Tegucigalpa (Proceso Digital) – El clima político en Honduras se encuentra enrarecido, las disputas de las principales figuras de la alianza que ganó las elecciones son de momento el tema de en la agenda política y mediática, luego que el fenómeno meteorológico que amenazaba gran parte del país se alejó sin provocar los graves daños que se esperaban.
Pero la situación económica del país, poco atendida, presenta desde ya nubarrones en el horizonte de cara al próximo año, de acuerdo con los principales expertos en la materia.
Aunque la mayoría de los hondureños concentró sus preocupaciones recientemente en el paso del huracán Julia, que se esperaba se abatiera por una Honduras cuyos suelos y ríos no soportan más los torrenciales aguaceros, afortunadamente, se desvió dejando daños menores a los esperados.
El fin de semana, una vez pasada la amenaza de las lluvias torrenciales, la atención se concentró en el anuncio del jefe del gobernante partido Libertad y Refundación (Libre), Manuel Zelaya, en cuanto a que la alianza forjada con Salvador Nasralla y el Partido Salvador de Honduras (PSH), estaba rota debido a lo que considera los ataques del segundo a la presidenta Xiomara Castro.
Zelaya, quien además de coordinador de Libre es asesor presidencial y esposo de la mandataria Castro, indicó que la alianza que daba solidez al gobierno en el Congreso Nacional estaba ya rota.
En medio de esos dos acontecimientos, hubo otro menos conocido por el gran público, sino solo por un reducido grupo que estaba pendiente de la asamblea de otoño del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, las instituciones gemelas surgidas al final de la segunda guerra mundial.
El encuentro se realizó en formato presencial, tras la pandemia del COVID-19, en Washington y con el antecedente que la elevada inflación que azota al globo llevó a los jefes de los bancos centrales de las principales economías del mundo a incrementar las tasas de interés con la finalidad de abatir el movimiento inflacionario que golpea los bolsillos de las familias, especialmente las más pobres.
Pronóstico demoledor
Si los jefes de los bancos centrales y de finanzas de todo el mundo, acudieron con el temor de lo que viene a futuro, por Honduras acudió la titular del Banco Central de Honduras (BCH), Rebeca Santos, el vicepresidente del Congreso Nacional Hugo Noé Pino y el canciller Eduardo Enrique Reina, en ese encuentro, desde el primer día el pronóstico del jefe económico del FMI fue demoledor.
El informe presentado por Pierre-Olivier Gourinchas, jefe económico del Fondo, titulado “Las autoridades deben mantener la mano firme en el timón ante los nubarrones que se avecinan sobre la economía mundial” fue directo cuando señaló “La economía mundial sigue enfrentando graves retos, definidos por la invasión rusa de Ucrania, la crisis del costo de vida provocada por las persistentes y cada vez más amplias presiones inflacionarias, y la desaceleración en China”.
El nuestro pronóstico de crecimiento mundial para este año se mantiene en 3,2%, mientras que nuestra proyección para el próximo año ha disminuido a 2,7%, 0,2 puntos porcentuales inferior al pronóstico de julio. La desaceleración económica en 2023 será generalizada: varios países, que representan aproximadamente una tercera parte de la economía mundial, se encuentran a punto de contraerse este o el próximo año. Las tres principales economías —Estados Unidos, China y la zona del euro— continuarán estancadas. En general, los shocks de este año volverán a abrir heridas económicas que no se curaron por completo tras la pandemia. En pocas palabras, lo peor aún está por llegar, y para mucha gente 2023 se sentirá como un año de recesión.
Vaticinó que debido al endurecimiento de las condiciones monetarias y financieras la economía de Estados Unidos se ralentizará hasta un 1 % y China, la segunda economía mundial, crecerá apenas el 4.4 % “debido al debilitamiento del sector inmobiliario y a los confinamientos continuados” por el COVID-19.
En la zona del euro la desaceleración económica será más pronunciada debido a la crisis energética que provoca la guerra, lo que reducirá el crecimiento a 0.5 %.
“En casi todas partes, el rápido aumento de los precios, en especial de los alimentos y la energía, está causando graves penurias económicas en los hogares, en particular los pobres”, señala el informe del Fondo.
“En pocas palabras, lo peor aún está por llegar, y para mucha gente 2023 se sentirá como un año de recesión”, aseguró Guarinchas.
Confirmación regional
El presidente del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), Dante Mossi, confirmó los temores del FMI sobre un 2023 difícil en materia económica para la región centroamericana.
Mossi se adhiere a los pronósticos de altas tasas de interés, elevada inflación y mercado cambiario inestable.
En su cuenta de Twitter, el presidente del BCIE escribió: “Luego de una semana de reuniones en Washington se vaticinan tiempos difíciles, altas tasas de interés, elevada inflación y mercado cambiario inestable. El rol del @BCIE_Org en la región es crucial para apoyar a los países miembros a enfrentar el cambio climático y la crisis!”.
Banqueros de Wall Street temen
De su lado, el principal ejecutivo del banco JPMorgan Chase, Jamie Dimon, consideró probable que Estados Unidos caiga en recesión hacia mediados del próximo año, en un plazo de 6 a 9 meses, y dijo que es difícil predecir lo profunda que esa ralentización económica será.
En una entrevista con el canal financiero CNBC, el jefe del mayor banco estadounidense aseguró que la economía del país aún mantiene buena salud, pero dejó clara su preocupación por lo que viene por delante.
«No se puede hablar de la economía sin hablar del futuro y esto es algo serio», señaló Dimon, que apuntó al impacto de la inflación, la subida de los tipos de interés y otras políticas monetarias y la guerra de Ucrania como los factores clave.
Según el ejecutivo, es muy difícil saber lo larga y grave que esa recesión puede ser, por lo que dijo que JPMorgan se está preparando para distintos escenarios.
Honduras con alto presupuesto vuelve a mercado de bonos
Mientras Honduras se prepara para el 2023 con el mayor presupuesto conocido en las últimas décadas, ya que se estima será de unos 392 mil millones de lempiras y contrario a lo dicho a inicios de este año que ya no se financiaría con bonos, para el año próximo se estima retornar a dicho mercado.
El secretario del Congreso Nacional, Carlos Zelaya Rosales, dijo que la recaudación tributaria ha mejorado en este año, pero para financiar el Presupuesto General de Ingreso y Egresos para el Ejercicio Fiscal 2023, tendrán que acudir a préstamos en la banca internacional.
Inició diciendo que el Presupuesto General se financia por toda la población hondureña por medio de pago de los impuestos, pero se tiene que saber que no es suficiente y es por ello que se contemplan préstamos con intereses no tan onerosos.
“Se va a acudir a la banca internacional para conseguir el complemento de lo que falta de los impuestos”, indicó Zelaya quien además es presidente de la Comisión de Presupuesto en el Congreso Nacional (CN). (PD)