Tegucigalpa- Al ser consultado sobre si los niveles de contaminación actuales tienen antecedente, Francisco Argeñal Pinto, director del Centro Nacional de Estudios Atmosféricos, Oceanográficos y Sísmicos (Cenaos) de Copeco, contestó que los actuales son los niveles más altos de contaminación que se han registrado, nunca antes vistos.
«Podríamos decir que sí estamos respirando los peores niveles», afirmó Argeñal Pinto, subrayando la urgencia del problema debido al aumento del parque vehicular y la creciente población en la capital.
«Prácticamente estamos en los peores niveles que podríamos tener en este momento», agregó el director, en referencia particularmente a los niveles de aire contaminado en la capital Tegucigalpa. Actualmente, no se están midiendo algunos gases tóxicos producidos por la combustión de vehículos, como el dióxido de carbono, monóxido de carbono, dióxido de azufre y óxidos de nitrógeno. «Antes se medían estos contaminantes con un proyecto de Aire Puro, pero ahora solo estamos midiendo partículas en suspensión de 2.5 micras, que se consideran extremadamente peligrosas» de acuerdo a las últimas mediciones, explicó.
Las últimas mediciones, reportadas a través de la red de estaciones automáticas de la Alcaldía del Distrito Central y otras instituciones, indican que la calidad del aire está casi al borde del límite superior de peligrosidad para la población.
Según varios técnicos, estas partículas finas pueden penetrar en el torrente sanguíneo y alojarse en órganos como el hígado, páncreas, vesícula y pulmones, causando graves daños a la salud, especialmente para aquellos con enfermedades respiratorias, detalló.
«Tenemos una alta concentración de contaminantes, y la nubosidad hace que el sol se vea rojo, lo cual es un indicador preocupante», señaló Argeñal Pinto. Además, la sensación térmica contribuye a que el humo se concentre cerca del suelo.
El director de Cenaos expresó la esperanza de que las condiciones mejoren si llueve como está pronosticado para las zonas centro, oriente y norte del país. Sin embargo, advirtió que los incendios forestales en varias áreas del territorio nacional y en países cercanos como Nicaragua siguen siendo una amenaza. «El transporte horizontal del humo continuará envenenando el aire si no se apagan estos incendios», añadió.
Para aliviar la situación, es crucial que comience a llover, lo que ayudaría a romper la estabilidad atmosférica y precipitar gran parte de las partículas en el aire al suelo. La población debe mantenerse informada y tomar precauciones ante estos niveles peligrosos de contaminación. LB