Historias de aviones, pilotos y licencias, una afrenta a la seguridad del Estado

Tegucigalpa – En Honduras, la extraña presencia de aviones que aparecen y desaparecen de la nada se inició justo en febrero de 2006, cuando un jet Grumman fue “descubierto” en el internacional aeropuerto de Toncontín en Tegucigalpa, justo en los inicios del gobierno del entonces presidente Manuel Zelaya.
 

La presencia de aquel jet fue puesta en evidencia por periodistas que cubrían la fuente aeroportuaria, quienes iniciaron una serie de preguntas que hasta ahora siguen sin respuestas.

El Grumman apareció y permaneció en Toncontín durante un año, en ese lapso se supo de pilotos mexicanos que lo trajeron; hasta la Fiscalía llegaron personajes que querían rescatarlo; otros como el entonces ministro de Gobernación, Jorge Arturo Reina, dijeron que se trataba de “una avión lleno de sospechas” y el fiscal Leónidas Rosa viajó a México para coordinar y conocer detalles que nunca se revelaron.

La historia del Grumman concluyó en marzo de 2007 cuando la aeronave voló a Estados Unidos una vez que fue subastada por el Ministerio Público a un precio de 736,000 dólares, unos 14 millones de lempiras, a la empresa naviera estadounidense Cashman Equipment Corporation (CEC).

Los nulos resultados de las investigaciones, dejaron un mar de hipótesis. Algunas indican que la aeronave venía destinada a un alto funcionario del gobierno, otra teoría indicaba que en su interior traía una fuerte cantidad de dólares, las versiones son muchas. Hasta la fecha las mismas no fueron negadas ni confirmadas por el Ministerio Público.

Han pasado cerca de seis años desde que el lujoso jet permaneció en Honduras pero una vez que se alejó de Honduras, la prensa dejó de lado el caso y nadie se ocupó de debelar los entretelones.

De aviones, pilotos y licencias

Los olvidos en temas de aviones y pilotos no se suscriben al Grumman, en la indiferencia están también las denuncias referentes a la extensión ilegal de licencias a pilotos venezolanos y peruanos, salidas a luz pública allá por septiembre del año 2008.

Por este caso, un tribunal de justicia de Honduras dictó auto de prisión al director de Aeronáutica Civil, Guillermo Seaman, y ordenó la suspensión del cargo.

En su momento, la fiscal del Ministerio Público, Karla Zavala, dijo a periodistas que el auto de prisión se sustentaba en que “se omitieron todos los requisitos para la extensión de licencias extranjeras”.

“No existían los dictámenes médicos, no estaban las bitácoras de vuelo, no vinieron nunca estos ciudadanos al país (…), y además de eso sabemos que la persona encargada y destinada para firmar toda esta documentación es el director de Aeronáutica Civil”, explicó.

Seaman alegó inocencia. Dijo que las licencias nunca fueron extendidas, que los pilotos nunca ingresaron a Honduras, y que fue víctima de “grupos de poder” que lo querían fuera del cargo. Amenazó con “destapar la olla”, pero al final, nunca lo hizo.

El caso también paso a mejor vida y su protagonista central es visto en cualquier centro comercial, lejos de los difíciles escenarios de la justicia.


Más historias de misterio

 

Pero el reino de las “apariciones” de aeronaves en Honduras registra historias e historias. A mediados de octubre de 2008 el turno le tocó a la comunidad de El Carrizal, en San Francisco de la Paz, Olancho, donde una avioneta aterrizó y se levantó en el misterio.

 

La avioneta sobrevoló el Carrizal durante la noche de un domingo y aterrizó en un potrero de la zona, permaneció escasa horas y luego se marchó ante la expectativa de los lugareños.

Informes de prensa indican que pese a ser alertada por algunos vecinos la policía llegó a la localidad cuando la avioneta ya había reiniciado su vuelo.

Testigos del aterrizaje dijeron que al menos una docena de vehículos llegaron al terreno durante el aterrizaje. Presuntamente los automóviles llegaban del aledaño sector de Telica.

En el lugar se encontraron restos de comestibles y de algunas bebidas.

Cinco meses antes, otra aeronave aterrizó en Los Charcos, en las cercanías de San Francisco de La Paz presuntamente debido a una emergencia de la que no se conocieron detalles.

Otras aeronaves han caído de forma misteriosa en Olancho, específicamente en las cercanías de Guarizama y San Esteban.

Anteriormente, en julio de 2008, una avioneta con matricula venezolana, que aterrizó en el Caribe de Honduras y que las autoridades presumen transportaba cocaína, fue incendiada. En esa ocasión tampoco se supo del paradero de sus pilotos.

