Atenas -Grecia vota hoy domingo su futuro en Europa y el destino de su economía en un referéndum, tras una breve campaña que ha estado marcada por la polarización y bajo la presión del corralito.
– Las encuestas indican un empate entre los dos bandos, los que apuestan por el Sí de continuar y los que apoyan el No impulsado por el gobierno.
Dos concentraciones multitudinarias de signos opuestos la cerraron en el centro de Atenas, pero la sensación en ambas era que, a pesar de que la pregunta es si se acepta o no la propuesta de los acreedores, lo que está en juego es el futuro de Europa.
Mientras en la céntrica plaza Syntagma, el primer ministro, Alexis Tsipras, pedía a los ciudadanos decir «no» a los «ultimátum» y al «miedo», lanzando así un mensaje de «dignidad», unas calles más allá, en el antiguo estadio olímpico de Atenas, el alcalde independiente Yorgos Kaminis hacía campaña por el «sí».
«Nos obligan a votar sin darnos tiempo para pensar, para debatir con calma, con una pregunta que nadie puede entender», aseguró Kaminis jaleado por miles de personas con banderas europeas.
El referéndum ha dividido la sociedad griega, que se encuentra confusa ante una pregunta larga y compleja sobre una propuesta que se retiró de la mesa de negociación tras expirar el programa de rescate este martes.
La falta de claridad fue, junto al hecho de que atañe a cuestiones fiscales y que se ha convocado con solo una semana de antelación, uno de los argumentos esgrimidos en el recurso de inconstitucionalidad que el Tribunal Supremo desestimó ayer al considerar que no puede pronunciarse sobre decisiones gubernamentales de esta naturaleza.
La campaña encabezada por el partido gubernamental Syriza ha dedicado sus esfuerzos a comunicar que la victoria de un «no» en el referéndum daría una posición de fuerza aGreciaen las negociaciones con los socios.
La del «sí», en cambio, respaldada por la columna vertebral de la economía griega, los principales partidos de la oposición y los demás líderes europeos, con un actitud que ha sido denunciada por los propios ciudadanos como una «provocación», se ha presentado como la única forma de garantizar queGreciasiga dentro del euro.
Tsipras no ha dejado de reiterar que su Gobierno llegará a un acuerdo con los acreedores el próximo martes, sea cuál sea el resultado y ha insistido en no se plantea la permanencia deGreciaen la eurozona, que es un «hecho dado».
El ministro de Finanzas, Yanis Varufakis, llegó a afirmar que el Ejecutivo está estudiando medidas legales para frenar la salida del país de la moneda comunitaria, si esto llegara a plantearse.
Ambas posturas, han llevado al partido comunista KKE a posicionarse contra todo acuerdo entreGreciay los socios europeos y llamar al voto nulo, con una papeleta del propio partido en la que rechazan la propuesta de los acreedores, pero también el tercer rescate que en su opinión está dispuesto a firmar Tsipras.
Oposición unida
El «no», por otra parte, ha puesto de acuerdo a grupos tan opuestos ideológicamente como la izquierda extraparlamentaria y el partido neonazi Amanecer Dorado, que consideran necesario asestar un golpe a los socios.
Según las tres últimas encuestas publicadas ayer, el «sí» y el «no» están prácticamente empatados, con una diferencia de décimas -ambas partes rondan el 40 % -y en ellas alrededor de uno de cada diez ciudadanos se declaraba indeciso.
Están llamados a votar este domingo un total de 10.8 millones de griegos, y para que el resultado sea considerado válido, las normas exigen una participación de al menos el 40 % del electorado.
Para muchos ciudadanos que están empadronados en sus lugares de nacimiento pero viven en las grandes ciudades, esto significará tener que viajar en domingo, pues no es posible votar en el lugar de residencia.
Teniendo en cuenta que se trata del primer referéndum en el mundo, según la viceministra de Finanzas Nadia Valavani, que se celebra con los bancos cerrados y en medio de un corralito, el desembolso para el viaje podría suponer quebraderos de cabeza.
Para eso, el Gobierno ha tomado decisiones como ofrecer precios especiales, tanto en trenes como en transportes marítimos, así como decretar que todos los trayectos en metro, autobús y tranvía sean gratuitos durante esta semana en Atenas.
Europa a la espera
Los líderes europeos están a la espera de que el pueblo griego se pronuncie sobre unas propuestas que ya no existen, y de conocer un resultado con el que tanto la Unión Europea (UE) como Grecia entran en territorio desconocido.
El pulso entre el primer ministro Tsipras, y la Comisión Europea (CE) y el resto de los socios de la Unión, en especial con los otros dieciocho que comparten el euro, está en teoría a horas de resolverse respondiendo con simples «sí» o «no» a una compleja situación con un impacto político y económico profundo en el largo plazo para todos.
Durante meses Atenas y las instituciones acreedoras internacionales, es decir el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) con la CE como mediadora, y los demás socios del euro, han mantenido un tira y afloja cada vez más áspero, sin resultados y plagado de críticas mutuas a los contenidos y a las formas negociadoras de cada una de las partes.
Por el momento la confusión y la perplejidad generalizada son la nota predominante ya que aún no se ha explicado ni a griegos ni al resto de los europeos lo que ocurrirá en términos reales si gana el sí o el no y cómo impactará en el club europeo.
Desde la CE, su presidente, Jean-Claude Juncker, ha planteado la consulta en términos de que un sí supone seguir contando con los griegos en la familia europea, mientras que el no les llevará a un territorio que nadie ha sabido definir.
«Les pido a los griegos que voten que sí, sea cuál que sea la pregunta, que voten que sí porque lanzarán un mensaje de que quieren seguir con la eurozona y la familia de la Unión Europea», dijo Juncker esta semana.
Preguntado por el significado del «no», el presidente de la CE dijo que «significaría queGreciadice no a Europa». Tsipras y su Gobierno, por su parte, se han planteado su sorpresiva convocatoria de referéndum (Atenas lo hizo cuando en Bruselas se acercaban más las posiciones) como una manera de lograr una posición negociadora más sólida, de cara a introducir la cuestión de la reestructuración de la deuda de su país.
Sin embargo, el presidente del Eurogrupo (el foro informal que reúne a los diecinueve socios del euro), el holandés Jeroen Dijsselbloem, ha dicho al parlamento neerlandés que un no supondrá abrir la cuestión de siGreciacontinúa o no en el euro.