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El peligro de convertir la democracia en: “monarquías o dictaduras”

Dr. Ignacio Alonzo

Las formas de cómo se han ido conformando los gobiernos en Europa, América y en otras latitudes del Mundo, son preocupantes por cada una de las expresiones con que salen a la luz y exponen a pleno día, las intenciones insospechadas e ilimitadas ambiciones de mantenerse en el poder por parte de los gobernantes que llegan no por golpes militares, sino que ascienden vía procesos eleccionarios, pero, una vez, siendo gobiernos, acuden a cualquier “reforma política” estropeando y vulgarizando las constituciones o sus Cartas Magnas que les dan mandatos expresos y términos exactos de temporalidad.

Cada vez, nos enfrentamos a dictaduras con dictatorsitos, algunos emulando a otros, legitimándose en el poder, compran, venden, negocian, reparten, rompen, se asocian, importándoles un comino, por tal de ostentar el poder, generalmente, para saciar sus deseos y energúmenas laxitudes y bajos instintos, para subyugar a la mayoría y favorecer a una minoría que es la que tienen alrededor de ellos, llena de poder de decisiones, como siempre, desafortunadas.

Las monarquías son absolutas, hereditarias y vitalicias, características muy similares a las prácticas que se observan en algunos procesos de gobiernos, que aducen ser democráticos, pero, por lo que hacen, están a punto de convertirse en regímenes monárquicos. De ahí, que esta evolución que se observa en el mundo hoy y particularmente en América Latina, sea muy peligroso para la práctica de una verdadera forma de gobernar en democracia.

Sin lugar a duda, que la forma de gobierno que se pregona es la democracia, que ojalá, se entendiera como Abraham Lincoln la definió en 1863 en Gettysburg, Pennsylvania, EUA: “ Democracia es el poder del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”, lastimosamente, hoy en día, 161 años después, esta definición está masacrada, desconfigurada y despersonalizada, ya que, son otras formas y expresiones las que vemos en la práctica y lejos de contar con políticas públicas que beneficien a las mayorías, prefieren hacer programas o paliativos que quitan hambre un día, pero, que el resto de la vida, condenan a la población a la miseria, indigencia y al pauperismo total. Si hablamos de democracia como forma de gobierno, se supone que la ciudadanía al menos debe vivir satisfecha, con las necesidades básicas resueltas.

Los populismos campean por todo el mundo, principalmente en América Latina, lo que se vivía en la década de los 60,70 y 80 del Siglo XX, con gobiernos de facto e ilegales, hoy consiguen legitimarse, como sea, ya sea cambiando, reformando, torciendo, adelantando, atrasando e irrumpiendo los antros legislativos, consiguiendo que los parlamentarios aprueben y garanticen estabilidad a algo que es, legal y políticamente incorrecto.

En el 2018, los politólogos y renombrados profesores de la Universidad de Harvard, Daniel Ziblatt y Steven Levitsky, después de veinte años de investigación y apegados a la ciencia política, publicaron el interesante libro: “How Democracies Die”, en el cual exponen con datos científicos, utilizando el método comparativo, examinan los comportamientos de los gobiernos tanto en Europa, Estados Unidos y Latinoamérica, apuntan los autores, que si las instituciones se debilitan, la democracia está en peligro, sino existe el imperio de la ley y los operadores de justicia, la democracia está en riesgo, sino existen los niveles de tolerancia y respeto entre las organizaciones políticas, la vida democrática pasa por momentos críticos, si se gobierna con autoritarismo, demagogia y falsas promesas, la población pasa a un segundo o tercer plano, simple y sencillamente, la democracia está agonizando en un permanente estado de cuidados intensivos. Sumado a lo anterior, si se convoca a elecciones internas y generales y al momento de los resultados hay nebulosas, cabos sueltos, inconsistencias, manoseos de los votos, poca claridad en los reportes de las mesas, fraudes bien montados para favorecer al oficialismo u otro candidato que quiere el poder como sea, entonces, se le está dando el tiro de gracia a la democracia.

Entre otras conductas de los gobernantes del Siglo XX y XXI, es que evidencian altos niveles de autoritarismo y esto, es muy delicado, porque estos líderes se hacen rodear de grupos que les aprueban todas y cada una de las ideas trasnochadas y descabelladas que se les ocurren. Generalmente, el plan y la agenda que manejan es producto de imitaciones mal hechas y chepias mal copiadas, ya que desconocen los contextos de sus países, pensando que lo que funciona en un país se aplica a todos.

