Tel Aviv – Escalas diplomáticas en terceros países, un consulado fantasma y banderas escondidas, así viajarán al Mundial de Qatar 2022 los 30.000 israelíes que priorizan el fanatismo por el fútbol sobre el riesgo de viajar al primer Mundial que se celebra en un país árabe y políticamente hostil con Israel.
«¿Se dan cuenta lo locos que estamos que vamos a viajar a un país enemigo para mirar un torneo de fútbol?», lee un mensaje hebreo en un grupo de Facebook llamado Mundial 2022 Grupo Oficial.
El comentario es uno de los cientos que se publican cada día en este grupo de 9.000 miembros creado para ofrecer una red de apoyo a los israelíes que viajen a Doha para ver el fútbol de primer nivel que no tienen en su país, cuya selección no participa en un Mundial desde 1970.
Una de ellas es Amit Kaminsky, residente de Tel Aviv de 25 años, que viajará al país del Golfo pese a la desaprobación de su familia.
SIN HEBREO NI BANDERAS
«Es cierto que habrá gente de Irán, Arabia Saudí y de países árabes vecinos de Qatar. Probablemente sean muchísimos, pero nosotros intentaremos no ir con símbolos judíos o israelíes, no hablar hebreo en las calles y mantener un perfil bajo», comenta a EFE, aunque dice no tener miedo al tratarse de un evento masivo, «con gente de todo el mundo y una atmósfera internacional».
En el grupo de Facebook, Amit halló no solo una red de ayuda mutua sino también incontables consejos sobre cómo comportarse en Qatar, cómo mantenerse segura y qué hacer en caso de emergencia, considerando que no hay relaciones diplomáticas entre ambos países.
Sobre esta cuestión, si bien el Ministerio de Exteriores israelí no lo ha anunciado formalmente, medios locales confirman que habrá presencia consular sobre el terreno para ayudar a quienes requieran asistencia. Esta representación se extenderá solo mientras dure el torneo, tras el cual Qatar volverá a imponer el veto a israelíes que levantó temporalmente en ocasión del Mundial.
«Catar es un país difícil para Israel, ya que tiene conexiones con múltiples grupos como el Talibán y (el movimiento islamista palestino) Hamás, además de Irán», destaca a EFE Yoel Guzansky, investigador del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional de Israel.
Sin embargo, matiza, ambos países mantienen contactos frecuentes y relaciones informales, por lo que cree que cooperarán para mantener la seguridad de los israelíes.
«Catar no quiere problemas, invirtieron muchísimo dinero para albergar el Mundial y les interesa que el evento transcurra en paz y sin ninguna crisis», anticipa.
Para los israelíes acostumbrados a viajar a Europa a ver jugar a sus ídolos, tener el evento deportivo más grande del mundo en Oriente Medio resulta una oportunidad única.
CERCA PERO LEJOS
Si bien son solo 2.000 los kilómetros que los separan de Doha, el trayecto no se puede recorrer por tierra ni mediante vuelos directos, por lo que deben volar a través de países como Chipre, Jordania, Turquía o Emiratos Árabes Unidos.
Estas dificultades logísticas llevaron a que muchos fanáticos acudieran a agencias de turismo para gestionar su viaje.
«La gente prefiere sentirse segura, entonces acuden a nosotros para tener garantías, como por ejemplo, que su avión no sobrevuele Irán», menciona a EFE Gabriel Mizrahi, director ejecutivo de la agencia de viajes TikTik, que ha vendido más de 1.000 paquetes que incluyen hospedaje, entradas y vuelos con «escala diplomática» en Chipre.
Mizrahi, al igual que distintos medios locales, estima que unos 30.000 israelíes viajarán al Mundial, de los cuales un 60% son judíos y el resto pertenece a la minoría árabe del país, según sus estimaciones.
«Uno de los principales motivos por los que iré a Catar es porque es un país árabe, que me resulta muy interesante y al cual tenemos prohibido entrar», menciona Mohamed Diab, informático de 36 años y residente de la ciudad árabe de Tamra, al norte de Israel.
Diab destaca la ventaja del idioma, que espera le permita interactuar con locales y aficionados de otros países de la región, como ya hizo en Dubai, cuando se convirtió en uno de los primeros israelíes en viajar a Emiratos tras la normalización de relaciones diplomáticas con Israel en 2020.
La posibilidad de establecer contactos y puentes con otras culturas de la zona durante el Mundial fue también lo que motivó al israelí Shajar Cohen a crear una línea de kufiyas, pañuelos utilizados sobre la cabeza en países árabes.
«La idea es que todos los israelíes que viajen a Qatar lleven su kufiya, para así enviar desde aquí nuestro mensaje de unidad», señala Cohen, que creó las «Kufiyas Ponte» junto a socios judíos y musulmanes, con quienes busca «mostrar respeto por la cultura local» durante el Mundial y llegar a clientes de todo el mundo para que «sientan la atmósfera de Oriente Medio» durante la competencia.
«Estos torneos son un crisol de culturas, una mezcla de gente de todo el mundo conectadas a través del deporte, y nosotros queremos ser parte de eso», cierra.