«Mitch» devastó el territorio hondureño entre el 26 de octubre y el 2 de noviembre de 1998, con un saldo de 5.657 muertos y pérdidas por unos 5.000 millones de dólares por la destrucción de infraestructura, viviendas y sectores productivos.
El huracán se formó en el mar Caribe al este de Nicaragua y Honduras, a donde llegó con categoría cinco, la máxima en la escala Saffir-Simpson, aunque se degradó a tormenta tropical a medida que avanzó en su recorrido mortal por suelo hondureño.
Tegucigalpa sufrió a causa del «Mitch» aludes en zonas altas y una descomunal inundación por las crecidas de ríos y quebradas que cruzan la ciudad, que arrasó varios sectores residenciales.
El reciente temporal de 11 días ocasionó en la capital hondureña algunos deslizamientos y hundimientos de tierra que destruyeron decenas de casas; uno de ellos causó cinco muertos.
El desastre de 1998 fue tan grave en Honduras que la comunidad internacional, además de ayudar en la emergencia, financió un plan de reconstrucción de corto y medio plazo.
Nicaragua, El Salvador y Guatemala también fueron abatidos por «Mitch» y recibieron amplia ayuda internacional, pero Honduras sufrió la peor parte de esa calamidad, a la que siguieron desastres menores en posteriores temporadas de huracanes.
Diez años después del «Mitch», al menos 33 hondureños murieron, 16 continúan desaparecidos y unos 55.000 quedaron damnificados por las lluvias, según un reporte de la Comisión Permanente de Contingencias (COPECO).
El temporal comenzó el pasado día 14 y cesó el viernes anterior, provocado primero por una depresión tropical y después por un sistema de baja presión, que también afectaron los países vecinos.
Los aguaceros ocasionaron inundaciones, deslizamientos o hundimientos de tierra y otros problemas en más de 300 comunidades en 16 de los 18 departamentos de Honduras.
Los afectados por las lluvias suman unos 270.000 y unos 38.000 de los 55.000 damnificados están en albergues.
Las lluvias, según la COPECO, afectaron casi 70.000 hectáreas de cultivos, más de 200 vías de comunicación, casi medio centenar de puentes y vados, y cerca de 10.000 viviendas.
El Gobierno del presidente Manuel Zelaya, que declaró el lunes emergencia nacional, brinda ayuda humanitaria a los damnificados y rehabilita daños con apoyo de la comunidad internacional.
Las autoridades descargaron entre el sábado y hoy la represa hidroeléctrica Francisco Morazán, más conocida como El Cajón, para evitar que llegara a su máximo nivel porque los ríos que la alimentan siguen crecidos.
Las descargas subieron ligeramente los caudales de los ríos Ulúa y Humuya, sin que hayan habido problemas en sus riberas, según la COPECO y la estatal Empresa Nacional de Energía Eléctrica.
La COPECO redujo el sábado las alertas roja y amarilla -de peligro y preventiva- que mantuvo en los departamentos más afectados por las lluvias.
Actualmente sólo hay alerta roja en 13 municipios del norte y oeste, en su mayoría ribereños del río Ulúa, el más caudaloso del país; alerta amarilla en Tegucigalpa por aludes y agrietamientos de tierra, y alerta verde o de precaución en el resto del país.
Un frente frío podría producir nuevas lluvias en el litoral Caribe a partir de mañana, según el Servicio Meteorológico Nacional.