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Hacer frente a la crisis y dar confianza en la reconstrucción nacional

Dr. H. Roberto Herrera Cáceres

El acatamiento y cumplimiento del principio de legitimidad en el Estado democrático de Derecho, es el compromiso y la voluntad solidaria que posibilitará superar los desastres de la pandemia, epidemia y los fenómenos naturales; y que proveerá de estructuras sólidas para llevar adelante la reconstrucción resiliente, sostenible y transformadora de Honduras, con dignidad humana y justicia social.

El principio de legitimidad democrática ordena normativamente, a nuestro Estado y sociedad, en función de la dignidad humana, y obliga a someterse y a aplicarlo a quienes se desempeñan en el Gobierno o aspiran a cargos públicos, cargos empresariales, académicos, gremiales o sociales; y, en suma,a todas y todos los que somos partes y convivimos en la sociedad hondureña.

Por ello, la reconstrucción de Honduras orientada a la sobrevivencia digna y el mejoramiento progresivo de la calidad de vida y de trabajo de nuestra nación, necesita de una transformación que remodele las estructuras y el funcionamiento del Estado y lo dimensione en su verdadera imagen, al servicio de los seres humanos.

Para hacer posible esa remodelación del Estado, debemos ocuparnos también de nuestras estructuras sociales, desde las familias y comunidades municipales, educándonos en el papel que tenemos en el Estado democrático de Derecho, centrado en el bien común y el bienestar de todo el pueblo, lo que asegura también nuestro bienestar individual y familiar; y luchando contra la negligencia o falta de diligencia debida de varios servidores públicos, y de la indolencia social de personas que, desde la sociedad, solo miran por sus propios intereses o placeres materiales, aunque perjudiquen a todas y todos los demás.

Es notoria la necesidad de un frente solidario contra la COVID 19, Dengue, los desastres de fenómenos naturales y otras amenazas sociales a la seguridad humana y al desarrollo sostenible nacional. Así como de avanzar, con paso firme, hacia una reconstrucción de Honduras, democráticamente planificada, que sea resiliente, sustentable y transformadora, y en donde la “nueva realidad” sea diferente a la realidad de males públicos que, al pueblo, angustian actualmente y en todo tiempo.

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