Tegucigalpa- La violencia contra las mujeres continúa dejando una estela de dolor e impunidad en Honduras. En menos de 24 horas, dos nuevas víctimas se sumaron a la lista de más de 190 mujeres asesinadas en lo que va del año, reflejando una crisis que, pese a los discursos oficiales, sigue sin respuesta efectiva por parte del Estado.
El primer hecho se registró en el municipio de Santa Cruz de Yojoa, Cortés, donde Lila Gonzales fue encontrada sin vida al interior de su vivienda, en la comunidad de Agua María. La mujer presentaba una herida profunda en el cuello, aparentemente provocada por arma blanca.
De acuerdo con los familiares, la víctima fue hallada en horas de la mañana de este jueves y el principal sospechoso sería su pareja sentimental, quien se dio a la fuga tras el crimen. La Policía Nacional se desplazó al lugar para iniciar las investigaciones, sin que hasta el momento se reporte ninguna captura.
Horas después, otro femicidio estremeció al país. En la comunidad de San Antonio, municipio de Sulaco, Yoro, fue asesinada la joven María Juárez, de 25 años, mientras asistía al velorio de una tía. Testigos relataron que la joven recibió una llamada telefónica para que saliera del lugar y, al hacerlo, fue atacada por hombres armados que le dispararon en repetidas ocasiones.
El ataque generó pánico entre los asistentes al velorio, quienes corrieron para resguardarse ante la ráfaga de disparos. Los pobladores denunciaron que la violencia se ha intensificado en la zona y que viven con temor constante ante la falta de presencia policial.
“Pedimos a las autoridades que no solo lleguen cuando hay una tragedia. Queremos operativos permanentes, que nos devuelvan la paz”, expresó un vecino de la comunidad.
Impunidad y falta de respuestas institucionales
De acuerdo con el Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (OV-UNAH), 9 de cada 10 femicidios quedan impunes. Las deficiencias en las investigaciones, la falta de recursos en las fiscalías y la débil aplicación de la Ley Integral contra la Violencia hacia las Mujeres han perpetuado un sistema que no protege ni garantiza justicia a las féminas, lo que refuerza la teoría de lo difícil que es ser mujer en Honduras.
Organizaciones feministas denuncian que el país no cuenta con una política efectiva de prevención ni atención a víctimas de violencia de género, y que las instituciones estatales siguen actuando de forma reactiva y sin coordinación interinstitucional, principalmente en este último gobierno en el cual había más expectativas por tratarse del primer gobierno de una mujer.
También se reportan 850 muertes violentas de mujeres en el marco del estado de excepción, lo que indica que es una medida que no está funcionando.
“El Estado hondureño continúa fallando a las mujeres. No basta con condenar estos hechos; se necesitan mecanismos de protección reales, refugios, atención psicológica y procesos judiciales eficaces”, manifestó una representante del Centro de Derechos de Mujeres (CDM).
Una tragedia recurrente
Los casos de Lila Gonzales y María Juárez se suman a una larga lista de asesinatos de mujeres que quedan sin resolver. En lo que va del año, la cifra de víctimas supera las 190 muertes violentas, con un promedio de una mujer asesinada cada 36 horas en el país.
Mientras las familias lloran a sus hijas, madres y hermanas, las cifras siguen aumentando, reflejando que ser mujer en Honduras sigue siendo un riesgo.
Con cada femicidio, el país retrocede un paso más en la lucha por la igualdad y la justicia. La sociedad hondureña exige respuestas concretas: investigación, castigo y prevención. Porque detrás de cada número hay una vida arrebatada y una familia que clama por justicia.LB