Sin duda, que estos próximos 25 años serán críticos para los sistemas democráticos del mundo, pues como bien lo señalan Levitsky y Ziblatt, al poder llegan hombres y mujeres motivados por intereses y aficionados a ideologías que no manejan, ni mucho menos conocen, venden ideas erróneas a una población que es vilmente engañada y seducida a adoptar colores y banderas totalmente equivocadas, ya que los colores que llevan se decoloran y las banderas cuando les toca levantarlas y defenderlas, no encuentran astas donde colocarlas.

La instauración de gobiernos autoritarios, se vuelve una contradicción porque los que antes vieron mal y satanizaron las dictaduras, hoy las ven como algo natural y necesario, entonces, acuden a la compra de conciencias y votos legislativos para decir que las decisiones tomadas son “democráticas” y “racionales”. Las actuaciones de los gobernantes de hoy fueron los grandes errores del pasado, por lo tanto, evidencian tautologías políticas, redundan para el beneficio del régimen que imponen, el cual es defendido mediante argumentos Ad-hominem, recurriendo al insulto y a la descalificación de los que piensan diferente y les hacen oposición, Los líderes autoritarios, con rarísimas excepciones, por lo general, carecen de discurso y cuando logran tener, son verborreas pobres, ya que las ideas brillan por su ausencia y viajan lejos de sus mentes, debido a la pobre formación política, ya que nunca fueron preparados para ser hombres y mujeres con vocación democrática.

La democracia es un sistema, que tiene tantas dolencias y enfermedades, contradicciones y afloran las desigualdades, pese a todo lo malo que pueda tener, realmente, sigue siendo una forma en que los hombres y las mujeres gozan de libertad para comprar, vender, respeto a la propiedad privada, y de movilidad social. Es obvio, que la ignorancia y la miseria son enemigos de la democracia, en este sentido, significa que como forma de gobierno, debe someterse al escrutinio y a la mejora continua, abrirse a procesos perfectibles a fin de que los ciudadanos puedan realizar sus sueños y los de los demás, al menos, de su familia más cercana, evitando obviamente, cualquier modo de nepotismos, corrupción y demás lacras a las que estamos acostumbrados a ver.

Además de mencionar los dos anteriores, algo que socava las bases de la democracia es convertir un Estado en Narco, es la peor alianza que se puede hacer, porque cuando El Estado le cede los derechos a particulares para que estos tomen las decisiones y el rumbo de la Nación, simple y sencillamente se perdió todo, se está listo y servido. No obstante, entre otras bondades de la democracia, es que respalda él laicismo, entendiéndose este, no como aquello que se aparta de lo religioso. No, es más bien, todas aquellas oportunidades que tenemos de respetar las ideas de otros y diferir, contrario de lo que se hace en una dictadura, o en las monarquías, en donde las ideas y los dichos del dictador o del rey, las toman y las abrazan los fanáticos, denotando ignorancia e incapacidad de dialogar y debatir con ideas para la resolución de conflictos en beneficio de la sociedad.

En este sentido, todos absolutamente todos, no nos debemos preguntar, ¿que pasará?.No, es mejor decir, ¿que vamos a hacer, para darle cuerda a este sistema en donde la democracia necesita de la política para su pervivencia?.Tenemos que interesar a los niños, jóvenes y a todas las edades para que crean en la democracia y se eduquen para que vivan en ella, porque, cuando hablamos tan mal de la democracia, las personas sienten desafección, decepción y repudio, por tal razón, es bueno enseñar las situaciones difíciles, señalar las equivocaciones del sistema, contradicciones y desigualdades como se apuntó anteriormente, pero se debe tener el ahínco de hablar e ilustrar sobre las bondades, oportunidades, virtudes y sobre todo la libertad en la que se vive, que no tiene precio.

Finalmente, las dictaduras, son irracionalidades y tramos de barbarie, muchas veces invivibles, de persecución y miedo por pensar diferente del dictador. La dictadura es inadmisible, estropea, entierra, destierra y encierra lo más caro que es la libertad. Nadie que vivió una dictadura por “bondadosa” o “desarrollista” que haya sido, puede contarla con alegría, al contrario, son tiempos de zozobra, pánicos y de autoritarismos desmedidos, que aniquilan, matan y enajenan la ingenuidad y la felicidad de los ciudadanos de un país,
Por eso, vamos a trabajar y ser propositivos mediante ideas y políticas públicas que saquen adelante a la gente y la alejen de la miseria e ignorancia, para que tengamos no seguidores sin criterio, sino que tengamos disidentes pensantes.

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