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Hillary Clinton sufre una seria derrota en la primaria de New Hampshire y Donald Trump resurge con fuerza

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Miami, (EEUU).- La ex Secretaria de Estado Hillary Clinton sufrió el martes una significativa derrota electoral en la primaria demócrata del estado de New Hampshire ante el senador Bernie Sanders y, en el lado republicano, el magnate neoyorquino Donald Trump ganó de manera impresionante.

Sanders, quien se declara “socialista demócrata”, ganó por 60 a 39 por ciento a Clinton, una victoria que ya preveían las encuestas y falta por ver si se mantendrá esta tendencia en las próximas primarias en el largo proceso electoral norteamericano que culminará en las elecciones presidenciales del 8 de noviembre.

Tras su derrota en los “caucus” de Iowa de la semana pasada, Trump surgió con fuerza en el bando republicano logrando un 34 por ciento de los votos y, en un sorpresivo segundo puesto, John Kasich, gobernador de Ohio, (16 por ciento, cuando se llevaba el recuento del 80 por ciento de las urnas).

Y casi en un empate técnico con un 11 por ciento cada uno, el senador Ted Cruz de Texas, el ex gobernador de Florida Jeb Bush y el senador por Florida Marco Rubio.

Además de las impresionantes victoria de Sanders y Trump, la otra gran sorpresa de New Hampshire ha sido el declive de los pre- candidatos cubanos americanos, los senadores Cruz y Rubio, que venían victoriosos del “caucus” de Iowa de la semana pasada.

En Iowa, la asamblea ciudadana fue ganada por Cruz (28 por ciento), seguido por Trump (24 por ciento) y Rubio en un honroso tercer lugar (23 por ciento).

Es muy temprano todavía para hacer una valoración a largo plazo y los analistas dudan que tanto Sanders, por sus propuestas socialistas, y que Trump, por su extremismo populista, puedan llegar a ser candidatos presidenciales por sus respectivos partidos. Estos consideran que ambos no son “elegibles”.

A nivel nacional, Trump siempre es el líder, por parte republicana en las encuestas y la ex Primera Dama lidera los sondeos demócratas siempre por encima de Sanders.

Sanders, senador por Vermont y de 74 años, ha sido la gran sorpresa en el bando demócrata, apoyado por casi un 70 por ciento de los votantes jóvenes universitarios y, aún más importante, por un 40 por ciento de las mujeres, a pesar que tiene como rival a Clinton, que pretende ser la primera presidenta de Estados Unidos.

Sanders es criticado por sus “propuestas socialistas utópicas” que el mismo califica de “revolucionarias y radicales”, como la de romper con todos los bancos, dividiéndolos en entidades más pequeñas, y critica la relación de Clinton con Wall Street, que le ha pagado cantidades millonarias por sus discursos.

Es posible que el ascenso de Sanders empuje a Clinton un poco hacia la izquierda para recuperar esos votantes jóvenes, pero no tanto como para asustar a sus simpatizantes de clase media y fuertes donantes.

Trump, por el contrario, está empujando a sus más inmediatos rivales republicanos hacia la derecha, especialmente hacia un ultra conservadurismo como en el caso de Cruz, que busca el voto de los cristianos evangélicos.

Tanto Sanders como Trump no son los candidatos ideales del ala tradicional de sus respectivos partidos, ya que no los ven con posibilidades para ganar las elecciones presidenciales de noviembre.

Con Sanders, consideran algunos analistas, los demócratas temen perder la Casa Blanca y con Trump, los republicanos no ven la posibilidad de recuperarla tras ocho años de Barak Obama.

Tanto Sanders como Trump, aunque los dos en polos opuestos ideológicos, están conquistando los votos de los norteamericanos descontentos por la actual situación, con continua pérdida de poder adquisitivo y desigualdades sociales.

Sanders, en su discurso de victoria, dijo que los votantes de New Hampshire han enviado un claro mensaje de que este país pertenece a todos sus habitantes “y no solo a los ricachones de Wall Street”.

Por su parte el millonario inmobiliario Trump señaló, en su característico estilo de prepotencia y arrogancia, que había escuchado parte del discurso de Sanders y que él iba a tratar de impedir que ese partido “destruya a Estados Unidos con esos planes radicales”.

 

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