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En el Día mundial de la Juventud, ¿podrá Honduras controlar la violencia?

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Tegucigalpa.- Honduras parece estar llegando tarde a muchas cosas, pero quizá una de las más sensitivas y visibles es el tema de la seguridad ciudadana, y con ella, la incapacidad por ahora de garantizar la vida a los jóvenes, donde solo el año pasado murieron siete de cada diez a consecuencia de los homicidios.
 

De acuerdo a cifras oficiales, en el 2009 fueron asesinados cerca de 2,578 jóvenes en las edades de 12 a 29 años. Frente a estas muertes, el país parece experimentar una insensibilidad donde es común ver en las planas de los diarios y los noticieros electrónicos, relatos y noticias sobre lo que denominan “un crimen más”.

Este jueves, al celebrar el Día Mundial de la Juventud, la reflexión sobre las consecuencias que inciden en la violencia juvenil, es una lectura obligada para el Estado, el gobierno y la sociedad en general. Se estima que en los últimos doce años, al menos cinco mil menores de 22 años han sido asesinados en este país, un dato que pone los pelos de punta hasta el más insensible.

El último registro se produjo este martes, cuando los medios de comunicación informaban del hallazgo de los cuerpos de dos jovencitos, asesinados en un matorral y con serias evidencias de haber sido violados y quizá hasta torturados. La nota periodística, a diferencia de cinco años atrás, ya no fue primera plana en los medios, acostumbrados a contabilizar en sus páginas o emisiones electrónicas tantas muertes en el país como ofertas en los supermercados.

Una competencia inusual

Los crímenes contra menores y de los asesinatos de cientos de hondureños en general, compiten con los anuncios de pos pago de las telefonías celulares, las enciclopedias coleccionables de deportes, las tendencias de la moda para la juventud; las huelgas de los maestros; el cabildeo por el reconocimiento internacional, las protestas de los taxistas, los días sin clases de los niños, niñas y menores, hasta pasar por la epidemia del dengue.

Resulta paradójico, pero en el mundo de la globalización y de la comunicación, el tema de la juventud aún no adquiere carta de ciudadanía, y pese a constituir el futuro de Honduras, sus problemas y desafíos se vuelven imperceptibles.

El Informe Nacional de Desarrollo Humano (INDH) de Naciones Unidas, dedicó este año en Honduras el tema a la juventud, bajo un enfoque muy interesante: “De la exclusión social a la ciudadanía juvenil”.

Según el Informe, la violencia juvenil tiene muchas dimensiones. Hay manifestaciones de violencia en los hogares, en las escuelas, en las calles y en las pandillas juveniles. No existen datos oficiales que permitan estudiar los distintos tipos de violencia juvenil, sostiene la investigación, al centrarse en los únicos datos hasta hora disponibles que tiene que ver con los homicidios.

Rozando con los adultos

Así, el porcentaje de muertes por homicidio de jóvenes en las edades de 15 a 29 años es casi semejante a las muertes por homicidio de adultos de treinta años en adelante. En el 2007, cita el informe, el porcentaje de jóvenes del trado en edad de 15 a 29 años fue de 48.1% y en el 2008 subió al 49.6 por ciento.

En el 2007, el mayor número de muertes por homicidio en los varones se dio en los rangos de edad de 25 a 29 años (509 casos), seguido por las edades de 20 a 24 años (480 casos). Para 2008, el mayor número de casos se dio en las edades de 20 a 24 años (819 casos) seguido por los rangos de 25 a 29 años (802 casos).

Esa violencia focalizada contra los jóvenes aún carece de respuestas y las políticas de mano de dura no han sido opciones tan viables en la región centroamericana, por lo que expertos apuntan hacia la búsqueda de participaciones colectivas más allá de las organizaciones formales.

En un foro regional sobre temas de seguridad, se indicó que esta vorágine de violencia hace que la juventud dude y se desencante con la democracia, por lo que es necesario rescatar lo que el ser humano representa para la democracia.

La percepción de los jóvenes

En el INDH de Honduras 2009, la percepción que la población juvenil tiene sobre la violencia muestra aristas interesantes. Entre las formas de violencia que más afectan a los jóvenes según su propia opinión son las riñas y peleas, seguido del abuso sexual y maltrato físico; los asesinatos por encargo, la violación; los homicidios, el insulto y los maltratos verbales, entre otras formas.

Cuatro de cada diez jóvenes identificó la violencia cotidiana como el fenómeno de violencia que más les afecta, en tanto que el rango poblacional de jóvenes en la edades de 25 a 29 años dijo que los homicidios y los asesinatos por encargos son otro de los factores que están estancando las esperanzas de vida en la juventud.

La mayoría de los jóvenes consultados considera que sus problemas están relacionados a la pobreza y la exclusión, y en el caso específico de la violencia e inseguridad, 8 de cada 10 indicó que la calle era el espacio en donde había más violencia; le siguieron en considerable distancia las cárceles y el hogar.

750 mil jóvenes no estudian ni trabajan

El Informe de desarrollo humano aborda muchos aspectos en materia de problemas y desafíos que presenta la juventud. Para el caso, en materia de salud sexual reproductiva el embarazo precoz en adolescentes arroja datos preocupantes, así como el problema del VIH/SIDA.

Llama la atención el hecho que del total de jóvenes en el país, unos 750 mil no trabajan ni estudian y esa franja puede ser una variante para intentar auscultar el porqué esta población tan importante no tiene ninguna de estas oportunidades y posibilidades, ¿en qué y cómo invierten su tiempo? Son respuestas a las que está obligado a bucar soluciones y alternativas el Estado hondureño y los gobiernos actuales y futuros.

Proceso Digital quiso en este día mundial dedicado a la juventud, llamar la atención y la reflexión obligada acerca de la inseguridad y violencia que marca a los jóvenes, en un afán porque la temática no se archive en las agendas periodísticas, del país y de la sociedad misma.

Ellos, desde su visión, también proponen alternativas de solución y menor exclusión. En el caso de la violencia, sugieren el aseguramiento de la cobertura de programas de prevención del alcohol y drogas, con lo cual reconocen la estrecha asociación que existe entre la violencia juvenil y el alcohol y las drogas.

También proponer el estímulo de actividades culturales en los espacios públicos, mayor acceso a la salud, la educación y el empleo, además de apostar por la solución pacífica de conflictos, entre otros aspectos.

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