Por: Otto Martín Wolf
Los negociadores por parte de la empresa privada, gobierno y, especialmente, los trabajadores, deberían definir de una vez por todas qué se entiende por salario mínimo y para qué cosas se supone que alcance, todo antes negociación que se iniciará pronto.
El salario mínimo, en mi opinión, es lo menos (lo mínimo) que necesita una persona para una vida con decoro, aunque es justo reconocerlo, con las limitaciones del caso.
Lo clave de lo anterior es, precisamente, cuando se dice “una persona”.
El salario mínimo es lo menos que una persona, hombre o mujer, necesita para subsistir y creo que siempre ha sido un error considerar que debe servir para sostener una familia, educar varios hijos, hacerse de una casa propia y hasta un carro.
No hay forma de que sirva para tanto y creo que tampoco es eso lo que pensaron quienes acuñaron el término salario mínimo hace ya muchos años.
Una mujer que gane el salario mínimo puede vivir honorablemente con éste y hasta darse ciertos lujos.
Ahora, cuando esa mujer se convierte en madre soltera de uno o más hijos, cómo puede pensar en sostenerlos con ese pequeño salario?
Mantenerlos, vestirlos, educarlos? No hay forma!
Igual sucede con un hombre; nadie dijo que el salario mínimo debería alcanzar para sostener una esposa y dos, tres o más hijos.
Todos aquellos cuya capacidad profesional -o la oferta de empleo en el país- sólo les sirve para ganar el salario mínimo, deberían de tener muy en cuenta lo anterior cuando decidan cambiar su estatus de soltero/a y todavía deberían de pensarlo más antes de traer hijos al mundo.
Aún en los Estados Unidos es imposible que alguien con salario mínimo, laborando 40-46 horas a la semana, sostenga una familia. Allá se necesitan dos ingresos para lograrlo.
En ningún país, aún en los más ricos y desarrollados, se calcula un salario mínimo basado en las necesidades de una familia completa.
El salario mínimo es lo que una persona –sólo una persona- necesita para tener una vida decorosa y -con disciplina y determinación- quizá poder estudiar y superarse (para ganar más que un salario mínimo)
Nadie dijo que el salario mínimo era para sostener una familia, eso es imposible.
Por otra parte, los incrementos al salario mínimo lejos de ayudar a solucionar situaciones de presupuesto familiar, cuando son muy exagerados tienen un efecto totalmente opuesto.
Quien no lo crea que pregunte a cualquiera que fue “beneficiado” con el aumento del 60% otorgado como piñata hace algunos años.
En pocos meses el efecto “benefactor” terminó, alcanzado por la necesaria nivelación de precios efectuada por quienes pagan esos salarios
Pero hay más, el desempleo que produjo cuando pequeñas y medianas empresas se vieron forzadas a despedir personal para poder subsistir, eliminó numerosas fuentes de trabajo.
Los efectos de esa alza desmedida se pueden aun sentir, tal es el doloroso caso mencionado por el propietario de la histórica panificadora Bambino, forzada a cerrar después de más de medio siglo de operaciones, en parte por ese aumento del 60%
Los dirigentes obreros ya deben de saber que tratar de solucionar el problema económico de las familias de menores recursos requiere otras acciones y no una medicina que más bien empeore o mate al paciente.