Tegucigalpa – El Partido Nacional cumple hoy su aniversario 118. Lo hace conservando el poder de la nación durante tres períodos al hilo, un hecho inédito desde el retorno a la vida democrática.
Tras enfrentar el desgaste propio de gobernar y con una marcada conflictividad social, los nacionalistas deberán definir claramente su estrategia de cara al próximo proceso electoral que pasa por precisar a lo interno, cuál será el camino indicado.
Y es que las próximas elecciones internas y generales serán las más desafiantes para el partido en el poder, que enfrenta un desgaste propio de tres períodos consecutivos en el mando, pero también divisiones internas y acusaciones que han salpicado a algunos de sus miembros, muchos de ellos reconocidos y con amplia trayectoria política.
En lo interno, al menos, cinco fuerzas políticas visibles se disputan el liderazgo y la candidatura a la presidencia. Esas fuerzas son el movimiento “sin cabeza”, denominado “Unidad y Esperanza” que impulsa al alcalde capitalino, Nasry Tito Asfura, con el aval del Ejecutivo; el movimiento “Salvemos a Honduras”del designado presidencial, Ricardo Álvarez, el movimiento “Todos por el cambio” del expresidente Porfirio Lobo Sosa, y el movimiento “Juntos Podemos”del presidente del Congreso Nacional, Mauricio Oliva. En tanto Reinaldo Sánchez, presidente del partido, aunque no ha anunciado un movimiento en sí, su trabajo político desde el Comité Central y su contacto con la base también le posiciona como un potencial aspirante.
Estas fuerzas, unos en el oficialismo, y otras en la oposición, buscan liderar la candidatura presidencial por el nacionalismo, controlar los sellos del partido y tratar de mantenerse en el poder por un cuarto período consecutivo, apostando a ese 30 % de voto duro partidario que le dan las encuestas, en contraste con el resto de la oposición política que se mantiene dispersa y librando también sus propias batallas internas de control partidario.
Esa oposición dispersa está conformada por Libre, Partido Liberal y el partido en formación “Salvador de Honduras” que dirige Salvador Nasralla.
Las fuerzas internas y su lucha
En el Partido Nacional, el discurso de la unidad no es del todo sostenible. El primero en dejar entrever que la unidad no existía fue el designado presidencial, Ricardo Álvarez, También el expresidente Lobo Sosa y el último en sumarse a esa línea, ha sido el propio presidente del Congreso Nacional, Mauricio Oliva, al asegurar que el Partido Nacional “no tiene dueño, no tiene un fierro” porque no “pertenece a nadie” y que la unidad no se “pega por decreto”.
En el nacionalismo, los comicios internos podrían ser intensos, el movimiento de “papi a la orden” no termina de arrancar, pero la mayor parte del aparato político gubernamental se ha volcado hacia ahí, en tanto la otra gran fuerza visible es la de “Juntos Podemos” de Oliva.
Mientras, el movimiento de Ricardo Álvarez ha mantenido su dinámica de hormiga, visitando los diferentes rincones del país y escuchando a los partidarios en sus quejas, propias del desgaste del prolongado gobierno azul.
Reinaldo Sánchez, mantiene su dinámica partidaria y también vista el interior del país donde se reúne con líderes y dirigentes de los comités y órganos locales del nacionalismo.
El expresidente Lobo Sosa, sin ninguna bendición oficial, hace su lucha y muestra de algún afecto en sectores del nacionalismo, más desarraigados del gobierno.
La unidad no está sellada y ese desafío del partido en el poder, aparece otros que le han afectado y que tienen que ver con el embate de señalamientos judiciales a algunos de sus miembros.
Pero los nacionalistas siguen trabajando en su organización partidaria, lo que marca una característica de ese instituto político regido por la disciplina.
De esta suerte, los comicios internos y generales a los que se verá enfrentado el Partido Nacional, último rescoldo de lo que fuera el bipartidismo político en Honduras, no serán fáciles, y el desafío está en no quedar despedazados como ocurrió con los liberales, conservar el poder o convertirse en una fuerza opositora poderosa.