El Centro de Estudios para la Democracia (Cespad) que integran los especialistas Eugenio Sosa, Gustavo Irías y Francisco Saravia, lanzaron al debate su último ensayo de escenarios políticos en el cual identifican diez tendencias y cuatro escenarios posibles para los próximos dos años, justo cuando termina la actual administración del presidente Lobo Sosa.
El documento se suma a otros esfuerzos similares que efectúan instancias de cooperación internacional, en escenarios prospectivos a cuatro años y en la cual todos coinciden en que la población hondureña quiere cambios, desea reformas, pero no diseñadas a la “camisa del sastre” que las promulga, sino a las necesidades estructurales de la Nación.
Los hondureños no quieren una democracia a la medida de las elites. De acuerdo a los sondeos hechos tanto por Cespad como por importantes dependencias de la cooperación internacional, la mayoría de los hondureños estima que la democracia en Honduras no satisface sus deseos y mecesidades y beneficia a grupos privilegiados.
Se vive en la encrucijada Y mientras en unos informes de análisis de circulación restringida a los que tuvo acceso Proceso Digital se habla de una Honduras en “la encrucijada” sin poder construir salidas a las crisis, en otros se plantea la necesidad de intentar “cambios bruscos”, hasta la salida pactada de las crisis. El país se mueve así entre los extremos que proponen rupturas bruscas, los términos medios que abogan por salidas pactadas con reformas graduales y quienes son del criterio que todo debe ser igual, que nada debe cambiar convirtiéndose así en los principales “bloqueadores” de las reformas. Tanto en los estudios de la cooperación internacional como en el de Cespad se coincide que todos estos hechos que marcarán los escenarios futuros del país están relacionados con dos factores exógenos determinantes: el rumbo de la economía internacional marcada por la lenta recuperación de la economía en Estados Unidos y la serie crisis que viven los países de la eurozona. El otro factor endógeno que será determinante es el avance del narcotráfico y el crimen organizado, ante lo cual Estados Unidos parece replantearse una estrategia de remilitarización en la lucha contra las drogas en América Central. Los grupos del crimen organizado y el narcotráfico se han convertido en poderes paralelos que están disputando legitimidad a los gobiernos centroamericanos al satisfacer en comunidades remotas necesidades básicas que nunca han sido atendidas por los Estados del istmo, opinan analistas y expertos en temas de narcotráfico. |
Las tendencias Del informe de Cespad, las diez tendencias que identifican como factores detonantes o que incidirán en los cuatro escenarios posibles por ellos identificados, se encuentran las siguientes:
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Los probables escenarios Estas diez tendencias estarían marcadas por cuatro escenarios que serían los siguientes: El primero sería el de un cambio en el rumbo del país, el segundo se centraría en reformas sociales pactadas, un tercer escenario pasaría por el impulso de una reforma conservadora y el último escenario se visualiza como algo en donde no ocurre nada, continúa el status quo y ello traería consigo un mayor deterioro social. Todos ellos, como algo probable a futuro estarán potenciados por los acontecimientos internacionales de la economía y la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, desde la perspectiva exógena. A nivel interno, su factibilidad o parálisis pasará por la suerte que corra el bipartidismo político tradicional, el deterioro económico y social, el respaldo a la necesidad o no de una asamblea nacional constituyente, la falta de apoyo ciudadano a rupturas profundas, la insatisfacción ciudadana con la democracia electoral y sus resultados, el papel de la prensa, las pugnas internas en los partidos emergentes, entre otros factores. Pero otro factor que puede cambiar todos estos escenarios a favor o en contra del país, es el miedo. Así lo advierten otros estudios al señalar que la sociedad hondureña actualmente es una sociedad con miedo a hablar y a realizar cosas. Por eso insisten en que Honduras tiene una democracia con déficit de credibilidad en sus instituciones, con grave crisis y en emergencia. De momento, diez tendencias y cuatro escenarios son señales claras que deben llamar la atención de las elites políticas y sociales del país para impulsar gobiernos con políticas públicas responsables. |