Miami, (EEUU) – Aunque quedó en tercer lugar, el verdadero triunfador de los “caucus” del partido Republicano norteamericano en el estado de Iowa el lunes fue el senador cubano-americano Marco Rubio.
Tras las asambleas de ciudadanos para elegir al candidato presidencial republicano, la prensa norteamericana valora el tercer puesto honorable de Rubio y lo coloca ya como el favorito del “establishment” del partido para la nominación en la convención de julio y, eventualmente, para luchar por la Casa Blanca en las elecciones de noviembre.
No importa que el primer acto electoral republicano del largo proceso electoral de Estados Unidos lo haya ganado el senador Ted Cruz (de Texas), también de origen cubano, al derrotar al favorito de las encuestas, el magnate neoyorquino Donald Trump, por cuatro puntos porcentuales, en 28 a 24 por ciento.
La prensa coincide en que esta derrota puede significar que la burbuja mediática de Trump comience a desinflarse y muchos valoran a Cruz como un ultra conservador, muy extremista para poder tener alguna posibilidad ante la ex Secretaria de Estado Hillary Clinton, las más que probable candidata presidencial por el partido Demócrata.
Tras Iowa, la contienda republicana ha quedado limitada de nueve contendientes a apenas tres ahora: Cruz, Trump y Rubio. Falta por ver lo que pasará en las próximas primarias, en el estado de New Hampshire, el 9 de Febrero.
Es posible que antes de esa fecha, otros pre-candidatos se echen a un lado y apoyen, con dinero también, al más “moderado” de los tres, que es Rubio. Y que la maquinaria del partido republicano salga abiertamente en apoyo del senador por Florida, como el mal menor.
Trump los tenía asustados y estaban perplejos de su avance en las encuestas y como monopolizaba las portadas de los periódicos con sus comentarios ofensivos contras las minorías étnicas y el desprecio a sus rivales políticos.
El triunfo de Cruz ha sido en un estado conservador y en zonas rurales donde predomina el cristianismo evangélico. Falta por ver como lo hará en las primarias de otros estados más urbanos y liberales.
Rubio, sin embargo, a pesar de ser católico, le ha ido muy bien en el estado de Iowa (un 23 por ciento de los votos) y eso refleja que su fe religiosa no podría ser un impedimento para llegar a la Casa Blanca, como lo fue John F. Kennedy en los años sesenta, y ser el primer presidente hispano de este país.
Que Rubio, de 45 años de edad, sea hispano y hable español no significa que tenga asegurado el importante voto latino de los Estados Unidos, que posiblemente se lo lleve Hillary Clinton.
Rubio fue miembro del “Grupo de los Ocho”, de senadores y congresistas, que hace unos años propuso una reforma inmigratoria.
Pero ante el avance de la tendencia conservadora del “Tea Party” y ver que esa posición le quitaba apoyo entre estos, se echó atrás y ahora propugna que primero hay que resguardar la frontera para impedir que entren más inmigrantes indocumentados.
Pero, de todas maneras, no está en una posición tan intransigente en el tema inmigratoria como las que tienen Trump y Cruz.
El billonario inmobiliario quiere deportar a los once millones de indocumentados (en su mayoría mexicanos) que viven en Estados Unidos y construir un muro en la frontera con México.
La prensa destaca hoy que entre los tres discursos de celebraciones que dieron los tres candidatos en la noche del lunes, el que dio más la impresión de ganador, era el de Rubio.
“Este es el momento en que nos habían dicho que nunca iba a suceder, que no teníamos ninguna posibilidad”, dijo un eufórico Rubio, a quien se le pronostican más discursos de victorias. Este podría ser solo el primero.