Hondureños recuerdan “aquellos diciembres que nunca volverán”

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Tegucigalpa – Muchos hondureños recuerdan en esta fecha, aquellas navidades que quizá nunca volverán, debido a que muchas costumbres y valores se han perdido y ahora la sociedad se encuentra sumergida en una vorágine de criminalidad y de antivalores que tristemente han ubicado a Honduras como uno de los países más violentos y corruptos del planeta.
 

*Personas mayores recuerdan la fraternidad y la solidaridad que años atrás caracterizaba la celebración de la navidad.

*El ex canciller Fernando Martínez, confía en que “en esta navidad en que vivimos momentos difíciles, ojalá que todo el pueblo hondureño pueda vivir en paz”.

*El cardenal Óscar Andrés Rodríguez, criticó que el sistema de la globalización de mercados, no tiene valores nuevos y a lo que lleva es a una exacerbación del egoísmo.

*El reverendo Oswaldo Canales lamentó que muchos hondureños hayan perdido la visión objetiva sobre lo que se celebra en navidad que es el nacimiento del hombre que vino a la tierra para salvar a la humanidad.

Para doña Guadalupe Castro de 91 años, residente en la colonia La Esperanza de Tegucigalpa y originaria de Palo Pintado, Comayagua, las navidades que se celebraban en los años 60, 70 y 80, nunca volverán, porque eran épocas donde los hondureños se demostraban la solidaridad, amistad y confraternidad.

Tiempos dorados

“Uno llegaba a la casa de los vecinos o de los amigos y nos abrazábamos y compartíamos la comida que generalmente eran nacatamales, pierna de cerdo y jolote y los que bebían pues se echaban su cervecita o su traguito, pero sin pelear, siempre departiendo sin que hubieran pleitos como ahora que uno si entra a alguna casa es capaz que lo reciben a tiros”, lamentó.

Agregó que las costumbres se han ido perdiendo, antes los árboles de navidad eran humildes eran palos que se iban a cortar a las montañas cercanas a la capital y luego se pintaban de plateado y se adornaban con lluvias y foquitos, ahora sólo se miran pinos importados que por cierto son carísimos y ya no se miran tanto los nacimientos que uno podía contemplar en casi todas las casas para recordar con espiritualidad el nacimiento del niño Jesús.

El arquitecto y ex canciller hondureño, Fernando Martínez, quien mantiene la tradición de elaborar todos los años un nacimiento que no sólo representa el advenimiento del Salvador del Mundo, sino que enfoca la realidad actual que vive la sociedad, dice que el objetivo de confeccionar el nacimiento es continuar una tradición de sus padres para representar la espiritualidad de la familia hondureña que cada vez enfrenta problemas de inseguridad, falta de empleo, pobreza y un debilitamiento de la institucionalidad, entre otros.

“Es una herencia cultural que la he ido renovando cada año en vista que es necesario que el país entre en etapas de espiritualidad y en esta navidad en que vivimos momentos difíciles, ojalá que todo el pueblo hondureño pueda vivir en paz”, confió Martínez.

Señaló que en varios lugares del país se mantiene la tradición de los nacimientos, no así en la capital, donde esa costumbre se ha ido perdiendo, aunque se trata de recordar el acontecimiento más grande de la historia que es el nacimiento de Jesucristo.

Explicó que el nacimiento tiene tres etapas: una es la cultural, otra es la espiritual y por último la social y esa tradición se mantiene principalmente en los departamentos del occidente del país, Santa Bárbara, Copán, Lempira e Intibucá.

Recordó que su madre comenzó con la elaboración del nacimiento en 1950 en Comayagüela y él la continuado a partir de 1980.

Otra de los clanes que mantiene viva la tradición de elaborar con regocijo y espiritualidad el nacimiento, es la familia Valladares Membreño, cuyos miembros consideran que la navidad es una época no sólo para recordar el advenimiento de Jesús, sino que debe servir para que todos los hondureños reflexionen para cambiar la triste situación en que se encuentra el país sumergido en una crisis económica y de violencia.

Navidad no debe ser sólo una fiesta de consumismo

Precisamente, en su homilía dominical, el cardenal Òscar Andrés Rodríguez, clamó que la navidad significa una invitación para ser coherentes y si alguien dice que es creyente, si verdaderamente merece ese elogio del ángel, dichoso el que ha creído.

“Tenemos que ser coherentes con lo que decimos que creemos y debemos salir, especialmente en este tiempo tan precioso, para ayudar principalmente al que más lo necesite”, añadió.

