En un comunicado, la cancillería hondureña dijo que “resulta inaceptable para el Gobierno de la República la conducta de tolerancia al permitir que desde su sede se formulen llamados públicos a la insurrección y la movilización política de parte del señor José Manuel Zelaya Rosales, prófugo de la justicia hondureña”.
“Tal injerencia en los asuntos privativos de los hondureños resulta condenable y por tal motivo se protesta la misma de manera enérgica, lo que constituye una flagrante violación del derecho internacional”, agrega.
“La tolerancia y la provocación que se realiza desde los locales de esa representación de Brasil, son contraria a las normas del derecho diplomático y, convierte a la misma y a su Gobierno, en responsables directos de los actos violentos que se puedan suscitar dentro y fuera de la ella”, dice el comunicado entregado a la prensa.
El gobierno interino decretó un toque de queda a partir de las cuatro de la tarde en el territorio nacional.
A eso de las 4:30 de la tarde, Zelaya salió de la sede diplomática para dirigirse a sus seguidores.







