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Honduras… ¿próxima aldea global de éxito en el hemisferio occidental?

Ricardo Puerta    

Tegucigalpa. – La frase “aldea global” la acuñó un canadiense, Marshall McLuhan (1911–1980). La explica así: todos los cambios sociales resultan del efecto que tienen las nuevas tecnologías en nuestras vidas cotidianas y sensoriales. El concepto de aldea global contribuyó a globalizar el término, que hoy caracteriza la actual sociedad de información y comunicación.

¿Cómo funciona? La aldea global es una categoría socioeconómica, formada por comunidades nacionales integradas a una comunidad global. Su funcionamiento se explica por las categorías: Estado Regional, Mercado Global y Empresa Transnacional.

Este artículo comenta las coyunturas, conceptos, estrategias, resultados, agentes e impacto que, en este caso, se visualizan desde Honduras para que llegue a ser una “Aldea Global”, al menos, durante el Gobierno de Joe Biden, en los Estados Unidos”.

Según “El Plan Biden para Fortalecer la Seguridad y laProsperidad en Colaboración con los pueblos de Centroamérica”, “los desafíos que nos aguardan son enormes. Pero como existe voluntad política, no hay razón para que Centroamérica no pueda convertirse en la próxima gran historia de éxito en el hemisferio occidental”.

Importancia de México

En mi artículo anterior, en esta misma columna de Criterios, proceso.hn, periódico digital de Honduras, destaqué la importancia –amplia y múltiple– que tiene México para los hondureños, que huyen o quieren emigrar desde Honduras a los Estados Unidos.  Importancia que está justificada por razones geográficas, naturales, económicas, culturales e históricas.

Al presente, 3 variables obstaculizan los logros buscados: 1) el legado negativo que dejó la Administración Trump en la institucionalidad migratoria estadounidense, binacional y regional, 2) la pandemia del COVID –que en cada país ha vuelto obsoletas las soluciones del pasado, sin haber logrado aún la normalidad del “durante” o “del presente en marcha” – y 3)  los efectos dañinos que ha producido el cambio climático por huracanes, inundaciones, sequías y marejadas, aún irresueltos.

Lo anterior justifica que el Presidente de los Estados Unidos emita, un nuevo Decreto, tipo TPS/Permiso Temporal de Trabajo y de no deportación. Que en cobertura podría beneficiar a los millones de perjudicados en los países afectados, donde Honduras encabeza la lista.  Para no empezar por el universo mayor, podría comenzarse reunificando afectados que ya tienen familiares allegados en los Estados Unidos, con suficiente base económica y situación migratoria normalizada. 

Pero hay otra solución todavía más amplia y urgente: una nueva Ley bipartidista, como la que solía lograr el difunto senador John McCain. Dicha ley debe inspirarse en el mismo espíritu de amnistía migratoria que impulsó Ronald Reagan en 1986. Ley que abrió las puertas a la ciudadanía casi tres millones de indocumentados.  Al presente, los estimados más conservadores informan que hay 12 millones de indocumentados en los Estados Unidos, con una media de 10 años de estadía y trabajo en ese país.

La guerra por la hegemonía mundial entre EUA-China… ¿es una oportunidad para Honduras?

Sí lo es, y veamos porqué. El 30 de septiembre de 2018, siendo Donald Trump el Presidente de EUA, y tras un año de negociaciones, los gobiernos de los tres países del TLCAN alcanzaron un acuerdo “para modernizar el Tratado”. La nueva versión del Acuerdo México-Estados Unidos-Canadá (AMEC) se expresa la voluntad política, visión y flexibilidad de los países firmantes, para lograr los balances necesarios y mantener los beneficiosos efectos trilaterales en tal comunidad de naciones.

Debido a la ruptura que le produjo el Presidente Donald Trump al nuevo Acuerdo, el AMEC hoy evidencia en los Estados Unidos una continua lucha para que el país estadounidense siga manteniendo su hegemonía en la geopolítica del mundo, por encima de China continental. Ello exige reconocer que China sigue acortando, poco a poco y en forma continua, la ventaja que todavía favorece a EUA, la cual equivale a poseer una economía 4 veces más productiva que la China.  Aunque quizás por estrategia, EUA aún considera a China no como un adversario mundial, sino como un competidor de mercados.

Sin embargo, el quiebre lo tienen ahora por dentro las mismas empresas norteamericanas que aún operan en China continental. En la “guerra” que mantienen, el 13% de las empresas estadounidenses en China han abandonado el país o planean hacerlo. En respuesta, al recrudecimiento de “la guerra comercial” que abrió el entonces presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, al ordenar a las compañías norteamericanas que buscasen alternativas al gigante asiático y trasladasen sus fábricas de vuelta a los EEUU.

