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Hondureña Maya Selva cumple 20 años de estar vendiendo sus puros en Europa

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Tegucigalpa.- La primera caja de puros hondureños hechos a mano de la marca Flor de Selva se vendió en una de las mejoras tiendas de París en 1995, hoy, ese producto del país centroamericano está colocado en 18 naciones de Europa.

«En 20 años hemos logrado entrar en 18 países de Europa, tenemos 10 por ciento del mercado francés, somos la marca de Honduras más vendida en Alemania, estamos en Suiza, España, Italia y otros países», dijo en entrevista con Efe en Tegucigalpa la propietaria de la empresa Flor de Selva, Maya Selva.

Selva, quien a los 15 años se fue a estudiar a Francia y a los 25 regresó a su terruño, es un ejemplo del empresario emprendedor en su país y ahora comparte su experiencia de éxitos con jóvenes hondureños a través de la iniciativa Honduras Global.

La empresaria relató que con sus puros de Flor de Selva, en Francia, adonde regresó como «exiliada de corazón», fue «creciendo poquito a poquito» y ahora el objetivo es estar a más tardar en cinco años en EE.UU., donde hace dos abrió una distribuidora.

La idea de crear la empresa Flor de Selva surgió «para dar a conocer mi tierra, mi linda Honduras, me tocaba estar en Francia, estaba exiliada, no por razones políticas, sino exiliada de corazón porque estudié allá -su esposo y sus dos hijos son franceses-» y quería crear un lazo con su país, indicó Selva.

A esa motivación se sumó que el puro que comenzó a producir en Jamastrán, en el oriente de su país, tenía la ventaja de que era «totalmente hecho en Honduras transformado con materia prima hondureña y venía acabado al mercado».

«O sea que el valor añadido de producción estaba puesto aquí en Honduras, hubiese podido ser quizá ropa la actividad, pero la tela no estaba hecha en Honduras», añade la empresaria al relatar cómo se abrió paso en una actividad que al principio asombro a algunos de sus compatriotas por el hecho de ser mujer metida en el tabaco.

Lo que esta mujer emprendedora quería era «algo que fuera 100 por ciento hondureño, sin depender de importaciones, sin nada».

Maya Selva cree que quizá hay más machismo en el norte de Europa que en su país, porque «eso de que una mujer haga puros es como si les dijeran que un coche fue diseñado por una mujer».

En Honduras, más que machismo, lo que percibió fue que algunos se sorprendieron, no creían mucho en su proyecto, le auguraban de tres a seis meses, o un año como mucho.

Selva destacó el «gran respeto para la mujer» en su país y que cuando aprendió las tareas del puro las obreras que trabajaban en la zona cambiaron su actitud hacia ella y sonríe al decir que aquellas obreras comentaban: «Es que pensábamos que era mala mujer».

Pero a partir de verla trabajar como una obrera más, hubo un cambio de actitud impresionante de toda la comunidad, porque trabajaba como ellos y además era capaz de ser madre.

«Tengo la impresión que haber sido mujer más bien fue una ventaja aquí. Los hombres entre ellos son muy duros, les gusta pelear, y hay muchas cosas que no se me hizo por ese respeto ancestral que se tiene hacia la mujer», expresó Maya Selva.

De sus puros en Europa, recuerda que en los países del norte fue más complicado porque no tomaban su producto en serio.

Eso de un puro hecho por una mujer lo asociaban a lo erótico, sexual, y ella «no quería jugar en ese plan».

«Estaba el ‘qué sabe ella de tabaco, esto es algo entre nosotros, por qué una mujer, no platicamos lo mismo'», refiere que se comentaba sobre los puros de Flor de Selva.

Ante esa situación, la empresaria decidió, más «por inocencia», poner adelante el nombre de Honduras con un puro «hecho totalmente a mano, una real artesanía», pero sin aparecer ella.

Maya Selva, ingeniera en Sistemas de profesión, surge en el mundo del tabaco por la inquietud de querer hacer algo empresarial en su país, que tiene una cultura de tabaco que data de 1.500 años, ya que según apuntes históricos los mayas lo consumieron.

Al inicio hubo mucho análisis sobre qué sabe hacer Honduras y que el valor añadido esté allí.

«Lo que yo analizaba era la materia prima, el precio lo define el exterior. Entonces hay años en que producir a nivel agrícola esa materia prima tiene un costo, pero el exterior no te lo paga y lo pierdes todo», comentó Maya Selva.

Nacida en Tegucigalpa, Selva quiso siempre dedicarse al campo, porque eso es lo que se sabe hacer en su país, pero su idea era hacer una agricultura con un valor añadido, que significa una diferencia, una transformación reconocida por el comprador.

«Eso te permite definir tu precio y no depender de valores definidos en Chicago, Londres o en otra parte del mundo», acotó.

Selva, quien alterna su vida entre Francia y Honduras por su empresa, es amante de la música clásica y actualmente está llevando clases de piano.

En Jamastrán aprendió que todo producto agrícola depende «de su clima, de su suelo y de su gente».

«Ese es el triángulo mágico», dice la exitosa mujer, quien es una pequeña productora de tabaco y puros de cuya calidad conocen artistas como Arnold Schwarzenegger y Sylvester Stallone, lo mismo que políticos e intelectuales.

Maya Selva, cuya marca insigne Flor de Selva emplea a unas 85 personas, también es embajadora de la Marca País Honduras.

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