Londres.- Las escamas protectoras de un pez primitivo, que aún se encuentra en balsas de agua dulce en África, podrían servir de inspiración para fabricar armaduras militares por su eficacia contra los ataques, según un estudio publicado hoy en «Nature Materials».
Un equipo de investigadores del Massachusetts Institute of Technology (MIT) de Estados Unidos, financiados por las Fuerzas Armadas de ese país, analizaron la composición de las escamas del Polypterus senegalus, conocido como la «anguila dinosaurio», cuyo origen se remonta a hace 96 millones de años. A diferencia de los peces actuales, éste tiene una piel que parece una armadura, con escamas compuestas de cuatro capas de material diferente, cada uno con su función, y un grosor de aproximadamente cien millonésimas de metro. Los científicos examinaron cómo las distintas capas se complementan entre ellas para proteger los tejidos blandos del cuerpo del pez de los mordiscos, ya que el Polypterus senegalus es conocido por ser territorial y atacar a miembros de su propia especie. Con métodos nanotecnológicos, comprobaron que el animal tenía una capa exterior de ganoina, dura y resistente a la penetración de objetos punzantes como dientes; otra de dentina, que es más suave y disipa la energía, y una tercera de isopedina, con una estructura de «contrachapado» que proporciona una segunda línea de defensa contra mordiscos profundos. La cuarta capa es la capa basal ósea. Los científicos pusieron a prueba la «armadura» del pez simulando un mordisco en una escama extirpada quirúrgicamente. Hallaron que su hábil diseño impedía que el daño se extendiera por toda la escama, sino que se circunscribía a un círculo en el área afectada. La secuencia y grosor de las capas, y la manera cómo están unidas, son «clave en la preservación de una fortaleza mecánica y resistencia a la penetración, al tiempo que tienen un peso ligero para facilitar la movilidad del pez», señala «Nature Materials». «Con este conocimiento, hay un gran potencial para el desarrollo de mejores materiales estructurales inspirados biológicamente», para soldados o vehículos militares, afirmó la directora del estudio, Christine Ortiz, profesora asociada del Departamento de Ciencias de Materiales e Ingeniería del MIT. |