Según un informe del Consejo Empresarial Chino Estadounidense, del que forman parte más de 200 empresas, incluidas multinacionales como Apple, Amazon, The Walt Disney Company o Walmart, solo el 3% de las empresas estadounidenses que operan en China retornarán a EEUU, mientras que un 10% restante abandonará total o parcialmente el gigante asiático para trasladarse a otro país. Las empresas informan “que las tensiones comerciales están teniendo un impacto mensurable en la competitividad de las empresas norteamericanas en el mercado chino, especialmente frente a las empresas chinas», señala el Consejo.

Y en esa alternativa de “de trasladarse a otro país” es donde México y los países del Triángulo Norte, Honduras entre ellos, podrán volverse “la opción más atractiva”, dado que esas empresas están decididas a salirse de China, sin regresar a los Estados Unidos. Piensan eso debido a las ventajas que poseen México y los países del Triángulo Norte para convertir a países como Honduras, El Salvador, Guatemala y México, en naciones de aldea global, conectadas a empresas transnacionales que ya existen en la zona, más las que pudieran agregarse de otras partes del mundo.

Para ello, Honduras posee 3 condiciones favorables: 1) mano de obra joven diestra y barata, 2) un segmento minoritario, pero ya visible y creciente de nuevos técnicos y profesionales en tecnologías digitales y 3) la cercanía a los mercados de proveedores y consumidores de bienes y servicios en productos conocidos y nuevos a satisfacer.

Pero tampoco todo es favorable. Hace ya varias décadas Honduras no posee un ambiente favorable y seguro para la inversión privada, nacional y extranjera. Desventaja agudizada hoy por las causas antes mencionadas y sumadas a algo histórico, irresuelto desde 1982, cuando comenzó “la nueva era democrática hondureña”: corrupción generalizada con impunidad creada por la misma clase política gobernante y sus líderes, independiente de signo partidista o ideológico, operando en contubernio con cierto sector de la empresa privada y de la sociedad civil hondureña.

Al inicio de este artículo señalamos que para llegar a convertir a Honduras en una aldea global hay que llegar a tener comunidades productivas locales, operando de manera competitiva en mercados regionales, nacionales e internacionales, e insertas a empresas transnacionales.

Para que eso sea posible, Honduras necesita “inventarse un nuevo Estado de derecho”, blindado a dos lacras institucionales que padece hace años: corrupción e impunidad. Exige un Estado que cumpla no solo con funciones regulatorias y coercitivas, sino que funcione además con transparencia, rendición de cuentas y sujetos a auditorias sociales, realizadas por entidades independientes de la sociedad civil, política, pública, nombrada o electa. 

En este reto, el Estado hondureño debería adoptar un rol más decidido, fomentando sistemas de innovación y emprendedurismo local, municipal y mancomunados, con el apoyo de la cooperación internacional. En esa agenda, el país necesita, quizás de la academia y entes especializados más esfuerzos de investigación y desarrollo en sectores productivos, con base en municipios, localidades y sectores con planificación. Que orienten tales actividades en función del crecimiento, bienestar de la ciudadanía y gobernanza del país. Iniciativas, que la empresa privada de hoy debería considerar como propias por su concepción, diseño y gestión efectiva. 

Cierro con 4 preguntas:

1) ¿Qué debe hacer el gobierno/estado de Honduras para llegar a convertir el país en una aldea global, con un estado de derecho y con efectividad en los mercados regional e internacional y ante la cooperación?

2) ¿Qué papeles deberá asumir el sector privado empresarial hondureño en el nuevo acoplamiento que debe lograrse en la maquila hondureña –sin pérdida de soberanía– con las empresas transnacionales, que, saliéndose de China, quieran operar desde aquí para los mercados centroamericano y el TLCAN?

3) En esa coyuntura… ¿qué plan pro inversiones propone la empresa privada hondureña al Gobierno de Honduras, a la cooperación y a los líderes de las respectivas sociedades civiles del extranjero para que de verdad Honduras llegue a ser la próxima gran historia de éxito en el hemisferio occidental, tal como lo plantea el Plan Biden?

4) Y en ese futuro que busca el Plan Biden… ¿cómo las poblaciones de los municipios y de las mancomunidades del país se convertirán en ejemplos de migración segura, ordenada y regular, y dejar de ser lo que son ahora: las causantes de 100 mil emigrados irregulares con destino a EUA?

Lo que suceda de aquí en adelante en Honduras depende, en gran parte, de los resultados que se obtengan en las próximas elecciones generales de noviembre. Por la legalidad y legitimidad que gocen los dirigentes y opositores del próximo gobierno nacional de este país.

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