Redacción Internacional – Europa recibió con alivio pero también con resignación el acuerdo comerical anunciado este domingo en Turnberry por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, sobre un gravamen del 15 % a productos europeos que evita una guerra comercial entre ambas partes a partir del 1 de agosto.
El acuerdo fue anunciado en el marco de una reunión entre Trump y Von der Leyen en la ciudad escocesa y contempla «aranceles cero» en diversos productos y un compromiso europeo de comprar energía estadounidense por valor de 750.000 millones de dólares e invertir otros 600.000 millones adicionales, además de incrementar sus adquisiciones de material militar.
La propia Administración Trump celebró el anuncio y lo describió como «un día histórico para el comercio estadounidense» que fortalecerá la relación con la Unión Europea (UE) «durante décadas», en palabras del secretario de Comercio, Howard Lutnick.
Alemania agradece el consenso comercial
Uno de los primeros en reaccionar fue el canciller de Alemania, Friedrich Merz. «Saludo el acuerdo alcanzado entre Ursula von der Leyen y Donald Trump en las negociaciones entre la Unión Europea y Estados Unidos. Es positivo que Europa y EE.UU. hayan llegado a un consenso y eviten así una innecesaria escalada en las relaciones comerciales transatlánticas», dijo Merz en un comunicado.
El jefe del Gobierno alemán destacó que con este acuerdo se ha logrado evitar un conflicto comercial «que habría afectado gravemente a la economía alemana, orientada a la exportación», sobre todo a la industria automovilística, en la que los aranceles actuales se reducirán casi a la mitad, del 27,5 % al 15 %.
Sin embargo, Merz admitió que prefiere un comercio más libre que beneficie a todas las partes: «Me hubiera gustado que se hubieran logrado más facilidades en el comercio transatlántico (…) Alemania y la Unión Europea defienden un comercio mundial libre y justo. Por ello, seguiré abogando por la reducción de aranceles y la eliminación de barreras comerciales», añadió.
Los Gobiernos piden más claridad
El primer ministro irlandés, Micheál Martin, también celebró el anuncio: «El acuerdo alcanzado esta tarde en Escocia es, sin duda, bienvenido. Aporta claridad y previsibilidad a la relación comercial entre la UE y EE.UU., la mayor del mundo», afirmó Martin.
Martin indicó que ahora se abre una etapa de expectativa en la cual se evaluará el impacto del acuerdo en las empresas irlandesas que exportan hacia EE.UU. y en los diferentes sectores de la economía nacional.
Por su parte, el primer ministro belga, Bart De Weber, mencionó que recibe el acuerdo entre EE.UU. y la Unión Europea «con alivio», pero «sin celebración». «Los aranceles aumentarán en varias áreas y algunas cuestiones clave siguen sin resolverse», aseguró De Weber en un mensaje en sus redes sociales.
El político belga felicitó a Von der Leyen y a su equipo «por su arduo trabajo» al tiempo que criticó a Trump, a quien pidió que «a su debido tiempo, abandone el engaño del proteccionismo y vuelva a abrazar el valor del libre comercio, piedra angular de la prosperidad compartida».
Desde Países Bajos, el primer ministro en funciones, Dick Schoof, calificó de «crucial» el acuerdo comercial y pidió que sea finalizado «lo antes posible». Añadió que el acuerdo «aporta mayor claridad» a las empresas y «mayor estabilidad a los mercados», aunque «habría sido mejor no tener aranceles».
Entre la celebración y la crítica
La presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, acogió con satisfacción el acuerdo y lo catalogó como «un paso importante» en la asociación transatlántica.
Por su parte, Eurochambres, la organización que agrupa a las cámaras de comercio europeas, también celebró el acuerdo porque da estabilidad a las empresas y muestra al mundo una Europa unida.
«Esta estabilidad se ha convertido en un bien escaso en los últimos meses y es importante para la planificación de las empresas de cara al futuro», señaló el presidente de Eurochambres, Vladimír Dlouhý, tras reconocer que «los aranceles, independientemente de su nivel, siempre suponen un obstáculo para el comercio y, por lo tanto, para el crecimiento».
Las primeras críticas al acuerdo fueron expresadas por la oposición francesa de izquierda y ultraderecha, a falta de reacciones de alto nivel del Gobierno de Emmanuel Macron.El fundador del partido izquierdista Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, lamentó que «se ha cedido en todo» frente a Trump al acceder a cambiar «las reglas de juego establecidas durante 75 años de relaciones bilaterales».
«Para Europa, es un acuerdo de vasallaje», denunció desde una izquierda más moderada el eurodiputado socialista Pierre Jouvet. Por su parte, la líder de la extrema derecha francesa, Marine Le Pen, tachó el pacto de «fiasco político, económico y moral». EFE