El optimismo es transmitido por la delegación de Honduras que se encuentra en La Haya para escuchar mañana el histórico fallo, que pondrá fin a un largo litigio con el vecino país.
El fallo dirimirá un contencioso que, aunque surgió años atrás, desde 1999 provocó tensiones diplomáticas y un conflicto comercial, entre otros problemas bilaterales que obligaron a la mediación de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Honduras sostiene que su frontera marítima tradicional con Nicaragua es el paralelo 15, pero ese país reclama hasta el paralelo 17, cuestión que será definida por la sentencia de la Corte, donde Managua presentó el caso contra Tegucigalpa en 1999.
El director de la Comisión de Demarcación de Honduras, Miguel Tosta Appel, dijo hoy a periodistas que Honduras “no escatimó esfuerzos en la búsqueda de pruebas” necesarias para demostrar que Honduras ha ejercido y ejerce soberanía en la zona.
El ministro hondureño de Relaciones Exteriores, Milton Jiménez, dijo hoy que su país espera «este resultado con mucha prudencia y con mucha madurez, independientemente de cuál sea el mismo».
Jiménez dijo a periodistas que el fallo «puede ser un resultado positivo para Honduras», porque «se han presentado todos los elementos probatorios necesarios que amparan la posición» del país.
Sin embargo, advirtió de que «puede que la Corte tome una decisión intermedia o puede que eventualmente no nos favorezca».
Ante «las tres posibilidades tiene que estar preparado el pueblo hondureño», puntualizó el canciller.
Ambos gobiernos han asegurado que acatarán la sentencia, que según Jiménez «ayudará a fortalecer la integración centroamericana».
Ortega indicó el jueves en Managua que acordó con Zelaya reunirse mañana y, «conociendo ya la sentencia de la Corte, darnos un abrazo como hermanos centroamericanos».
Zelaya esperará el fallo en Tegucigalpa con funcionarios, ex cancilleres y miembros de sectores organizados, e igual hará el Parlamento; en La Haya estarán el vicecanciller hondureño, Eduardo Reina, y el equipo de juristas que llevó el juicio.
La Corte abrió el juicio el 21 de marzo de 2000 y lo cerró con la audiencia oral entre el 5 y el 24 de marzo de este año.
Esta es la segunda vez que la CIJ dirime un contencioso entre Honduras y Nicaragua, pues en la d♪0cada de los 60 del siglo pasado ratificó su frontera terrestre, fijada en un laudo del rey Alfonso XIII de España en 1906, basado en actas de una comisión mixta de límites.
La CIJ también dirimió en 1992 un contencioso terrestre y marítimo entre Honduras y El Salvador.
Nicaragua incoó el actual juicio el 7 de diciembre de 1999 porque el 30 de noviembre de ese año el Parlamento de Honduras ratificó un tratado de límites marítimos firmado con Colombia en 1986 y que ya está vigente.
Managua rechaza ese tratado por considerar que le despoja de 130,000 kilómetros cuadrados de espacios marítimos al fijar en el paralelo 15 la frontera hondureño-colombiana.
También señala que el tratado entre Honduras y Colombia se deriva de otro firmado entre Nicaragua y el país sudamericano en 1928, que el gobierno nicaragüense desconoció en 1980 por haber sido suscrito cuando su territorio estaba ocupado militarmente por Estados Unidos.
En 1999 Nicaragua impuso, entre otras represalias, un arancel del 35 por ciento a los productos hondureños, pero lo suspendió en 2003, cuando Honduras se aprestaba a aplicar un impuesto recíproco.
La OEA designó en 1999 al diplomático estadounidense Luigi Einaudi para mediar en el contencioso, proceso que incluyó en 2001 la verificación del potencial militar de ambos países, pues el problema había adquirido tonos belicistas.
La zona en disputa es rica en recursos pesqueros y tiene potencial petrolero, según fuentes de los dos países.