Dentro del Proyecto de Apicultura, una iniciativa apoyada por la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA), se incluye la labor de un grupo de apicultores radicado en Lepaterique, Francisco Morazán, una de las comunidades beneficiadas de todo el país.
“La situación en Lepaterique radica en la explotación del bosque”, explicó David Flores, miembro del grupo. “Además de hortalizas, a la reforestación, y al mantenimiento de las cuencas de agua, la apicultura surgió como una de las alternativas que podría ser explotada en la zona bajo “nuestro norte” de explotar la naturaleza de una manera sostenible y responsable con el medio ambiente”.
La apicultura es la práctica agronómica dedicada a la criaza de abejas y producción de miel y derivados con uso de técnicas racionales.
Bajo la metodología del Sr. Matsuo, en la cual no solo se transmite la técnica de explotación racional de las abejas, sino, a través de un acercamiento globalizado a los pequeños apicultores, empezando con la recuperación de la autoestima de los mismos, se plantea la búsqueda constante del mejoramiento organizacional del grupo, el fortalecimiento gradual en el nivel económico-financiero, el desarrollo humano alcanzado mediante la transmisión de los conceptos de responsabilidad, seriedad y disciplina en las actividades, practicas en campo y en clases teóricas, y se busca alternativas aceptables y viables para cada situación que se presente.
Igualmente, bajo esta aproximación, se fomenta el planeamiento futuro con visión de comercialización de productos apícolas, y el mantenimiento de condiciones higiénico sanitarias buscando el respeto del consumidor.
Además de estudiar las alternativas para el mercado apícola, la actividad se desarrolla sin uso alguno de cualquier químico, a fin de que la colmena rinda un producto más sano y a bajo costo. “Es algo increíble, pero sin los químicos, hemos visto que ha habido mas producción”, afirmaron los apicultores beneficiados.
Esta metodología de acercamiento globalizado, es decir, un acercamiento simultáneo en varios niveles, ha mostrado ser altamente satisfactorio en un poco espacio de tiempo.
“Antes de la llegada del experto, nosotros no hubiéramos tenido éxito en la apicultura, y ya estábamos acostumbrados al fracaso”, relató Simón López, un apicultor del grupo. “Si no fuera por la venida del Sr. Nelson, nuestro grupo ya estaría descompuesto, abandonando la apicultura”.
No obstante, el ciclo del proyecto ha presentado sus bajas. David Flores reportó que se han contabilizado perdidas de algunas colmenas, debido a problemas inesperados. Sin embargo, el experto aconsejó tener paciencia, ya que la pérdida de colmenares a veces forma parte de un ciclo natural y lo recomendable es siempre atacar el problema temprano.
Puesto que el proyecto está solamente en su primer año, el experto recordó que “aun hay mucho a ser transitado”. Igualmente, el Sr. Matsuo reconoció que el proyecto ha tenido éxito en Lepaterique debido al trabajo y compromiso del grupo. “Lo que define el éxito de un proyecto no es la cantidad de plata que lo financia, sino es principalmente la seriedad de esa gente involucrada para su desarrollo”.
El grupo de Lepaterique ha logrado formular un mecanismo de sostenibilidad laboral adecuado para el proyecto, apropiándose de los principios de trabajo reforzados por el experto: disciplina, honestidad, y ganas de cambiar su situación social actual.
El experto reforzó que “de nada sirve donarles una camioneta, si la gente no tiene capacidad financiera de mantener esa camioneta en el futuro. Un Proyecto tiene que tener como su meta la sostenibilidad, o sea, el proyecto tiene que caminar por su propio esfuerzo después del termino de la cooperación internacional”.
Añadió que con ello “tenemos que siempre buscar un punto de equilibrio, de manera que los recursos obtenidos puedan pagar el mantenimiento de los bienes invertidos, o sea, antes que nada, es necesario que la gente tenga ganancia con el rubro apícola”.
Expandió que “simplemente producir más miel no es sinónimo de ganancia, ni tampoco se estaría sacando la gente de la pobreza, habría de ocurrir el milagro de la transformación de la miel producida en efectivo, y por eso es que tenemos que olvidar la transmisión exclusiva de la parte técnica apícola, para tener un acercamiento globalizado, desde las teorías de administración para el fortalecimiento del grupo hasta los conceptos de mercadeo. Solamente con este tipo de acercamiento conseguiremos tener la seguridad de logro de un proyecto”.
Flores finalizó que para el éxito de esta práctica, los beneficiarios de Lepaterique promueven el cuidado del bosque, reconociendo en el mantenimiento de sus recursos, la mejor posibilidad de desarrollo.
“Con la apicultura procuramos darle una alternativa al campesino”, comentó el apicultor Antonio Oseguera. Amplió que el trabajo de concientización comenzó hace ocho años y a la fecha ya hay un grupo de pobladores que promueven el uso responsable del recurso forestal.