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Honduras corre el peligro de convertirse en un narco Estado

Tegucigalpa – El Comisionado Nacional de los Derechos Humanos, Ramón Custodio, advirtió hoy que Honduras corre el peligro de convertirse en un narco Estado.
 

“Corremos el peligro que Honduras se convierta en un narco Estado”, sostuvo el ombudsman hondureño, quien planteó que “un pueblo y una sociedad deben preocuparse cuando ya hay municipios en los cuales la policía no entra porque quienes mandan son los narcotraficantes”.

La materia de seguridad, según Custodio, debe ser de atención inmediata por parte del presidente de la República, que fue electo para dirigir el Poder Ejecutivo y es el administrador general del Estado.

Por eso consideró que “este es un tema que el señor Presidente debiera estar atendiendo con urgencia porque el pueblo hondureño no puede seguir esperando por su seguridad”.

“Miren cuanto pagó Colombia para salir, y medio salir del problema”, señaló.

El titular del CONADEH consideró que Honduras no necesita que otros países le vengan a resolver sus problemas.

“Nosotros tenemos que tomar serias determinaciones, sobre todo, el mensaje es, entre nosotros los hondureños podemos arreglar nuestros problemas”, declaró.

Añadió que los hondureños no necesitamos ni de Suramérica ni del resto de América del Norte para que nos vengan a arreglar los problemas”.

Recomendó empezar a platicar de estas cosas porque este es le diario vivir entre los hondureños.

A su criterio, es posible tener una ciudad segura, es posible tener un departamento seguro y un país seguro “pero es indispensable tomar decisiones”.

La situación de inseguridad en Honduras es de tal magnitud que del año 2000 a junio de 2010 se registró la muerte violenta de 36,036 personas, víctimas de las armas de fuego, armas blancas y otras armas contundentes.

En el primer semestre del 2010 se registró la muerte violenta de 2,929 personas, es decir, un promedio 16.27 víctimas diarias ó una cada 88.5 minutos.

En el 2009, la tasa de homicidios por cada 100,000 habitantes fue de 66.8, cifra que supera ocho veces más a la tasa promedio mundial establecida en 8.8 en el Informe Mundial de Violencia y Salud del año 2000.

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