Tegucigalpa.- El nuncio del papa Francisco en Honduras, monseñor Gábor Pinter, impuso este domingo el palio arzobispal al arzobispo metropolitano de San Pedro Sula, la segunda ciudad más importante del país centroamericano, Michael Lenihan, tras su toma de posesión el pasado 11 de marzo.
La celebración de imposición del palio tuvo lugar en la Catedral Metropolitana de San Pedro Apóstol, en San Pedro Sula (norte de Honduras), a la que asistieron obispos, presbíteros, diáconos y decenas de fieles.
El palio es una insignia eclesiástica de lana virgen que portan exclusivamente los arzobispos y, según explicó Pinter, representa «un símbolo de la unidad y señal de comunión con la sede apostólica, un vínculo de caridad y estímulo de fortaleza».
«Para esta iglesia que peregrina en San Pedro Sula es un hecho inédito en su historia porque ahora su sede es arzobispado y usted excelencia (Michael Lenihan) es el primero de los muchos que por providencia divina esperamos puedan venir a mantener esta sucesión apostólica hasta que el Señor vuelva», subrayó el nuncio apostólico.
El Palio se coloca sobre la casulla y rodea los hombros, en forma de collarín, con dos apéndices que caen sobre el pecho y la espalda. Incorpora, además, seis cruces negras bordadas, una en cada hombro, dos más por delante y otras dos por detrás.
Con la imposición del Palio, añadió Pinter, «nos unimos en oración con el sucesor de Pedro, el papa Francisco, pedimos por sus intenciones y magisterio petrino a favor de toda la Iglesia».
El nuncio pidió que la luz del Santo Espíritu «guíe el caminar» del arzobispo de San Pedro Sula, de 72 años y natural de Abbeyfeale, Irlanda.
Al inicio de su homilía, Lenihan dijo que «sería hermoso si pudiéramos pasar nuestra vida en el Monte Tabor en la presencia de Dios, experimentando esta manifestación, pero nuestra vida no es así».
El arzobispo considera que «pasamos muchos momentos en el (monte) Calvario cargando la cruz de cada día, también gritando muchas veces: Señor porque permites tanto dolor, tanto sufrimiento, tantas cruces en este mundo en que vivimos».
El mundo, muchas veces, es «de oscuridad», pero «siempre el Señor nos acompaña», subrayó Lenihan, quien pidió a la población «transfigurar» su vida, la cual en ocasiones es «desfigurada por la maldad, el egoísmo, la envidia, el odio, el pecado».
El religioso también le solicitó a Dios ayuda para «transfigurar» Honduras, un país «hermoso, de muchos recursos, muchas bendiciones, pero también un país desfigurado por la violencia y la delincuencia, la corrupción y la injusticia, la maldad».
Lenihan sucedió en el cargo a monseñor Ángel Garachana, de nacionalidad española, quien estuvo al frente de la diócesis de San Pedro Sula durante 28 años y de la que se retiró por razones de edad, lo que le llevó a renunciar ante el papa Francisco.
Bajo la nueva archidiócesis de San Pedro Sula, estarán las diócesis de Trujillo, La Ceiba, Santa Rosa de Copán y Gracias, en el Caribe y occidente del país. EFE
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