Empleados del transporte bajo línea de fuego en Honduras

Tegucigalpa – Los empleados del transporte público están bajo línea de fuego en Honduras. Solo en las últimas horas, dos motoristas y un ayudante fueron ultimados en Tegucigalpa, capital del país.

– Más de una veintena de empleados del ramo han sido asesinados este 2019.

– Las extorsiones son la principal causa de los ataques contra los empleados del rubro.  

Motoristas, ayudantes e incluso empresarios del transporte siguen pagando con sus vidas la ola de inseguridad que se escuda detrás del mal llamado cobro del “impuesto de guerra”.

La tarde de este miércoles se registró el asesinato de un conductor de bus rapidito, la tercera víctima ligada al rubro que se registra este día en el Distrito Central.

Decenas de conductores de buses, taxis y mototaxis han muerto violentamente en los primeros cinco meses de este año. Las muertes se cuentan a diario y este sector se encuentra prácticamente a expensas del crimen.

El sangriento miércoles cobró la vida de nueve personas en la capital hondureña, de las que tres eran empleados del transporte. La cifra de homicidios en el país alcanzó los 20 solamente en las últimas 24 horas.

En dos hechos acribillan a conductor y ayudante de bus rapidito en Comayagüela.

Tres muertos este jueves

Desde tempranas horas del día la fatalidad asomó en el rubro, cuando en la colonia 30 de Noviembre de la capital fuera asesinado Carlos Alberto Cruz Ortiz.

El malogrado motorista de bus “rapidito” fue sorprendido a balazos en el momento que sacaba la unidad de transporte de un parqueo. El cuerpo sin vida de Cruz quedó a unos metros del bus.

Luego de conocer la infausta noticia, un hijo del conductor lloraba amargamente su muerte. “Siempre que salía le decía: ‘que mi Papito Dios me lo lleve con bien’, porque él oraba todos los días antes de trabajar, y sé que un día me voy a morir y cuando yo llegue allá lo quiero ver a él, porque sé que él se va ir con Dios”, dijo el menor de 12 años.

Las desgarradoras declaraciones del niño se apoderaron de decenas de personas que llegaron a la escena del crimen y que no daban crédito a lo ocurrido.

En horas de la tarde, otros dos decesos de empleados del transporte se sumaron a la interminable lista de decesos. El primero ocurrió en la colonia Flor del Campo # 1, ahí un ayudante de nombre Gerson Joel Figueroa Romero (29) fue ejecutado a balazos.

En tanto, casi en forma simultánea, pero a inmediaciones del mercado zonal Belén fue ultimado Kenneth Alejandro Montoya (21), motorista de una unidad de transporte que cubría la ruta Carrizal-Centro.

En este último suceso, el padre del occiso señaló que su hijo trabajaba para mantener a su familia y deja dos menores huérfanos.

Escenas dolorosas se vivieron en el lugar del ataque criminal. El hombre lloraba desconsoladamente y preguntaba: “¿Por qué a mi hijo?”.

Asesinan a conductor de unidad de transporte en la capital hondureña.

“Averigüe si pagaron el impuesto”

“Siempre le decía a mi hijo que en la calle hay que andar con prudencia, averigüe si han pagado impuesto y si no lo han pagado no trabaje porque no andan viendo si este pagó o no”, contó entre lágrimas el padre de la víctima.

Relató que este día su hijo le dijo “que iba por los pañales” de sus nietos y le respondió “que no vaya a trabajar y ahora mi esposa me dice que se parece y me vine desde La Granada y cuando veo el bus confirmó que es él”.

“Estoy derrotado, no puedo hacer nada, cuando alguien no paga se las desquitan con quien sea”, externó el hombre suelto en llanto.

Añadió que perdona a los victimarios, aunque dijo desconocer qué le dirá a la esposa del fallecido. “Yo los perdono y confío en Dios porque sé que él hará justicia”, concluyó.

En un choque este bus quedó en mal estado, y aún en el taller en proceso de reparación, debe pagar impuesto según denuncian.

Impuesto hasta por unidades en mal estado

La extorsión al transporte público llega al extremo que los grupos delincuenciales cobran el mal llamado “impuesto de guerra” hasta por los buses que están aparcados, aunque estos estén en mal estado o simplemente no operen.

Así lo denunció esta semana el empresario del rubro, Jorge Lanza, quien lamentó que sigan las muertes de motoristas, ayudantes y dueños de unidades del servicio público.

“El rubro nuestro ha sido, por años, el más golpeado por el crimen, quema de buses y con el pago de extorsión que no baja. Aquí podemos tener parada cinco meses una unidad (bus) y tenemos que estar pagando religiosamente el pago a los extorsionadores”, denunció.

Lanza refirió que actualmente hay 200 unidades centralizadas con el uso de dispositivos tecnológicos como cámaras de vigilancia y GPS que se enlazan con la Secretaría de Seguridad.

“Con este sistema esperamos ir abarcando todas las rutas para poder ofrecer un transporte diferente a la población”, explicó.

Conductores de buses de la capital paralizan unidades por extorsión.

El dirigente del transporte dijo que lejos de controlarse la extorsión en el rubro, más bien con el paso del tiempo aparecen nuevos grupos criminales que se unen al cobro.

A la constante muerte de empleados del este servicio público, justificó que “más bien porque mantenemos al día el pago (extorsión) es que no existen más crímenes contra propietarios, conductores y ayudantes de las unidades”.

Pidió a las autoridades que combatan de una vez por todas las muertas de sus empleados e incluso de usuarios del rubro, asimismo otorgó el beneficio de la duda a la Fuerza de Seguridad del Transporte que inició operaciones en marzo del presente año.

Valoró las últimas y constantes capturas de miembros de grupos extorsionadores y dijo que espera algún día sea controlado este flagelo.

Denunció que los que se dedican al ilícito cambian sus maneras de cobro para despistar a las autoridades.

“En Semana Santa nos pidieron dos semanas anticipadas del pago de la extorsión y otro bono para el pescado, y tenemos que cumplir para salvaguardar nuestras vidas y las de nuestros empleados”, finalizó.

Y así, en medio de todo este entamizado, los motoristas y ayudantes siguen muriendo víctimas de una ola de violencia que no les da tregua.