Roma – El papa Francisco, de 88 años y con problemas respiratorios crónicos, ha logrado superar una estancia de casi 40 días por una neumonía bilateral en el Policlínico Gemelli, con «dos episodios críticos que pusieron en peligro su vida», según revelaron los médicos al anunciar que mañana, domingo, recibirá el alta hospitalaria.
El pontífice «será dado de alta mañana» al encontrarse «estable desde hace quince días. El periodo de reposo en la Casa Santa Marta continuará y permanecerá en convalecencia durante al menos dos meses», reveló este sábado el doctor Sergio Alfieri, jefe del equipo que le ha tratado, en una rueda de prensa por sorpresa en el Gemelli.
El anuncio esta mañana de que Francisco tenía intención de asomarse el domingo a la ventana del apartamento del décimo piso del hospital donde está ingresado, al término del rezo dominical del Ángelus, ya se había tomado como una clara señal de que la lenta y gradual mejoría de las últimas semanas se estaba consolidando.
Pero nada hacía prever que el papa fuera a regresar ya al Vaticano e incluso la sala de prensa de la Santa Sede había anunciado para el próximo lunes el siguiente parte médico.
«Está contentísimo», reveló el doctor Luigi Carbone, médico de la Dirección de la Sanidad del Vaticano y que es el responsable de la salud del pontífice, antes de añadir que Francisco «lleva cuatro días preguntando» cuándo sale.
El papa ingresó el pasado 14 de febrero en el Gemelli por sus problemas de respiración, que resultaron deberse a una bronquitis por infección polimicrobiológica a la que se sumó una neumonía bilateral, con «dos episodios críticos que pusieron en peligro su vida».
Los médicos confirmaron que la neumonía bilateral ya no sigue ahí, pero «decir que está completamente curado de todas las especies microbianas todavía llevará tiempo» de convalecencia en Santa Marta, durante la cual «no necesitará muchas cosas, pero sí oxígeno».
Alfieri, responsable de Cirugía del Gemelli y que operó al papa en las anteriores ocasiones, explicó que ahora es más segura su casa que el hospital, «que es donde se pueden contraer infecciones con mayor facilidad”.
Francisco, que «nunca ha estado intubado y siempre ha estado consciente», siempre ha mantenido «su buen humor» a pesar de la dificultad que eso conlleva en los momentos más duros, añadió.
Y citó, como ejemplo, que después de uno de esos duros momentos, le preguntó cómo se encontraba, y el papa le respondió: «Aun estoy vivo». Entonces «entendimos que había recuperado su buen humor».
Carbone, que se encargará del tratamiento del papa en el Vaticano, explicó que allí «continuará con la terapia motora y respiratoria que ha hecho en el hospital. En este momento es lo más importante y lo que necesita para recuperarse».
Y preguntado sobre la capacidad de recuperar la palabra, después de tanto tiempo usando oxígeno, Carbone explicó que es «difícil», pero «viendo la mejoría», que «ha sido importante respecto a hace diez días», espera que sea «en breve tiempo».
El pasado 6 de marzo, durante el Rosario por su restablecimiento que se reza cada noche en la plaza de San Pedro, el papa envió un mensaje de audio con un hilo de voz que levantó preocupación.
«Ahora hace falta una rehabilitación porque mucho tiempo con oxigenación de altos flujos te seca la tos y casi tenés que volver a aprender a hablar», había explicado este viernes el prefecto del dicasterio para la Doctrina de la Fe, el cardenal argentino, Víctor Manuel Fernández, muy cercano al papa y que también negó que el pontífice fuera a renunciar.
Mañana se producirá la esperada reaparición pública del papa «para saludar y bendecir al final del Ángelus», por lo que no se espera que dirija unas palabras a los fieles, aunque con Francisco siempre es difícil hacer previsiones. JS