Cuestionó que la navidad no puede ser una fiesta de consumo simplemente, una fiesta de egoísmo, sobre todo viendo el gran amor que Dios ha tenido con sus hijos y en ese sentido, la navidad debe ser una fiesta de amor y si en las familias no crece el amor, sigue la misma rutina, los mismos defectos, los mismos problemas, las mismas discusiones y las mismas antipatías, no se va a celebrar bien.

El prelado destacó la solidaridad que debe existir con los más pobres y humillados de este mundo. “Hay tanta juventud sin trabajo, tantas personas que durante muchos años luchan para salir de una situación, y les falta una mano amiga que les pueda ayudar y algunos pueden decir que son pobres, pero no hay nadie tan pobre que no tenga algo que compartir ni nadie es tan rico que no tenga algo que recibir y la navidad tiene que caracterizarse por eso”, acotó.

Criticó que el sistema de la globalización de mercados, no tiene valores nuevos y a lo que lleva es a una exacerbación del egoísmo al pensar únicamente en sus propios intereses.

“Estamos viviendo tiempos difíciles en nuestra Honduras, pero sólo podremos salir, si pensamos en el bien común, si pensamos en el bien de nuestro país, y no en intereses particulares de cualquier tipo que sea”, recalcó.

Honduras se ha vuelto a una cultura de la muerte

El jerarca católico también lamento que “qué triste que Honduras se haya vuelto una cultura de la muerte, que bello que nos abramos a la palabra de Dios y aprender el mandamiento de no matarás, que bello sería que en este tiempo de navidad, todos aquellos que se sienten con el derecho de quitarle la vida a otro, digan: por respeto, por amor a Dios, queremos transcurrir si quiera estos días sin ningún crimen, sin ningún asesinato, sin ninguna muerte violenta, podemos llegar a ser como María, portadores de Cristo y ser portador de Cristo, es ser portador de vida”.

En ese sentido, invitó a los hondureños a abrirse al amor del prójimo ya que nadie puede encontrarle solución a sus problemas encerrándose en si mismo y cada uno está llamado a ser testigo de paz y de amor en un mundo que está marcado por tanta injusticia y violencia.

“Cómo podremos cantar el cántico de los ángeles en la noche de navidad diciendo: Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad, si en nuestra Honduras no hay paz social y no hay respeto a la vida”, se preguntó el cardenal hondureño.

Agregó que “la navidad nos sacude para que podamos llevar el mensaje especialmente a aquellos que no creen en Dios, creen en la pistola, en la metralleta o en las balas o en el robo o en el crimen”.

Muchos han perdido la perspectiva del significado de la navidad

Por su parte, el reverendo Oswaldo Canales, ex presidente de la Confederación Evangélica de Honduras, lamentó que muchos hondureños hayan perdido la visión objetiva sobre lo que se celebra en navidad que es el nacimiento del hombre que vino a la tierra para salvar a la humanidad.

“Creo que hay mucha frustración en el pueblo y por lo cual ha perdido la perspectiva de lo que celebramos en estos días, el natalicio del Salvador del Mundo, el nacimiento de Jesús y vienen a mi memoria, las palabras de los ángeles enviada a los pastores: No temáis ni tengáis miedo he aquí que te doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo, que ha nacido en la ciudad de David, un Salvador del Mundo”, refirió el religioso.

Añadió que el mensaje de los ángeles es gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz, y por eso es esencial que los hondureños puedan reflexionar sobre el significado de esa frase porque se ha dividido la navidad en una navidad espiritual y una navidad comercial y muchas veces no se ha mantenido el equilibrio y la navidad comercial repercute más y cuando no se cuenta con las cosas materiales hay suma preocupación en el ser humano.

En ese sentido, recordó que la navidad es una fiesta del espíritu, un tiempo para compartir en familia, una época de reconciliación y perdón, es el tiempo para prepararse a dar y no sólo para recibir.

Canales recomendó que como sociedad y familia, ante tantas situaciones difíciles que enfrenta el pueblo hondureño como el desempleo y la inseguridad, lo que deben hacer los hondureños es acercarse más a Dios, porque Jesucristo mismo advirtió que en el mundo se tendrían aflicciones, pero pidió que se tenía que confiar en Él porque es quien da esa paz.

Advirtió que “Dios ya no quiere una sociedad polarizada, desenfocada y de echarle la culpa a Él por todo lo que sucede alrededor y muchas veces sólo nos acordamos de Dios en una situación difícil y en eso se debería reflexionar en la víspera de la navidad.

Honduras se apresta a celebrar la navidad esta noche en medio de una institucionalidad en franco deterioro, en una atolladero económico y financiero, donde hay personas que trabajan en el Estado y ni siquiera han recibido el pago de su sueldo de diciembre y su aguinaldo y donde hay personas con una desmedida ambición de poder.

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