El presidente del Ejecutivo, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, anunció estos planes en su discurso sobre el Estado de la Nación, en el Congreso de los Diputados, en el que desgranó una serie de medidas para frenar la crisis que en España se traduce en una caída del crecimiento y cuatro millones de desempleados.
El debate, el más difícil de los cinco que ha vivido Zapatero desde su llegada al poder en marzo de 2004, se produce en vísperas de las elecciones al Parlamento Europeo que se celebrarán el 7 de junio, por lo que se ve cómo un termómetro para medir a los dos principales partido, el gobernante Socialista y el conservador Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy.
Durante más de una hora, el jefe del Ejecutivo expuso sus planes que fueron recibidos con fuertes criticas por los partidos de oposición que los ven insuficientes y poco realistas.
Para el cambio de modelo productivo, Zapatero adelantó que se destinarán 25.000 millones de euros (unos 34.000 millones de dólares), que serán distribuidos en un Fondo para la economía Sostenible, dotado con 20.000 millones de euros y otro de Inversión Local, respaldado con 5.000 millones de euros.
Y para combatir la destrucción de empleo anunció una reducción en 5 puntos en el Impuesto de Sociedades (actualmente en el 20 %) a las pequeñas empresas que mantengan o mejoren sus plantillas.
La rebaja será aplicada a las compañías de menos de 25 empleados y que tengan una facturación anual inferior a 5 millones de euros (6,8 millones de dólares), de las que hay un gran número en España.
Empleo fue la palabra que más pronunció Zapatero ante un auditorio que ve en los cuatro millones de parados la mayor urgencia del país.
De esos cuatro millones, 1.300.000 perdieron su puesto de trabajo solo en los últimos doce meses, y medio millón son extranjeros, una mayoría procedentes de países de América Latina, Marruecos y Europa de este, que llegaron a España en la última década atraídos por el despegue económico español.
Zapatero reconoció que su Ejecutivo «se equivocó» en sus predicciones económicas y que fue sorprendido por la virulencia de la crisis y la magnitud del estallido de la «burbuja» del sector de la construcción, la locomotora de la economía española.
Por ello, incidió en la necesidad de alejarse de esa dependencia de la construcción y establecer «un modelo de crecimiento renovado», de resultados a medio y largo plazo, que cree puestos de trabajo a partir de sectores innovadores y ligados al fomento de las energías renovables, una «economía verde y sostenible», que calificó de «gran yacimiento de empleo».
Al igual que hiciera hace dos años cuando sorprendió con el llamado «cheque bebé», una ayuda de 2.500 euros por cada niño nacido en España, hoy anunció que el Gobierno facilitará que cada alumno de entre 10 y 11 años de colegios públicos o subvencionados disponga el próximo curso de un ordenador personal portátil.
Los portavoces de los grupos de oposición le reprocharon falta de autocrítica, de estar fuera de la realidad y de carencia de medidas concretas de ayuda a los desempleados.
«Recesión, déficit, deuda y un paro (desempleo) galopante, ese es el Estado de Nación», dijo Mariano Rajoy en su respuesta, tras acusar a Zapatero de tener la cifra de desempleo «más alta de toda Europa» y reprocharle no haber hecho «ni una sola reforma» para evitar la grave situación actual.
«Es urgente la rectificación» para evitar que la situación empeore aún más, afirmó Rajoy, que dijo que la «economía española necesita un plan» general, que pasa por «corregir nuestras rémoras estructurales, es decir hacer reformas», entre las que citó en primer lugar «la reforma laboral» con una flexibilización del mercado de trabajo.
Los nacionalistas catalanes vieron en la exposición de Zapatero «un discurso propio de vigilia electoral», en alusión a los comicios europeos del 7 de junio.
El Partido Nacionalista Vasco (PNV), que retiró su apoyo al Gobierno en el Parlamento nacional tras el pacto alcanzado por los socialistas vascos con el PP en el País Vasco y le dejó en una posición de fragilidad, le acusó de pedir «actos de fe» y presentar «medidas inconexas».
Para Rosa Díez, de Unión, Progreso y Democracia, el discurso de Zapatero incluye «propuestas antisociales que castigan a las clases medias», como su anuncio de que se suprimirá a partir de 2011 la desgravación por compra de vivienda.
Gaspar Llamazares, de Izquierda Unida, dijo que Zapatero «elude la realidad y propone un futuro mejor para dentro de una década».