Madrid- Enrique Iglesias, que hoy recibió de manos del rey Juan Carlos el Toisón de Oro, ha desarrollado una amplia trayectoria en favor de la cooperación de la comunidad iberoamericana desde diversos organismos.
Juan Carlos de Borbón entregó hoy a Iglesias el collar del Toisón de oro, la Orden dinástica de mayor prestigio del mundo, como reconocimiento a varias décadas de trabajo en pro del desarrollo de los países iberoamericanos.
Iglesias dejó hoy oficialmente la Secretaría General Iberoamericana (Segib) en manos de la costarricense Rebeca Grynspan y tras ocho años de gestión de ese organismo que alimenta y coordina las cumbres iberoamericanas.
El lunes, en el acto de traspaso de poderes, el ministro español de Exteriores, José Manuel García-Margallo, definió la trayectoria vital de Iglesias: «es el hombre de las dos orillas».
La frase alude al hecho de que las raíces de Iglesias son españolas, en concreto de la región de Asturias, donde nació en 1930, aunque a los cuatro años se trasladó con su familia a Uruguay, cuya nacionalidad posee.
Graduado en Económicas y con estudios de especialización en EEUU y Francia, Enrique Iglesias fue secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) entre 1972 y 1985, lo que ya la granjeó un amplio conocimiento de la realidad americana.
En 1985, tras la recuperación de la democracia en Uruguay, Iglesias fue llamado por el presidente Julio María Sanguinetti para ocupar la cartera de Relaciones Exteriores, que desempeño hasta 1988.
En ese período presidió la conferencia ministerial que, conocida como Ronda Uruguay, dio origen a la creación de la Organización Mundial de Comercio (OMC), ampliando sus contactos internacionales.
De la cancillería uruguaya pasó en 1988 a la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), donde permaneció diecisiete años
Bajo su mandato se pusieron en marcha la Corporación Interamericana de Inversiones), que ofrece préstamos a pequeñas y medianas empresas de América Latina y el Caribe y el Fondo Multilateral de Inversiones, para apoyar el desarrollo del sector privado mediante donaciones, asistencia técnica e inversiones de capital.
Fue en 2005 cuando accedió a la Secretaría General Iberoamericana, con sede en Madrid y atalaya desde la que ha promovido un buen clima de convivencia entre los países de la región y que ha terminado de otorgarle un amplio prestigio en todos ellos.
En estos años ha consolidado una buena relación con el rey Juan Carlos y con los mandatarios latinoamericanos y ayer, en su despedida al frente de la Segib, recibió un aplauso sincero de los embajadores, que el acogió con emoción.
«Esa es la historia y esa es la vida, la vida es cambio», dijo Iglesias hace unos meses en una entrevista con EFE.
Sin embargo, Iglesias no se alejará mucho. A partir de ahora ocupará un despacho en la Casa de América de Madrid, con una labor aún por definir, y pasará a formar parte de otras entidades, como el Instituto Elcano, un laboratorio de ideas, donde podrá aportar su experiencia.
Iglesias dejó hoy oficialmente la Secretaría General Iberoamericana (Segib) en manos de la costarricense Rebeca Grynspan y tras ocho años de gestión de ese organismo que alimenta y coordina las cumbres iberoamericanas.
El lunes, en el acto de traspaso de poderes, el ministro español de Exteriores, José Manuel García-Margallo, definió la trayectoria vital de Iglesias: «es el hombre de las dos orillas».
La frase alude al hecho de que las raíces de Iglesias son españolas, en concreto de la región de Asturias, donde nació en 1930, aunque a los cuatro años se trasladó con su familia a Uruguay, cuya nacionalidad posee.
Graduado en Económicas y con estudios de especialización en EEUU y Francia, Enrique Iglesias fue secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) entre 1972 y 1985, lo que ya la granjeó un amplio conocimiento de la realidad americana.
En 1985, tras la recuperación de la democracia en Uruguay, Iglesias fue llamado por el presidente Julio María Sanguinetti para ocupar la cartera de Relaciones Exteriores, que desempeño hasta 1988.
En ese período presidió la conferencia ministerial que, conocida como Ronda Uruguay, dio origen a la creación de la Organización Mundial de Comercio (OMC), ampliando sus contactos internacionales.
De la cancillería uruguaya pasó en 1988 a la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), donde permaneció diecisiete años
Bajo su mandato se pusieron en marcha la Corporación Interamericana de Inversiones), que ofrece préstamos a pequeñas y medianas empresas de América Latina y el Caribe y el Fondo Multilateral de Inversiones, para apoyar el desarrollo del sector privado mediante donaciones, asistencia técnica e inversiones de capital.
Fue en 2005 cuando accedió a la Secretaría General Iberoamericana, con sede en Madrid y atalaya desde la que ha promovido un buen clima de convivencia entre los países de la región y que ha terminado de otorgarle un amplio prestigio en todos ellos.
En estos años ha consolidado una buena relación con el rey Juan Carlos y con los mandatarios latinoamericanos y ayer, en su despedida al frente de la Segib, recibió un aplauso sincero de los embajadores, que el acogió con emoción.
«Esa es la historia y esa es la vida, la vida es cambio», dijo Iglesias hace unos meses en una entrevista con EFE.
Sin embargo, Iglesias no se alejará mucho. A partir de ahora ocupará un despacho en la Casa de América de Madrid, con una labor aún por definir, y pasará a formar parte de otras entidades, como el Instituto Elcano, un laboratorio de ideas, donde podrá aportar su experiencia.
