingo de la cuaresma el maltrato, la utilización y la marginación de la mujer a través de las costumbres machistas que utilizan y discriminan a la mujer y disculpan fácilmente al hombre.

Así lo manifestó en su homilía dominical, el cura párroco de la iglesia catedral metropolitana San Miguel Arcángel de esta capital, padre Juan Carlos Martínez quien se refirió al relato bíblico sobre la conocida y dramática historia de la mujer adúltera.

Jesús está sentado enseñando en el templo, lugar de oración, espacio de salvación, que no debe ser utilizado para condenar a nadie, donde los letrados y fariseos traen a una mujer sorprendida en adulterio llevándola arrastrada y semidesnuda y la ponen delante de Él.

Acotó que la mujer se encontraba con miedo y hasta con pánico porque se hablaba de lapidarla, de matarla, y ella se siente culpable y avergonzada y tiene miedo a la muerte. Esa mujer ha sido sorprendida en adulterio y en el nombre de la Ley de Moisés la acusan y colocándola en medio le dicen: maestro, esta mujer ha sido sorprendida en adulterio y la Ley de Moisés nos manda a apedrearla y le preguntan a Jesús, tú qué dices.

Apuntó que ahí es donde está el meollo del asunto, porque en el fondo quieren exigirle a Jesús que se pronuncie sobre esa mujer sorprendida en adulterio. Jesús lo tiene muy difícil porque si expresa su misericordia va en contra de la Ley de Moisés y si expresa su aprobación a la ley, entonces va en contra de lo que predica sobre la misericordia de Dios para con los pecadores y ponen a Jesús contra las cuerdas.

En ese sentido, la pregunta es muy comprometida, van por Él y Jesús lo sabe, todos están expectantes, los gestos y los labios de Jesús, responderá Jesús a la pregunta sobre el pecado, pero Jesús inclinándose escribía en el suelo, Jesús ante el pecado se inclina y se pone al nivel de aquella mujer pecadora, el que se inclina significa que es el único que se pone a su nivel para escucharla y para comprenderla.

Como insistían en preguntarle, Jesús se incorporó y les dijo: “aquel de ustedes que esté sin pecado, que le tire la primera piedra”, con eso Jesús les quita la máscara, los saca del anonimato para poner a cada uno frente a su propia conciencia y su verdad, ahora se encuentran desnudos ante Él, no sólo se les caen las piedras de las manos, sino que también se les caen las máscaras, la aureola y la imagen de apariencia y al oírlo se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos porque saben que por su larga vida han pecado mucho y se encuentran con la realidad de que ellos son también pecadores como la mujer, también ellos son adúlteros.

“Nosotros necesitamos también escuchar esas palabras de Jesús sobre la mujer sorprendida en adulterio: tampoco yo te condeno, es decir, yo te comprendo, yo te acojo tal como estás, yo te amo”.

Agregó que hoy nosotros también tendríamos que preguntarnos si somos tan buenos para permitirnos juzgar a los otros tan duramente. No tendríamos que reconocer que todos somos pecadores y que estamos metidos en esa misma fragilidad humana.

Retomó que Jesús le dijo: mujer dónde están tus acusadores, ninguno te ha condenado y ella respondió, ninguno Señor. Sólo Jesús la ha comprendido y la ha mirado con amor y en este pasaje, Jesús descalifica las costumbres machistas que utilizan y discriminan a la mujer y disculpan fácilmente al hombre.

“Aún sigue vigente en nuestra sociedad el maltrato, la utilización y la marginación de la mujer y Jesús dice a la mujer, tampoco yo te condeno, anda y en adelante, no peques más”, señaló el prelado.

Destacó que cómo necesitaríamos también que alguien nos dijera a cada uno, yo tampoco te condeno y sentirnos liberados de nuestro sentimiento de culpa y de indignidad en la que a veces estamos sumergidos.

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