Lugo, de 57 años y que sucede en el cargo a Nicanor Duarte, recibió el bastón de mando de manos del presidente del Congreso, Enrique González Quintana, en una ceremonia celebrada en la explanada del Congreso ante varios miles de personas.
En el mismo acto también juró su cargo el vicepresidente del país, Federico Franco, del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), segunda fuerza electoral y soporte de la Alianza Patriótica para el Cambio (APC), la coalición de amplia base ideológica que llevó a Lugo al poder.
Participaron de la ceremonia los jefes de Estado de Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Ecuador, Honduras, Taiwán, Uruguay y Venezuela, además del heredero de la Corona española, el príncipe Felipe de Borbón, entre otros representantes de casi un centenar de delegaciones extranjeras.
La investidura de Lugo, que llegó al acto con una camisa típica paraguaya de color blanco y cuello redondo, pantalón gris y sandalias, fue precedida por la entonación del himno nacional en guaraní y en castellano, y 21 salvas de cañón.
El presidente del Congreso impuso al ex obispo, el sexto gobernante de Paraguay desde la instauración de la democracia en 1989 tras el derrocamiento de la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-89), una banda presidencial bordada por monjas de claustro de una localidad ecuatoriana donde sirvió como misionero entre 1977 y 1982.
Promete ser implacable con la corrupción y consolidar la democracia
El nuevo presidente de Paraguay, el ex obispo Fernando Lugo, dijo hoy que será «implacable» en la lucha contra la corrupción y prometió situar a su país entre las democracias consolidadas del mundo.
«Hoy termina la historia de un Paraguay», manifestó Lugo en su discurso de investidura, para afirmar seguidamente que las nuevas autoridades, que gobernarán hasta 2013, «serán implacables con los ladrones de su pueblo».
Lugo, de 57 años, se emocionó varias veces durante su alocución, seguida en la explanada del Congreso por varios miles de personas.