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El papa celebra una misa ante 50,000 personas en Marsella con la presencia de Macron

Marsella (Francia) – Miles de personas se apostaron este sábado en la Avenida du Prado de Marsella, que asciende directamente desde el Mediterráneo, para aprovechar la oportunidad «histórica» de ver al papa Francisco, que fue aplaudido y ovacionado entre banderas vaticanas, francesas y marsellesas.

A pesar del intenso sol y en medio de un fuerte dispositivo de seguridad, Francisco cruzó parte de la ciudad en el papamóvil, en dirección al estadio Velódromo, donde unas 50,000 personas le esperaban para encabezar una misa que puso el broche de oro a la tercera edición de los Encuentros Mediterráneos.

El recorrido había sido organizado por la ciudad, la diócesis y el Gobierno francés precisamente para dar a las personas que se habían quedado sin entrada, debido a la alta demanda, la ocasión de participar en el evento.

De acuerdo con las estimaciones de las autoridades locales, unas 100,000 personas estuvieron presentes a lo largo del recorrido hasta el estadio, según informó el Vaticano.

«Histórica, histórica», definía a EFE esta oportunidad una vecina marsellesa de orígenes españoles, que acudió a disfrutar de toda su familia, incluida su bisnieta de 19 meses.

En la Avenida du Prado, además, se habían instalado algunas pantallas gigantes para seguir en vivo la misa.

«Es una personalidad que solo nos aporta cosas buenas. Es la paz, es todo», contaba a EFE otra francesa entusiasmada, llegada de la vecina ciudad de Aix-en-Provence, ataviada con pequeñas banderas blancas y amarillas y con la tricolor francesa en la cabeza.

Otra bandera que se vio mucho fue la blanca con la cruz azul de la ciudad de Marsella, signo de una visita que la «ciudad focense» considera histórica.

No en vano, esta era la primera vez que un papa visitaba a la gran puerta francesa al Mediterráneo desde 1533, con Clemente VII.

Francisco había llegado ayer a Marsella para la clausura de la tercera edición de los Encuentros Mediterráneos.

Este evento, que celebraba su tercera edición desde el domingo pasado, reunió a obispos de una treintena de países y también a jóvenes de diferentes nacionalidades, para fomentar la comunión entre los creyentes del área mediterránea.

La basílica de Notre-Dame-de-la-Garde fue la primera parada de Francisco, para encabezar una oración y un homenaje a los desaparecidos en el mar, ya que la crisis migratoria en el Mediterráneo fue el gran foco del mensaje que Francisco lanzó desde Marsella.

«El Mediterráneo ha pasado de ser cuna de la civilización a tumba de la dignidad. Es el grito sofocado de los hermanos y hermanas migrantes», dijo este sábado en el salón de actos del Palais du Pharo al clausurar el foro, con presencia de religiosos de todo el Mediterráneo y de personalidades políticas francesas, como el presidente Emmanuel Macron.

Con él mantuvo un breve encuentro a puerta cerrada justo antes del mediodía y, tras hacer una pausa en su agenda para el almuerzo y para descansar, partió en el Papamóvil hacia el Velódromo. EFE

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