En libertad provisional, la super espía que más daño ha hecho a EEUU por su espionaje a favor de Cuba

Análisis de Alberto García Marrder – Especial para Proceso Digital

Ana Belén Montes, de 66 años y americana de origen puertorriqueño, salió libre el pasado 6 de enero de una prisión de alta seguridad en Fort Worth (Texas) sin remordimiento alguno de haber espiado para Cuba por 16 años desde su alto puesto en el Pentágono.

Y muy desafiante y combativa pregonando su antiamericanismo. En el Pentágono era conocida como la “Reina de Cuba”, por ser la funcionaria que más sabia de la isla.

Fue sentenciada en el 2002 a 25 años de prisión, ha cumplido 20 años tras rejas y ahora estará cinco años en libertad provisional, con la condición que no podrá viajar a Cuba ni tener contacto con sus ex supervisores cubanos.

Ana Belén Montes durante sus 20 años de cárcel por espíonaje.

Se ha salvado de una condena a muerte por haber cooperado con la justicia, pero sin mostrar arrepentimiento por lo que hizo ni pedir disculpas.

El caso de Montes es un caso excepcional de espionaje. Nunca antes, en los tiempos de la guerra fría, la Unión Soviética o la Alemania Oriental tuvieron un espía en Washington colocado en las altas esferas del espionaje y contra espionaje de Estados Unidos, con acceso a documentos secretos de seguridad, altamente confidenciales.

Montes, que no cobraba por sus servicios ni lo hacía por ideología, era una mina de oro para los servicios del espionaje cubano. Gracias a sus informes, propiciaron duros golpes a la oposición cubana y al exilio cubano en Miami. Y los muy internacionales, como sobre la presencia americana en Afganistán, los cubanos los vendían a los Talibanes o a los rusos.

Ficha de Ana Belén Montes al ingresar a una prisión de alta seguridad en Texas.

En sus propias palabras, Montes espiaba “por principios”. Como protesta por la manera como Estado Unidos trataba a Cuba y, por la ayuda que daba  a los “Contras” nicaragüenses que trataba de derrocar al gobierno sandinista en Nicaragua, entre otras quejas.

Montes regresó este fin de semana a Puerto Rico y a través de su abogada Linda Backiel, envió este comunicado:

“Estoy más que contenta de tocar suelo borincano de nuevo. Tras dos décadas bastante agotadoras y ante la necesidad de volver a ganarme la vida, quisiera dedicarme a una existencia tranquila y privada. Por lo tanto, no participaré en ningunas actividades mediáticas”, indicó Montes.

“Animó a los que desean enfocarse en mí, que en cambio, se enfoquen en temas más importantes como los serios problemas que enfrenta el pueblo portorriqueño ́o el embargo económico de Estados Unidos hacia” Cuba”,  dice en el comunicado.

Hasta el mismo director de la CIA (la Agencia Central de Inteligencia, George Tenet),  le presentó a Montes, en 1997, personalmente, un certificado de reconocimiento por su “excelente trabajo” como “senior analist” del Departamento de Inteligencia y Defensa.

En 1997, el director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), George Tenet, entrega a Ana Belén Montes un certificado de reconocimiento por su «excelente trabajo» en la Agencia de Inteligencia y Defensa.

Así funcionaba está súper espía

Montes fue reclutada por los servicios de espionaje cubano, por la mediación de una de sus espías puertorriqueñas en Norteamérica, al notar sus comentarios, en privado, contra la política exterior del país, especialmente sobre Cuba, que consideraba como “cruel e injusta”.

La “senior” analista se quedaba en su oficina varias horas después de terminar su horario de trabajo memorizando los documentos secretos que pasaban por sus manos, ya que para no dejar pistas, nunca se llevaba a su apartamento en Washington DC, copias de los mismos.

Tan pronto llegaba a su apartamento, escribía copias en una computadora portátil barata de marca Tandy, que entregaba después a agentes cubanos en restaurantes o en citas clandestinas. Estas copias eran enviadas después a La Habana en la valija diplomática de la Oficina de Intereses Cubanos en la capital.

Para recibir órdenes o instrucciones desde La Habana, encendía a una hora determinada un transistor Radio Schack y sintonizaba una frecuencia de onda corta un mensaje codificado, que luego ella descodificaba con un manual.

En esos 16 años, Montes hizo unos cuatro viajes a La Habana y siempre con peluca, donde también entregaba personalmente copias de sus informes. Los cubanos la trataban muy bien y cuando una vez percibieron que su soledad en Washington le estaba causando problemas emocionales, contrataron a un “joven cubano vigoroso” para levantarle el ánimo. Pero el experimento duró poco por no ser “espontáneo”  y parecer un producto de “fast food” de entrega a domicilio.

Se estima que gracias a los informes de Montes, cuatro espías americanos (ciudadanos cubanos) fueron detenidos en La Habana y que posiblemente ella fue la que dio las coordenadas de los vuelos de dos avionetas de la organización de Miami “Hermanos al Rescate” que fueron derribadas en 1996 por dos cazas MiG-29 cubanos cerca de la costa de Cuba.

Michelle Van Cleave, quien dirigió los servicios de Contra Inteligencia durante la presidencia de George W. Bush, le dijo al Congreso en 2012, que Montes “fue la espía que más daño ha hecho en toda su historia a Estados Unidos”.

¿Y que ha dicho Fidel Castro sobre ella? Lo dijo el ex líder cubano en el año 2002:

“Una persona norteamericana noble y buena que está en contra de una injusticia, en contra de un bloqueo de más de 40 años, en contra de todos los actos terroristas que se cometieron contra Cuba, y es capaz de reaccionar de esta forma, es una persona excepcional (…) Es una persona que ante esa actitud y no por simple cuestión de gratitud, sino por un sentido de la justicia, merece respeto y admiración.»

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