Fui cobarde… ¡Tuve depresión!

Oscar Flores

Me ocurrió días antes de que comenzara la Eurocopa 2008. Yo tenía por costumbre utilizar las gradas para llegar a mi oficina —por salud y por mi fobia a los ascensores—, pero de un día a otro comencé a quedarme sin energía. Subir cinco o seis gradas requería de un enorme esfuerzo.

También me dormía con los brazos cruzados sobre el escritorio.

Después fue la desesperanza, una tristeza que me hacía caer en un abismo de ansiedad, como si una fuerza poderosa me jalara de los pies.

Lo atribuí al cansancio que provoca trabajar en un periódico.

Una tarde, al momento de alcanzar las llaves de mi carro, me crujió la espalda, provocándome un dolor intenso que me sacó las lágrimas.

Luego de contarle esto a alguien cercano, escuché una frase que me hizo estremecer de miedo: “Lo más seguro es que tenés depresión. Andá al médico… Es peligroso”.

Fui.

Me atendió el doctor Américo Reyes (fallecido durante la pandemia), una eminencia de la psiquiatría. Luego de realizarme una serie de pruebas, confirmó el diagnóstico: “Sufrís de una profunda depresión”.

Me recetó varios medicamentos. Los utilicé durante algunas semanas hasta que decidí buscar otra opción: la medicina natural.

Busqué a Leticia Zavala, naturópata, discípula del padre Fausto Milla (recientemente fallecido) y dueña de la clínica naturista Lety, ubicada a la par de la Cruz Roja Hondureña en la primera avenida de Comayagüela.

Lety realizó su diagnóstico a través de la iridiología, una técnica común de la medicina alternativa a la que le basta observar el iris de los ojos con una lupa para encontrar información general de la salud del paciente.

Sin que yo le dijera el motivo de mi cita, Lety , entre otras cosas, me dijo: “Lo suyo es depresión… Los dolores en la espalda se deben a que la enfermedad lo está atacando en esa parte del cuerpo. Deja varias marcas, como si fuesen machetazos, que son dolorosísimas”.

Además de los brebajes a base de productos naturales, Lety me recomendó realizar ejercicios físicos y espirituales.

Entre otras cosas, además, dejé las gaseosas y la comida chatarra, tomé mucha agua, comí frutas y verduras, y mejoré con el paso de los días. Lo más importante, sin embargo, fue que busqué apoyo en la familia y amigos, con quienes hablé abiertamente del tema.

No es cobardía

Descubrí que no se es cobarde por sufrir de depresión; que no se trata de debilidad de carácter o de vacío espiritual. Al igual que el cáncer, artritis, diabetes y otras enfermedades, la depresión no discrimina. Le puede dar a un millonario que no sufre de angustias materiales, como a un sacerdote o pastor que dedica su vida a Dios.

El origen varía: puede ser hereditario, la experiencia de algo traumático (maltratos sexuales o físicos), el fallecimiento de alguien amado, algún accidente.

Es un mal silencioso que puede derivar en el suicidio y que debe ser tratado clínicamente en la mayoría de los casos…  

En Honduras, según el Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), cada 24 horas un hondureño muere por suicidio. Para cada uno de ellos, todo comenzó con la depresión…

Esa persona podría ser su papá, su esposo, su hijo, un amigo, usted mismo…

Dos ejemplo recientes nos recuerdan que nadie está a salvo: Mandisa, la famosa cantante del género cristiano, se suicidó el 18 de abril. A sus 47 años, lo tenía “todo”.

Ella nunca ocultó su enfermedad. “Comencé a luchar contra la depresión y la ansiedad después de que una de mis mejores amigas muriera de cáncer. Me aislé, no quería hablar de eso y luché contra la vergüenza de sentir que no tenía suficiente fe o que Dios estaba disgustado conmigo”.

Habrá días (lo sé por experiencia), en que la depresión te mantendrá pegado al colchón de tu cama. Ponerte de pie será casi como un milagro.

Y mientras terminaba esta columna, me encuentro en el Internet con esta noticia:  “Tragedia en el fútbol juvenil uruguayo: joven promesa de 18 años con pasado en Peñarol se quita la vida”.

Le apodaban el Kiki. Su nombre: Bryan de los Santos. Edad: 18. Equipo: Cerrito en la Cuarta División.

“Kiki, como era conocido cariñosamente por sus compañeros, tomó la fatal decisión de quitarse la vida, dejando un vacío inmenso en la comunidad futbolística y en el corazón de quienes lo conocieron”, leí.

E, inevitablemente, surge la pregunta: ¿Qué fuerza poderosa y misteriosa lo empujó a tomar esa decisión un día después de celebrar el cumpleaños de su hijo?

Si usted conoce a alguien que sufre de depresión, no minimice la enfermedad con frases como “Hay que tener carácter”, “Eso solo a los débiles les da”, “Pero si lo tenés todo, “Es que vos de todo te preocupás”, “Buscá a Dios”…

Usted puede ser de muchísima ayuda a alguien amado que en estos momentos de aflicción.

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