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El nuevo centro de seguridad espacial de la ESA evitará daños a satélites

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Darmstadt (Alemania) – El nuevo centro de seguridad espacial de la Agencia Espacial Europea (ESA) mejorará la predicción de tormentas solares para evitar daños a los satélites y a otras infraestructuras que son necesarias para algunas actividades cotidianas en la Tierra.

Esta instalación, preparada para el control de vuelo a tiempo real e inaugurada este martes por el nuevo director general de la ESA, Josef Aschbacher, cuenta con una superficie de 70 metros cuadrados y se encuentra en el centro de control de operaciones que la ESA tiene en la ciudad alemana de Darmstadt, cerca de Fráncfort, en el centro de Alemania.

Dispone de estaciones de trabajo para cinco ingenieros y conexiones a la infraestructura de operaciones de las misiones de la ESA.

Inicialmente se pensó que estuviera en Madrid, pero posteriormente se decidió ubicarla en Darmstadt por razones logísticas porque aquí se encuentra el centro de control de operaciones de la ESA y el seguimiento de la basura espacial.

Los ingenieros recibirán, analizarán, procesarán y compartirán datos para la meteorología espacial, que mide las condiciones medioambientales en el espacio según la actividad solar y su influencia en la magnetosfera, la atmósfera y la superficie terrestre.

En el futuro los datos detallados que se generen en el nuevo centro de seguridad espacial servirán también para predecir accidentes ocasionados por la basura espacial.

En la inauguración, Aschbach dijo que «una tormenta solar grande puede causar daños de 15,000 millones de euros» a Europa (unos 16,300 millones de dólares al cambio actual) porque puede dañar el funcionamiento de los satélites y de las infraestructuras que se usan cotidianamente en la Tierra.

Incluso, una actividad solar normal puede tener un efecto costoso en los satélites y las infraestructuras terrestres.

Estas perturbaciones en el funcionamiento de los satélites pueden afectar a la aviación, al transporte y a otras actividades que dependen de un posicionamiento preciso.

La coordinadora del nuevo centro de seguridad espacial de la ESA, Melanie Klein, declaró a Efe que «hace unos años una tormenta solar hizo que las redes eléctricas se sobrecargaran y produjo un apagón que dejó sin electricidad a la región de Quebec, en Canadá, durante varias horas».

Por ello, añadió Klein, «el objetivo de este nuevo centro de seguridad espacial es medir en detalle los datos de la magnetosfera para proteger los satélites y otras infraestructuras».

Porque el poder del Sol es enorme y altera el campo magnético protector de la Tierra, creando tormentas geomagnéticas que pueden dañar satélites al destruir su electrónica y otras tecnologías que se usan actualmente.

El Sol es una bola de gas caliente 1.3 millones de veces más grande que la Tierra que emite constantemente viento solar, una corriente de partículas atómicas cargadas de energía.

También libera eyecciones de masa coronal, que son explosiones de plasma solar que es lanzado al espacio.

Aunque se encuentra a una distancia de 150 millones de kilómetros su actividad puede influir en la Tierra y su entorno espacial.

La llegada de rápidas nubes de plasma o corrientes de viento solar a alta velocidad alteran el campo magnético protector de la Tierra y crean tormentas geomagnéticas.

Un fenómeno solar extremo de este tipo puede crear daños permanentes en la localización mediante GPS, las telecomunicaciones, las operaciones vía satélite, el seguimiento espacial, la radionavegación, las redes eléctricas y las redes de transporte de combustible.

Por ejemplo, la ESA ya observa la fuerte influencia de la actividad solar en servicios de navegación por satélite como Galileo, en el que se han producido perturbaciones por el impacto de la meteorología espacial en la parte más elevada de la atmósfera.

El nuevo centro de seguridad espacial de la ESA analizará los datos de otras misiones como Vigil, la primera operación que vigilará el Sol y ayudará a protegerse de sus violentas explosiones.

Esta misión, que era antes conocida como Lagrange y será operativa en 2028, tiene la función de ayudar a proteger las infraestructuras de la Tierra, los satélites, a los habitantes y a los exploradores espaciales de fenómenos solares imprevisibles y violentos. AG

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