La avioneta

 

El 12 de septiembre de 2008 una avioneta mexicana aterrizó en San Pedro Sula, venía de Cartagena, Colombia, a donde a su vez llegó de Venezuela. Esta aeronave, es presuntamente, la misma que hace apenas unos días fue sacada de la base aérea Armando Escalón, luego de un asalto cometido por cinco hombres.

Vale recordar que justo el 16 de septiembre de 2008, la Fiscalía de Honduras recibió documentación sobre el derecho de propiedad de esa avioneta mexicana cuando el abogado hondureño Erick Sandoval, quien se identificó como apoderado legal del propietario de la aeronave bimotor, al que no identificó, dijo a periodistas que presentó la documentación del aparato.


Agregó que el plan de vuelo inicial de la avioneta era de Maracaibo (Venezuela) al aeropuerto Ramón Villeda Morales de San Pedro Sula, pero que debido a una falla en territorio venezolano aterrizó en Cartagena.

Sandoval no precisó qué misión cumplía el aparato, cuyo piloto, Oscar Alberto Flores López, viajó hacia México en un vuelo comercial, sin ser requerido por las autoridades locales porque «no incurrió en ningún delito».

La avioneta, una King Air 200, que llegó con documentación irregular, fue decomisada por el Ministerio Público de Honduras.

Para el entonces jefe de fiscales, Rafael Fletes, la avioneta tuvo una ruta muy extraña antes de llegar a Honduras, ya que «salió de México hacia Maracaibo y después a Cartagena, donde tuvo un aterrizaje forzoso por desperfectos mecánicos y luego salió de Sudamérica con destino» a Honduras.

Luego de aterrizar en Honduras, al revisarse la documentación se descubrió que la matrícula había expirado en diciembre de 2007 y un aviso de prórroga por 60 días también está vencido.

“Apariciones” recientes

Las “apariciones” también han tocado este año, cuando a mediados de mayo autoridades decomisaron en el aeropuerto internacional de San Pedro Sula otra avioneta.

En la operación se detuvieron a los pilotos de nacionalidad mexicana, quienes fueron sometidos a investigaciones.

En ese momento, el coordinador del Ministerio Público en la región norte, Rafael Fletes, dijo que un equipo especial de agentes de la lucha contra el narcotráfico reportó “el aterrizaje de la avioneta con dos personas aparentemente de origen mexicano que no daban razón sobre cuál era su presencia en el país, y cuál era su propósito con esa avioneta”.

Era una avioneta de un solo motor, pequeña, posiblemente con una capacidad para cuatro o cinco personas máximo, dijo Fletes, quien no proporcionó la matrícula de la aeronave por no tenerla a mano.

La revisión del plan de vuelo de la aeronave “se ha logrado establecer que ellos salieron de Guatemala para San Pedro Sula, pero originalmente venían de Pachuca y Tapachula, México”.

Fletes dijo que los dos detenidos dijeron a las autoridades que “únicamente venían a dejarla a alguien del Gobierno, eso fue lo que dijeron inicialmente, no dieron ningún tipo de nombre, ni tampoco nadie los estaba esperando, la idea de ellos era dejarla estacionada en el aeropuerto e irse nuevamente para su país”, informó.

En la ocasión, el fiscal Fletes comentó que “esta no es la primea vez que ocurre que vienen y ocupan los aeropuertos para dejar estacionados los aviones como si fuera aquí potrero y nadie se hace responsable sobre recibir el aparato, o sea lo vienen a dejar, nadie lo agarra y no sabemos qué trámite es que le dan posteriormente”.

 

Credibilidad castrense y vulnerabilidad del Estado

Los sobrevuelos, aterrizajes, apariciones y desapariciones de avionetas son muchos en Honduras y en su último capítulo ha tocado puertas de las Fuerzas Armadas en un hecho que devela la fragilidad de la seguridad nacional, cuando una aeronave es sacada desde una base aérea luego de una acción de asalto.

Las acciones que se han generado desde el interior de las Fuerzas Armadas para llegar al fondo del asunto pareciera que esta vez el hecho no quedará en el misterio y, al menos en sus mensajes en medios de prensa, transmiten que se llegará hasta cada uno de los responsables, cuando un informe interno ya ha sido entregado a la Fiscalía Pública.

Por lo menos 19 militares, entre soldados y oficiales, están involucrados en la trama se reveló.

El caso pone en el tamiz de la credibilidad al cuerpo castrense, que en medio de ser protagonista activo de hechos vinculados a la crisis política que sacudió Honduras, en junio de 2009, ha mantenido en un sitial preferencial entre la población nacional.

Pero si el tema de la credibilidad militar pesa, más allá de ello, la fragilidad manifiesta durante el asalto a la base Armando Escalón, de donde se sustrajo la avioneta, pone en predicado la acción avanzada del crimen organizado y deja una sensación de desprotección absoluta y de una inseguridad generalizada, capaz de tocar los altos estamentos del poder.

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