Tegucigalpa – Honduras mantiene una «deuda histórica» con la etnia misquita en el departamento de Gracias a Dios, limítrofe con Nicaragua, cuyas comunidades enfrentan desigualdades y precariedades que rezagan su desarrollo y no les permite disfrutar el goce pleno de sus derechos.
Esta es la principal conclusión a la que llegaron diplomáticos de la Unión Europea y Naciones Unidas en Honduras durante la presentación de un análisis sobre las condiciones de vida de los misquitos y la campaña «Respiramos Misquitu», auspiciados por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
«Hay una deuda histórica con mucha de esta comunidad (misquita), por lo que se debe fortalecer el trabajo», para acabar con «la discriminación, el racismo y la xenofobia» contra esta etnia, indicó la coordinadora residente del Sistema de Naciones Unidas en Honduras, Alice Shackelford.
Las comunidades indígenas de Honduras se «sienten muy discriminadas», señaló Shackelford, quien instó a las autoridades a trabajar en un «patrón cultural diferente» orientado a crear mensajes de «inclusión y participación».
Abogó además por promover una «cultura de paz» y ello pasa por «la no discriminación, no al racismo y no a la xenofobia», uno de los principales objetivos de la campaña «Respiramos Misquitu».
Honduras tiene una «gran cantidad de cultura étnica que se tiene que conocer mejor», dijo la diplomática de la ONU, quien destacó la cooperación internacional para apoyar las comunidades indígenas del país centroamericano.
Aislamiento histórico
El embajador de la Unión Europea en Honduras, Jaume Segura, coincidió con Shackelford en que la comunidad misquita ha estado en «un aislamiento histórico» y la falta de acceso a servicios públicos provoca que «sean más perjudicados» por la pandemia de COVID-19.
En declaraciones a Efe, Segura destacó la importancia de que la población conozca que cuando se registran desastres naturales o una pandemia, hay comunidades como la de la etnia misquita que sufre las consecuencias. «Sufren más que nosotros, por falta de acceso a los servicios públicos», dijo.
«(Los misquitos han vivido) en un aislamiento y un tratamiento que no ha sido el adecuado durante decenios por parte de los poderes públicos y los ciudadanos que olvidamos que hay comunidades que, por su condición o su difícil acceso a cualquier servicio público o el desplazamiento, sufre más las consecuencias de cualquier desastre natural, pandemia o cualquier catástrofe», afirmó.
El diplomático europeo dijo que «es algo evidente» el olvido en el que ha vivido la etnia misquita en Honduras y abogó por «la igualdad de derechos de todos los ciudadanos».
«Los misquitos son tan hondureños como los demás, por lo tanto, necesitan ver sus derechos garantizados y su acceso a servicios públicos», enfatizó.
Dijo que la campaña de la OIM busca «evitar que comunidades como las misquitas se vean todavía más perjudicadas con su aislamiento histórico y tradicional, con los efectos de la pandemia».
Condiciones de vida precarias
La campaña es financiada por la UE y pretende, además, concienciar a las personas sobre la forma en la que viven los misquitos en sus comunidades, apoyar su acceso a servicios públicos, especialmente sanitarios, en el marco de la pandemia, señaló.
Según el análisis del contexto misquito, las comunidades de esa etnia tienen «importantes brechas» que limitan sus posibilidades de desarrollo, y la falta de acceso a bienes, servicios y programas no les permite «gozar de un nivel de vida adecuado».
Las condiciones de vida en Gracias a Dios «son precarias» debido a las limitadas fuentes de empleo, baja cobertura de agua potable y electricidad, bajos niveles de escolaridad y acceso casi inexistente a servicios tecnológicos, señala el documento.
Además, se han identificado problemas de desplazamiento forzado en comunidades debido a conflictos de tierra, pese a que esos territorios les pertenecen ancestralmente, lo que «precarizado aún más sus condiciones de vida», de acuerdo al estudio de la OIM. (ag)